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El domingo 30 de noviembre marca el inicio del Adviento, un tiempo especial en el calendario litúrgico que abre oficialmente la temporada navideña.

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Durante cuatro semanas, las familias cristianas se preparan espiritualmente para celebrar el nacimiento de Jesús, encendiendo cada domingo una vela que representa una virtud fundamental para este tiempo.

Este primer domingo se enciende la primera luz de la corona de Adviento, con la cual comienza un periodo de reflexión, oración y renovación interior.

X @VMilleniumCorona de Adviento

¿Qué color corresponde al primer domingo de Adviento?

Para esta fecha se enciende la vela morada, también conocida como la vela de la esperanza o la vela de la profecía. Este color está asociado con la espera confiada y con el inicio de un nuevo ciclo en la vida de la Iglesia, que en este caso corresponde al año litúrgico 2025-2026.

La vela morada representa la fe en las promesas de Dios y el anhelo por la llegada del Salvador. Es una invitación a renovar la confianza en tiempos mejores.

El morado también expresa penitencia y reflexión. Se enciende como un gesto de apertura al cambio personal y espiritual. Encender esta vela significa iniciar el camino hacia la Navidad, dejando que la luz de Cristo ilumine los días previos a su llegada.

¿Cómo realizar la oración del primer domingo de Adviento?

De acuerdo con las tradiciones litúrgicas, la oración se hace en familia o comunidad, alrededor de la corona de Adviento. Esta celebración incluye varios pasos simbólicos que ayudan a centrar la atención en el sentido espiritual de la fecha.

Pasos sugeridos: reunirse alrededor de la corona, comenzar con un canto, villancico o frase de bienvenida, el guía de la oración inicia diciendo: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

La familia reconoce sus faltas rezando juntos: “Confieso ante Dios todopoderoso…”. Después la lectura bíblica recomendada: San Marcos 13:33, un llamado a la vigilancia y disposición.

Breve silencio para meditar, encender la vela morada. Oración del guía: “Señor, encendemos esta luz para prepararnos a tu llegada. Que esta semana nos mantengas despiertos, atentos a tu presencia y fortalecidos por tu esperanza. Disipa nuestras sombras y renueva nuestra fe. ¡Ven, Señor Jesús!”. Rezar el Padre Nuestro en familia.

Luego, la despedida: “Señor, haz brillar tu rostro sobre nosotros”. Todos: “Y seremos salvados. Amén“.