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Los exhaustivos controles de seguridad para entrar ayer a la Mostra, durante la presentación de “The voice of Hind Rajab”, fueron la primera señal de que había llegado el estreno más esperado del Festival de Venecia.

En las dos funciones de prensa matutinas, la sala fue un espejo del desgarro: periodistas con las manos en la cabeza, otros limpiándose las lágrimas y algunos que, incapaces de resistir esta ficción que no lo es, se levantaron para salir.

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El filme de la directora tunecina Kaouther Ben Hania no muestra una sola gota de sangre ni un segundo de violencia explícita.

No hace falta. Basta con escuchar la voz real de una joven palestina aterrada, acribillada mientras un voluntario al otro lado de la línea en los servicios de emergencia intenta ayudarla, para sacudirse.

Por si fuera poco, cuando ese horror parece haberse consumado, resuena el eco de otra voz: la de una pequeña que sigue viva. Sola, porque sus familiares yacen en el auto en el que viajaban, pide ayuda mientras un tanque la acecha.

Es la voz de Hind Rajab. Y no es ficción. La niña de sólo seis años murió en enero de 2024 en Gaza, tras quedar atrapada en un carro bajo fuego israelí.

Archivo particularHind Rajab.

Durante más de tres horas habló con los servicios de emergencia de la Media Luna Roja, hasta que su voz se apagó. Días después hallaron su cuerpo, el de sus familiares y el de dos socorristas que habían intentado rescatarla.

La historia representa el dolor de toda una generación: más de 17 mil niños palestinos han sido asesinados desde que estalló la ofensiva militar en octubre de 2023.

El grito de Gaza en Venecia

Lo ocurrido ayer por la mañana fue una herida que siguió abierta: la conmoción inicial que tuvieron los periodistas regresó con fuerza en la alfombra roja con una imagen contundente: los miembros del filme todos vestidos de negro cargando la foto de la pequeña.

Luego se potenció en la función nocturna, que alcanzó la cifra histórica de 21 minutos de aplausos ininterrumpidos… y lágrimas.

Tanto en el photocall matutino como en la alfombra de la tarde y la proyección posterior a esta, estuvieron presentes los actores Joaquin Phoenix y Rooney Mara, pareja fuera de la pantalla, quienes se sumaron al elenco y a la directora en un estreno sobrio y solemne.

Eligieron no hablar, para que fueran los realizadores y el reparto quienes alzaran la voz.

Su reclamo estuvo cargado de impotencia, desesperación y cólera, al ponerle rostro a las miles de víctimas de Gaza que aparecen cada día en las noticias y que, según advirtió Kaouther Ben Hania, “ya sólo causan indiferencia”.

“Cuando amplificas la voz de los palestinos te acusan de estar utilizándolos. Pero no es más que otra forma de silenciarnos”, sentenció la directora a la prensa, visiblemente conmovida.

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La documentalista, nominada al Óscar por Las cuatro hijas (2024), explicó que quiso ir más allá y darle al cine la responsabilidad de tomar la batuta de esta historia, convencida de que el séptimo arte puede crear empatía allí donde las cifras ya no conmueven.

“El cine puede crear sentimientos como la empatía. Y nos falta mucho poder ver el mundo desde el punto de vista de los niños, que es de los palestinos de la Media Luna Roja, que son héroes que tratan de salvar vidas enfrentados a tremendos obstáculos”, añadió.