La actriz bogotana Johanna Fadul es conocida por sus personajes llenos de matices, especialmente aquellos que hacen al público odiarla y amarla al mismo tiempo.
Pero eso no es algo hecho al azar, sino que a la talentosa mujer de 38 años le divierten este tipo de personajes. Se siente como pez en el agua. Está en su salsa.
Johanna saltó a la fama gracias a su interpretación en Sin senos sí hay paraíso, serie de televisión en la que encarnó a Daniela, una villana que mantuvo al espectador al borde del asiento.
Por ello, su habilidad para darles vida a personajes oscuros y complejos la ha convertido en una de las actrices más queridas y odiadas al mismo tiempo en el panorama televisivo colombiano.
Cada mirada, cada gesto de Fadul, demuestra una maestría en la actuación que nos hace olvidarnos de la Johanna real y sumergirnos en la trama.
“A mí me apasiona poder sacar eso que Johanna Fadul nunca naturalmente ni en su vida haría ni sacaría. Entonces siento que los personajes de villana me gustan, me gustan bastante, me divierten un montón”, explica la actriz a EL HERALDO desde su residencia en México en una entrevista vía Zoom.
Y una de las técnicas que más la ayudan a transmitir esos sentimientos que tienen sus personajes es al momento de leer el guion. Lo que ella vaya percibiendo lo va anotando. Ira, venganza, amor, todo lo que le va ocurriendo a sus personajes después lo demuestra en la pantalla.
“Como cuando tú lees un libro, te ríe, o te da alegría, o te dan ganas de llorar ¿sabes? Y yo siento que esas primeras emociones, que son las orgánicas, son las reales, y apunto. Y siento que eso es lo que realmente le da vida o realidad a lo que interpreto, porque automáticamente me conecto con esa primera sensación”, detalla.
Su nueva villana
Pero su talento no se limita a la televisión. En el cine, Johanna ha explorado aún más su amor por los personajes retorcidos y complejos, aunque únicamente haya participado en tres películas hasta el momento.
Su más reciente aventura cinematográfica es en la cinta Vampiras: The Brides, que llegó a los cines recientemente, donde interpreta a Nina, una vampira con una historia de venganza y dolor, en la que comparte escena con colegas de la talla de Yuri Vargas y Anderson Ballesteros, bajo la dirección de Iván Mulero.
“Mina chupa sangre, Johanna Fadul no chupa sangre”, bromea la actriz, destacando la fascinación que siente por interpretar personajes tan distintos a ella misma.
En Vampiras: The Brides, Mina no es una villana por naturaleza; las circunstancias la convirtieron en una figura vengativa. “La enterraron viva durante 100 años, y cuando finalmente se liberó decidió vengarse de aquellos que le hicieron daño”, agrega Fadul.
Esta historia de fondo le permitió a Johanna sumergirse en un papel que, aunque oscuro, está lleno de matices y humanidad.
“Yo creo que en el fondo todos los actores buscamos eso, ¿no? Salirnos 100 % de la persona para poder interpretar cosas totalmente diferentes”, comenta, resaltando cómo el arte de la actuación le permite explorar facetas desconocidas de la personalidad humana.
La actriz también comentó que es una propuesta diferente a lo que se suele ver en el cine nacional, “porque pues es una productora, una de Los Ángeles y el dinero que se le invirtió en efectos especiales lo da todo, para que sea una gran película”, comenta la actriz a esta casa editorial.
Apoyar el arte
Uno de los grandes retos que tiene la cinematografía nacional, ya sea en coproducciones o producciones netamente colombianas, es llevar al público a las salas y ese fue un llamado que hizo Fadul a los espectadores. “Son dos horitas, que se van a divertir, que se van a desconectar de su realidad, que la van a pasar bueno”.
La bogotana añadió: “Hay muchas personas a las que no les gustan las películas de miedo, esta no es una película de miedo, pero sí tiene suspenso, y sí tiene un drama oscuro, y vale la pena que vayan. Quizás en Colombia no tenemos como la cultura tan desarrollada de apoyar el arte”.
Además, la actriz reveló que esta película se realizó hace dos años y solo hasta ahora puede ver la luz, por lo que demuestra el esfuerzo que hay detrás para salir a salas. “El poder entrar al mercado es un trabajo bastante complejo, arduo, y nosotros los que hacemos parte de estos proyectos lo único que esperamos es el apoyo del público”.




















