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Por Emilin Quintero

Barranquilla fue escenario, a mediados del siglo pasado, de encuentros de compañías de teatros, ópera, comedias y zarzuelas, actividades que proyectaron a La Arenosa como una ciudad preparada para ser el nuevo encanto de América.

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Un ambiente mercantil reinaba desde la fundación de la ciudad, ya que esta contaba con uno de los puertos más importantes del país que atraía a migrantes de diversas nacionalidades, entre estos: españoles, ingleses, estadounidenses, alemanes, italianos y libaneses, quienes contribuyeron directamente al desarrollo de la ciudad y del país.

Desde esa época, los españoles habrían descubierto una mina de oro para la afición por el teatro, encontrando en ‘La escuela pública’ y ‘el Ateneo’, dos ‘teatrillos’ que prestaban un servicio a los espectadores, los lugares para iniciar esta actividad. Estos teatros eran insuficientes para la demanda de una ciudad tan transcurrida y la actividad teatral de ese tiempo.

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Es por eso que un diseño arquitectónico del británico Robert Gisber fue el cimiento que instauraría el primer teatro municipal, el cual estuvo a la altura de los grandes coliseos europeos, lo que permitiría presentaciones de diferentes géneros en el denominado teatro ‘Emiliano Vengoechea’.

A la altura de los grandes

‘El Emiliano’, conocido también como ‘El Piso de Barranquilla’, se convierte en el escenario cultural que fue inaugurado en 1895 con la primera función presentada por una compañía hispanoamericana Dalmau-Ughetti de Zarzuelas y Óperas.

Este mismo lugar sería testigo de uno de los eventos más destacados de ese momento: el concierto por el centenario de la Independencia de Colombia en 1910.

Compañías españolas que eran frecuentes en La Habana y Maracaibo fijaron como punto medio a Barranquilla.

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El arquitecto especialista en restauración y conservación de patrimonio Juan Pablo Mestre, maestro en Historia, quien ha liderado los recorridos culturales por el desaparecido teatro, trae a colación el relato histórico de Alfredo De la Espriella, gran impulsor de la cultura y guardian de la memoria de Barranquilla.

“De la Espriella en un documento titulado ‘Historia del Teatro en Barranquilla’ cita que hacia 1888 un grupo de comerciantes de la ciudad promovieron la construcción de un teatro que estuviera a la altura de grandes escenarios mundiales. El teatro municipal Emiliano como tal, viene siendo una iniciativa de un grupo de comerciantes de la ciudad. Emiliano Vengoechea fue uno de los mayores impulsores del proyecto, digamos a voto cívico es cuando se le denomina con ese nombre al teatro”, expresó el historiador.

Cortesía

Una compañía notable

El 21 de junio de 1888 se procedió a la compra del lote por parte del señor Nicolás Urrego por un valor de $5.500.00 oro, donde funcionó tal sitio, ubicado en pleno corazón de Barranquilla, exactamente, hoy esquina de la calle del Comercio (la 32) con la carrera 44 (Cuartel), punto donde los historiadores empezaron a poblar la primera manzana del caserío, trazo urbanístico donde también se sitió la primera iglesia que tuvo lugar, antes de San Nicolás, y posteriormente se construiría el teatro.

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Aquel comité notable de sociedad era conformado por: Emiliano Vengoechea, Aurelio Bermúdez, Carlos M. Sojo, Aníbal De Castro, Jacob Cortissoz, Antonio Martínez Aparicio, José María Palacio, José María Senior, Pedro Blanco Soto y Federico Stacey Jr.

La afición y el ambiente que buscaba el teatro iba dirigido a esa sociedad que tenía un gusto relevante por la escena teatral y la música clásica.

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La sociedad costeña de la época se vio fuertemente influenciada por la presencia de las colonias alemanas, italianas y judías y su participación en las empresas industriales, comerciales y de transporte fluvial.

JhoNny Olivares

Grandes de la escena

‘El Emiliano’, como se le llamó de manera popular, fue referente extraordinario de la vida cultural de Barranquilla.

En sus tablas se escenificaban eventos teatrales con la participación de artistas como Doña Esperanza Iris, Paco Fuentes, Adelina Padovani, Evangelina Adams, Bernardo Hambrina y Ramón Caral, quienes harían parte la primera compañía de teatro policíaco que visitó Colombia; en ese mismo escenario también se dio espacio a eventos musicales. Así mismo lo argumento Mestre.

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“El centro artístico el 20 de julio de 1910 conmemoró el primer centenario de la Independencia de Colombia, en compañía de la Orquesta dirigida por Don Andrés Fortich. Este fue uno de los eventos centrales que se desarrolló y que de hecho está reseñado en memorias como las que hace el Foro de la España de Historia del Teatro en Barranquilla, como uno de los mejores y más relevantes acontecimientos que pasaron en el teatro Emiliano, el concierto por el centenario”, sostuvo.

Con los cambios que la ciudad experimentó en su vida urbana, en 1943 el Consejo de Barranquilla autorizó vender y demoler el teatro Emiliano, dado que no estaba apto para presentar ningún tipo de funciones a la ciudad.

El Banco de la República realiza un recorrido

Actualmente, el Banco de la República a través de su centro cultural, desarrolla una ruta gratuita en la que los interesados recorren los grandes teatros que han existido en la ciudad. “Los teatros merecen ser estudiados y reconocidos como parte del ecosistema cultural que tuvo la ciudad para trabajar así el sentido de ciudadanía y la formación de público y su identidad”, dijo Katherine Castillo Rolong, jefe de cultura del Banco de la República.

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Castillo Rolong también contó que más que reconocer un simple edificio, se adentran en detalles que están ligados a su diseño y construcción y la vida alrededor del teatro. “Esta es una de las preguntas que deberían hacerse los ciudadanos para valorar nuestro patrimonio, este teatro fue un gran emblema cultural y merece ser recordado en cualquier época”.

La jefe de cultura del Banco de la República contó que además de esta ruta de ‘El Emiliano’, el próximo 2 de agosto iniciará la ‘Ruta de Obregón’, a las 2:00 p. m., y en septiembre habrá otras por iglesias y cementerios.