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El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más frecuente entre los hombres en Colombia y una de las principales causas de muerte por esta enfermedad. Cada año, se diagnostican más de 16.400 nuevos casos, lo que lo posiciona como el cáncer más común en la población masculina y el tercero más letal en el país .

De acuerdo con el informe más reciente, para febrero de 2025 se reportaron más de 71.600 casos prevalentes, una cifra que evidencia el creciente impacto de esta enfermedad.

A pesar de estas cifras y de contar con herramientas efectivas para la detección temprana, como la prueba de antígeno prostático específico (PSA), un gran porcentaje de pacientes sigue recibiendo el diagnóstico en fases avanzadas. Se estima que el 41,72 % se encontraba en estadio II y más del 22 % ya estaba en estadio IV, cuando el cáncer se ha diseminado y las opciones de tratamiento son más limitadas.

Además, el seguimiento postratamiento solo alcanza el 67,42 % de los casos, lo que refleja una brecha preocupante en la continuidad del cuidado que es fundamental para prevenir la progresión de estadios tempranos a estadios más avanzados cuando se logra detectar a tiempo.

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Durante las etapas avanzadas, los síntomas suelen ser más evidentes e intensos como el dolor en la espalda, pelvis o costillas, debilidad en las piernas, sangrado en la orina o el semen, dificultad para orinar y pérdida del control de esfínteres, entre otros.

“A pesar de su impacto, muchos de los signos de alerta suelen ser minimizados o confundidos con molestias pasajeras. Esta percepción, alimenta prejuicios que hacen que los pacientes posterguen la consulta médica hasta que es demasiado tarde”, aseguró la doctora Ana María Bravo, directora médica de Johnson & Johnson Innovative Medicine para Latinoamérica Norte.

Así, es fundamental realizarse controles médicos periódicos a partir de los 50 años, o incluso antes si hay antecedentes familiares o factores de riesgo. Estar atentos a cualquier signo fuera de lo habitual y actuar con rapidez frente a los cambios puede marcar la diferencia entre un diagnóstico tardío u oportuno, un proceso en el que el cuidador desempeña un rol fundamental, ya que muchas veces es quien identifica los síntomas a tiempo y motiva a la consulta.

El cáncer de próstata no espera, y cada oportunidad de detectarlo a tiempo puede traducirse en vidas transformadas. Sin embargo, contar con herramientas de detección no basta si el miedo, los mitos o la desinformación siguen postergando la consulta médica. Promover el chequeo anual y hablar abiertamente de los síntomas es una responsabilidad colectiva.

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“Pensar que ‘si no hay síntomas, no hay cáncer’ es uno de los mitos más peligrosos, porque nos hace bajar la guardia. La salud también se cuida cuando no duele. Esta labor es aún más relevante si se tiene en cuenta que 1 de cada 8 hombres será diagnosticado con cáncer de próstata a lo largo de su vida”, finalizó Ana María Bravo.

Bajo este panorama, a partir de los 50 años es fundamental acudir al especialista anualmente como parte de un compromiso con la salud. La detección temprana sigue siendo la herramienta más eficaz para cambiar el pronóstico, hablar con un profesional de la salud es siempre el primer paso para actuar de manera oportuna y responsable.