Desde antes que el avión tocara pista, Barranquilla ya estaba en modo celebración. Lejos de ser una estrella extranjera o una figura de novela, era uno de los suyos el que venía de regreso. El mismo que cruzó la puerta de ‘La Casa de los Famosos’ con el alma costeña por delante, y que ahora vuelve convertido en un fenómeno popular. Andrés David Altafulla Blanco, conocido como Altafulla, llegó a su tierra este lunes 16 de junio, y el Ernesto Cortissoz pareció quedarse pequeño.
Lea aquí: ¿Qué se celebra el 23 de junio y por qué es festivo?
Una multitud de seguidores, familiares y curiosos se agolpó en la entrada, con pancartas y celulares en alto, esperando al cantante barranquillero que con su carisma y autenticidad conquistó al país entero.
4:00 p.m. Contrario a los que muchos pensaban, el artista no arribó en el primer piso del aeropuerto, sino que fue subido en el camión de bomberos acompañado de la reina del Carnaval de Barranquilla, Tatiana Angulo Fernández de Castro y el humorista Juanda Caribe.
Los gritos se sintieron con más fuerza y Altafulla, con la misma humildad que mostró en el programa, saludó y agradeció.
Y es que el fenómeno Altafulla trascendió la pantalla. En su natal Barranquilla, en Cartagena, Santa Marta, Sincelejo y hasta pueblos del interior del país, su paso por el programa fue seguido con fervor. En las casas se organizaban votaciones, se hacían caravanas nocturnas cuando él no era nominado, y se celebraba cada avance.

El lunes 9 de junio, cuando fue anunciado como el gran ganador de La Casa de los Famosos Colombia, las calles de Barranquilla y buena parte del Caribe se colmaron de emociones compartidas. Los gritos no se hicieron esperar, se oyeron en esquinas, barrios, casas y hasta desde balcones. Parecía que Junior acababa de coronarse campeón y la fiesta se encendió.
El artista no necesitó disfraces ni estrategias para ganar. Fue él mismo, con su desparpajo costeño, su risa y sus palabras. Y aunque pasó meses encerrado en una casa-estudio en Bogotá, su presencia se sintió con fuerza en toda la Región Caribe, desde Barranquilla hasta Santa Marta, pasando por Cartagena y Valledupar.

Yuleisy Gonzales llegó acompañada de sus hijas desde Malambo a demostrar toda la admiración que siente por el artista: “nos representó de una forma excelente. Ni él se cree todavía que se ganó eso pero nosotros siempre creímos en él”.
Le puede interesar: “En casa y con el corazón lleno”: Luis Díaz y Geraldine agradecen por su boda
Como todo un campeón
La calle 30 se convirtió en una fiesta de bocinas, motos y banderas de Barranquilla que se ondeaban al ritmo de Amigos nada más, ese tema que Altafulla lanzó en 2017 y que, tras su paso por el reality, ha vuelto a sonar con fuerza en las emisoras.
“Te amamos, fírmame la camisa”, gritaban desde las aceras mientras otros coreaban su más reciente colaboración Quizás en otra vida, al lado de Luister, Zaider y Dímelo King, convertida ya en otra de las favoritas.
Su victoria se celebró en los barrios como si Junior hubiese conquistado una nueva estrella y mientras él portaba la camisa del equipo rojiblanco, sus fanáticos se pusieron una camisa que retrataba su nombre con el símbolo de unas manos pegadas, imagen que simboliza la fe intacta que tuvo Altafulla en el reality.

“Ese man es nuestro! ¡Altafulla es del pueblo!”, gritaba Leidy Pacheco, una joven del barrio Rebolo, que desde las 2 de la tarde estaba plantada frente al aeropuerto con una pancarta hecha a mano y una camiseta con su rostro. “No me importó el calor. Él nos representó con berraquera. Él es real, como uno”.
La emoción no tenía edad ni género. María Eugenia Ramos, de 53 años, llegó desde Soledad con su nieta para ver a su “cantante favorito del alma”. “Mi esposo decía que estaba loca, pero es que yo lo siento como si fuera de la familia. Él nos alegró todos los días, nos hizo reír, nos hizo llorar. Eso no lo logra cualquiera”.
Altafulla salió por la puerta de llegadas poco después del mediodía y luego desde una camioneta subió al camión de Bomberos. No habló mucho. Solo levantó los brazos, sonrió y dejó que la ovación hablara por él. Lo cubrieron en segundos con abrazos, selfies, lágrimas, aplausos.
Le puede interesar: León XIV recibió a Al Pacino en una audiencia en el Vaticano
Le cantaron sus canciones. Y él respondió con ese carisma descomplicado que lo hizo rey de un reality y profeta en su tierra.