La sobriedad y la elegancia de los diseños de Giorgio Armani, fallecido este jueves en Milán a los 91 años, hicieron de él uno de los grandes nombres de la moda a nivel mundial. Pocos crearon escuela como él, tanto que en Italia no hay dudas sobre cómo llamarlo: “Re Giorgio” (Rey Giorgio).
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Tras una vida dedicada a su firma, creada en 1975 y convertida en un imperio con más de 350 tiendas en todo el mundo, Armani (Piacenza, 11 de julio de 1934) nunca se alejó de las pasarelas, trabajando hasta el final, incluso de manera virtual, mientras se encontraba enfermo.
De piel siempre bronceada y pelo blanco, vestido siempre de negro, con camisetas ceñidas y, en las grandes ocasiones, camisa blanca, el diseñador italiano, muy activo pese a su edad, vivía en un palacio milanés, desde el que dirigía sus negocios y controlaba el proceso de creación de sus colecciones.
Una empresa que le llevó a figurar entre los hombres más ricos del planeta, con un patrimonio neto de más de 9.000 millones de dólares.
Clásico, minimalista, elegante y sencillo son los adjetivos que mejor definen el estilo de los diseños del dueño y presidente del Grupo Armani, que vistió a famosos de todo el planeta, desde las mayores estrellas del cine hasta miembros de la realeza o equipos de fútbol.
La sobriedad y las líneas del vestir masculino, trasladadas también a la silueta femenina, lo convirtieron en uno de los grandes de la moda de todos los tiempos y marcaron la estética de finales del siglo XX.
Hijo de una familia burguesa de Piacenza (Emilia-Romaña, norte), Armani se trasladó a Milán para estudiar Medicina, pero su fijación por la moda lo llevó a abandonar la universidad en el segundo curso para probar suerte en la costura.
Tras una temporada como escaparatista y encargado de compras de los grandes almacenes milaneses La Rinascente, trabajó para la casa Cerrutti durante dos años y como diseñador independiente, hasta que en 1975 fundó su propia firma con su amigo y socio Sergio Galeotti, fallecido una década más tarde.
El año de lanzamiento de su sello presentó una primera colección masculina, con chaquetas de traje liberadas de su rigidez original, que le reportó un éxito inmediato, tanto que en 1979 se alzó con el premio Neiman Marcus, el Óscar de la moda.
Hollywood tampoco tardó en llamar a su puerta: en los ochenta triunfó vistiendo a un joven Richard Gere en ‘American Gigolo’, y su tándem traje-camiseta, todavía hoy un clásico de sus colecciones, se hizo popular gracias a Don Johnson en la serie ‘Miami Vice’ (‘Corrupción en Miami’).
Mientras, su empresa seguía dando los pasos justos para convertirse en un imperio, con acuerdos de colaboración con gigantes como L’Oréal y nuevas aperturas de tiendas en enclaves esenciales, como Manhattan, en Madison Avenue (1984), o París (1986).
En la década siguiente, su expansión empresarial llegó a todo el mundo, incluida España, donde abrió su primera tienda en 1998 en Madrid.
La casa italiana no dejó de crecer y diversificarse hasta la actualidad, con colecciones que van desde Armani Privé hasta Armani Jeans, la más económica y accesible.
Entre su clientela más destacada, los actores George Clooney, Michelle Pfeiffer y Jodie Foster, cantantes como Ricky Martin y Lady Gaga, o Charlene de Mónaco, en el día de su boda con el príncipe Alberto.
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Además, su estrecha relación con el mundo del cine le permitió diseñar el vestuario de películas como ‘The Untouchables’ (‘Los intocables de Elliot Ness’, 1987), y de los modelos de actores como Uma Thurman y Ethan Hawke en ‘Gattaca’ (1997), Clooney y Pitt en ‘Ocean’s Thirteen’ (2007) o Christian Bale en ‘The Dark Knight’ (‘El caballero oscuro’, 2008).
Preocupado por el medioambiente y crítico con el masivo consumo y la superproducción en la industria de la moda, Armani abolió el uso de pieles de animales en sus colecciones en 2016.
Realizó en varias ocasiones diseños con fines solidarios y era embajador de buena voluntad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Durante la pandemia del coronavirus, donó más de un millón de euros para combatir la emergencia y fabricó materiales de protección para los sanitarios.
En su laureada y longeva carrera recibió los premios al mejor diseñador Internacional y a una vida dedicada al diseño de ropa masculina, del Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos, así como las más altas condecoraciones de la República Italiana: Comendador, Gran Oficial y Gran Caballero.
Aunque su título por excelencia será siempre el de ‘Re Giorgio’.