Compartir:

En un blanco y negro y una relación de aspecto poco convencional en el cine actual, el cineasta peruano se adentra en el conflicto armado de su país para crear una historia en la que retrata la violencia y la muerte.

Leer también: Barranquijazz revela su afiche y confirma sus primeros invitados para el 2024

Relacionado: Temporada 2 de ‘La Casa del Dragón’ rompió récords de visualización

Con la película Diógenes, su ópera prima, el creativo cuenta la historia de dos niños que son criados en aislamiento en Los Andes peruanos por su padre, un pintor de Tablas de Sarhua que intercambia su arte por provisiones en el pueblo.

Un día, Diógenes no se despierta, y los niños conviven con el cadáver de su padre durante tres días, esperando que despierte. Tras reconocer su muerte, Santiago y Sabina emprenden un viaje en busca de su pasado.

La película aborda temas de identidad, autosuficiencia y autoempoderamiento en un contexto marcado por la violencia y la incertidumbre, reflejando la realidad de muchas familias peruanas en la actualidad.

Y es que al hablar de la violencia y del conflicto armado en su país, el cineasta considera que era imposible no tocar esos temas, pues todo discurso cinematográfico es una intención política.

“Todo discurso cinematográfico que se realiza desde el marco de un país y que retrata de alguna manera quienes viven dentro de ese país hace parte de una postura política histórica. Así yo hubiera hecho la película sin hacer ninguna referencia al conflicto armado interno, sin hacer ninguna referencia a la post violencia, sin hacer ninguna referencia a ningún conflicto político de manera intencional, igual la película hubiera tenido un discurso, sea que acercándose a lo que están alejándose del sistema”, dice el director.

Barbuy ofrece una ópera prima que reflexiona sobre las consecuencias del conflicto armado interno en Perú, explorando las secuelas emocionales y psicológicas en un entorno postconflicto.

De interés: “Colombia es una plaza muy importante de producción”: Patricia Jasin

A través de una narrativa poética y una puesta en escena visualmente impactante, Barbuy utiliza elementos como movimientos de cámara verticales y travellings circulares para construir un mundo particular, sumergiendo al espectador en la realidad de una familia desarraigada que habita en un limbo entre la vida y la muerte.

Cortesía: DOC:CO

La decisión del blanco y negro

La cinematografía en tenso blanco y negro de Mateo Guzmán y Musuk Nolte refuerza esta atmósfera de ensoñación y duelo. La mirada de Sabina, la joven protagonista, nos guía por esta historia de pérdida, dolor y la posibilidad de sanación.

Barbuy diseña un entorno cerrado sobre lo irrecuperable, donde el duelo silencioso y la búsqueda espiritual se convierten en elementos centrales, y a través de símbolos y recuerdos, explora temas universales como la memoria, el perdón y la reconciliación.

Y es que esta decisión de filmar en blanco y negro fue algo que estaba pensado desde la escritura del guion pues Barbuy mientras escribía se inspiraba en el archivo fotográfico de un amigo documentalista y este estaba todo en esa forma.

“Y luego, pues fue muy claro también que el blanco y negro nos alejaba de una mirada más estereotípica y quizás publicitaria y turística de los andes peruanos, ¿no? A la imagen que normalmente estamos acostumbrados de ver toda esa inmensidad de colores. Entonces eso nos podía permitir profundizar un poco más en la historia y no tanto en la visualidad a la que ya estamos acostumbrados”.

Lea aquí: Muere la actriz francesa Anouk Aimée, famosa por ‘La Dolce vita’

Otro aspecto a nivel técnico que salta a la vista es la relación de aspecto, que vendría a ser la forma en cómo se ve “el tamaño” de la pantalla. En esta ocasión es un 4:3, o lo que vendría a ser una imagen como la de los televisores antiguos, un poco más cuadrada, a diferencia de las horizontales de la actualidad.

Barbuy explica: “Como es una película de un caso de aislamiento. En el aislamiento, nosotros desde la dirección de fotografía, la dirección de la película entendimos que el aislamiento en este caso estaba relacionado con de alguna u otra manera estrechar la realidad. Entonces que la película tuviera también ya el formato con esa estrecheza, es como decir acá hay algo que nosotros estamos acostumbrados a ver en un cine, al menos en 16:9, por lo menos, sino más en una relación de aspecto como mucho más horizontal y panorámica”.

Cortesía: DOC:CO

Le hace caso a sus sueños

La película fue creada íntegramente en el pueblo ayacuchano de Sarhua. La idea de Diógenes surgió de un sueño que Leonardo Barbuy tuvo hace siete años sobre un hombre que vive solo en las alturas de los Andes y muere sin que nadie lo note.

Este concepto se concretó cuando Barbuy, con la guía de la lideresa sarhuina Elizabeth Canchari, y su equipo comenzaron una serie de visitas a Sarhua, descubriendo que la comunidad de pastores y artesanos era el escenario perfecto para la historia.

Relacionado: Amanda Dudamel, la hija del técnico de Bucaramanga que fue virreina universal

“Yo suelo hacer mucho caso a mis sueños. Hago muchas cosas en mi vida respondiendo a eso. Entonces empecé a reflexionar sobre ese sueño y pues fue un encadenamiento grande que me llevó también a la sierra”.

Esta cinta es una co-producción de La Selva Cine, casa productora de las cineastas Laura Mora (Los Reyes del Mundo y Matar a Jesús), Daniela Abad (Carta a una Sombra y The Smiling Lombana) y Mirlanda Torres; junto con la productora peruana Illari Orccottoma Mendoza de Mosaico y David Hurst de Dublin Films (Francia).