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La noche del jueves 11 de junio de 1992, hace 33 años, se cerró en Barranquilla el ciclo de vida del cantante Rafael José Orozco Maestre, quien nació en Becerril, Cesar, el miércoles 24 de marzo de 1954, en el hogar conformado por Rafael Orozco Fernández y Cristina Maestre Cuello.

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Siendo jovencito en su pueblo se ganaba la vida vendiendo agua que recogía del río Maracas, utilizando como compañero a su burro ‘El ñato’. En medio de esa faena escuchaba vallenatos y soñaba con llegar a ser cantante, lográndolo años después.

Precisamente, corrían los días finales del mes de octubre de 1974 cuando Rafael José Orozco Maestre, apareció en un concurso de voces realizado en la semana cultural del Colegio Nacional Loperena de Valledupar. Esa vez ganó y se tomó la mayor confianza para emprender su carrera musical al lado del acordeonero Luciano Poveda, con quien se presentó en distintos pueblos de la geografía costeña.

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La primera presentación fue en el corregimiento de Sempegua, municipio de Chimichagua, donde lo contrató Andrés Lobo, el dueño de la caseta ‘El trasmallo’, y dueño del picot más grande de la región, quien supo de Rafael Orozco a través de un amigo cercano.

Los artistas fueron contratados, y con el grupo viajaron seis horas en un bus de Cootracegua desde Valledupar hasta llegar a Chimichagua, donde tomaron una chalupa para cruzar la ciénaga de Zapatosa, finalizando el recorrido en aquel pueblo de pescadores.

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Rafael Orozco luego de recibir la bienvenida y a pesar del cansancio del viaje, tomó la vocería, convocando un partido de fútbol que concluyó en una pequeña discusión por un supuesto penal que no pitó el árbitro Cianci Hernández Méndez, quien pasado el tiempo afirmó que no hubo falta a pesar del reclamo airado del cantante. “Vea, si esa tarde hubiera expulsado a Rafael Orozco, hoy fuera famoso”, anotó.

Primera grabación

El primer peldaño importante de Rafael Orozco fue grabar en 1975 su primera producción musical titulada ‘Adelante’ al lado del acordeonero Emilio Oviedo Corrales, quien al respecto señaló “A Rafael lo conocí por casualidad en Aguachica, donde había ido con el gobernador del Cesar de ese entonces Manuel Germán Cuello, a la inauguración de unas obras y como es natural se formó la parranda. En el camino me la pasé tocando, cantando y como era una carretera muy mala, llegué afectado de la garganta, debido a la polvareda”.

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Siguió trayendo los recuerdos a su memoria. “En esos días se llevaba a cabo una feria en esa población del sur del Cesar, y estando en la parranda se apareció Rafael Orozco, un muchacho delgado y cabellón. Él me dijo que me ayudaba a cantar. Acepté y de inmediato quedé sorprendido con su voz. Me gustó el estilo, su afinación, su brillo y que tenía unas caídas bien suaves y llamativas”. Enseguida lo contactó y Rafael Orozco le comentó que andaba con el acordeonero Julio de la Ossa, pero no tenía ningún compromiso.

De esa manera comenzó el proceso de lo que sería su primera grabación para el sello Codiscos donde aparecieron las siguientes canciones: ‘Cariñito de mi vida’ (Diomedes Díaz), ‘El fiel amigo’ (Víctor Camarillo), ‘La Chimichagüera’ (Náfer Durán), ‘El conquistador’ (Álvaro Cabas), ‘Verdes jardines’ (Jaime Daza Molina), ‘Adelante’ (Leandro Díaz), ‘Costumbres regionales’ (Luciano Gullo Fragoso), ‘Recuerdos de mi abuelo’ (Carlos Araújo Cuello), ‘Mi orgullo’ (Fabio Zuleta Díaz), ‘El hombre mujeriego’ (Sergio Moya Molina) y ‘Mi mejor amigo’ (Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta).

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No fue fácil llegar a ese momento de la grabación donde sobresalió la canción ‘Cariñito de mi vida’, de la autoría de Diomedes Díaz, a quien saludaron como ‘El Cacique de La Junta’. Así quedó bautizado.

Respecto a ese hecho musical Emilio Oviedo, dijo. “Lograr grabar en la ciudad de Medellín con Rafael Orozco, fue sumamente difícil porque en el vallenato primaban las voces fuertes y él tenía una voz suave, melódica, bien definida. Pocos en esa ocasión creyeron, pero me la jugué y el tiempo me otorgó la razón porque se truncó aquella idea que el vallenato debía solamente interpretarse con voces robustas, caso Jorge Oñate o Poncho Zuleta”, expresó Emilio Oviedo, quien grabó una segunda producción con Rafael Orozco, titulada, ‘Con sentimiento’ hasta que de común acuerdo se separaron.

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En ese momento Rafael Orozco entró a conformar con el acordeonero Israel Romero la agrupación Binomio de Oro, la cual le entregó los más grandes éxitos en su carrera artística. En total grabaron 19 discos.

Finalmente, Emilio Oviedo aseveró. “Con ese éxito y disciplina musical que tenía Rafael Orozco, en este momento fuera el mejor, porque el vallenato ahora corre de acuerdo al estilo que lo identificó, y que lo tenía en el mejor lugar”.

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Por todas partes continúan escuchándose las canciones que con pasión interpretó Rafael Orozco, y su legado está vigente en la música vallenata. Además, en la plaza de su pueblo Becerril, se instaló un monumento para honrar su memoria. Muy bien lo señaló el periodista Fabio Poveda Márquez. “A Rafael Orozco, le adelantaron la inmortalidad”.

Definitivamente Rafael Orozco tuvo la virtud de hacer soñar a sus seguidores con los ojos abiertos, amar con el corazón paseándose por todos los sentimientos, construir esperanzas que dictaba su voz y andar por las aventuras de la vida.

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Rafael Orozco con su voz no dejó que el silencio le ganara la partida, pudiendo viajar por el horizonte inmenso donde deleitó los oídos del mundo vallenato. Además, enseñó la más grande terapia para los románticos soñadores.