En el marco del mes del Orgullo LGBTQ+, las calles se llenan de colores, música y celebraciones que reivindican la diversidad y los derechos de un movimiento que, a lo largo de la historia, ha luchado incansablemente por la igualdad y el respeto.
Sin embargo, detrás de cada bandera ondeada y cada sonrisa de orgullo, se esconden historias de coraje, resistencia y superación. Es por ello que en EL HERALDO queremos destacar cuatro relatos de vida que muestran cómo, a pesar de los obstáculos y las adversidades, es posible construir un futuro más justo y equitativo.
En este contexto, presentamos las historias de Carla Henao, Noah Castro, Héctor Contreras y María Angélica Serje, cuatro personas que, a través de sus experiencias y activismo, han demostrado que la identidad y la orientación sexual no son impedimentos para vivir con dignidad y alcanzar grandes logros.
Son definidas desde no binarias (su identidad de género no es ni hombre ni mujer), hasta transexual y bisexual.
Marcha en Barranquilla
Desde el viernes, se desarrollaron una serie de actividades en la ciudad para conmemorar esta fecha. Hubo feria de emprendimiento y picnic artístico.
La jornada culmina este domingo 30 de junio con la tradicional marcha del Orgullo LGBTIQ+ a partir de las 2:00 p.m. en el Parque Luis Carlos Galán Sarmiento y finaliza en la Plaza de la Paz.
La gestión comunitaria de Noah

En medio de la pandemia, mientras el mundo se enfrentaba a la incertidumbre y el aislamiento, nació Noah Castro. Inicialmente, era solo un personaje en las redes sociales, pero su existencia tomó un significado mucho más profundo. A través de su vinculación con proyectos de Caribe Afirmativo, Noah empezó a exteriorizar una identidad que había permanecido oculta.
Castro se define como una persona no binaria con experiencia de vida trans, bisexual y feminista. Con formación en administración y finanzas, actualmente se desempeña como gestora comunitaria en Caribe Afirmativo.
Su labor es especialmente significativa en Cartagena, un territorio donde para ella el trabajo sexual es criminalizado y perseguido, a pesar de ser legal en Colombia.
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“Nací defensora de las mujeres trabajadoras sexuales porque siento que es una lucha que se debe seguir visibilizando, y más en un territorio como Cartagena, incluso hasta encarcelado, donde el trabajo sexual es completamente lícito en Colombia”.
Poco a poco, los talleres que desarrolló en la organización, desempeñaron un papel crucial en su autoconocimiento y aceptación, ayudándole a reconocer y afirmar su identidad no binaria.
“Esta es mi categoría y desde aquí me reconozco, porque hay unas cosas que me están atravesando y hay otras cosas que no, pero me atraviesan depende cuando yo me pongo una peluca o no”.
Sin embargo, el camino de Noah no ha estado exento de desafíos. Desde el momento en que se reconoció como una persona trans, enfrentó discriminación y rechazo en diferentes ámbitos de su vida.
“Una persona desde el momento que sale con experiencia de vida trans se echa a la familia, a los amigos, a lo social, lo cultural y lo laboral”.
Con raíces de Colombia y Venezuela, Castro ahora lucha para que todos sean aceptados, sin importar su identidad. “Hay muchas personas que desconocen sus deberes y derechos y eso hay que acabarlo”.
Carla Henao defiende los derechos de la población trans

Nacida en Barranquilla, Carla Henao es una activista que se ha destacado en el movimiento LGBTQ+, lideresa social y defensora de los derechos de las poblaciones vulnerables, con un enfoque particular en la población trans.
Estudiante de Derecho en la Universidad del Atlántico, Carla no solo se dedica a sus estudios sino que también participa activamente en diversas organizaciones y proyectos. “Hago parte de Mi Red Ips y del proyecto del territorio de pruebas rápidas de VIH y todo el tema de salud sexual y reproductiva. Trabajo con organizaciones de la sociedad civil como la Mesa LGBTQ+ de Barranquilla y el Atlántico”.
Ha colaborado con colectivos como el Bloque Feminista, el Bloque Trans, Juventud Diversa, la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico.
Karla se define como una feminista, mujer negra y trans, utilizando los pronombres ella. Su viaje hacia la identidad trans comenzó a los 21 años, cuando un proceso de autoexploración e investigación sobre poblaciones vulnerables la llevó a reconocerse en las historias de otras personas trans. “No me sentía cómoda ni con mi cuerpo ni con lo que veía en el espejo. En mi cumpleaños decidí vestirme completamente como mujer y al verme en el espejo, supe que algo había cambiado completamente en mí”.
Ha contado con el apoyo incondicional de amigos y compañeros de universidad que la han acompañado en su proceso de transformación.
“He sido muy afortunada. Mis compañeros me ayudaron a sentirme segura y me protegieron de las críticas y el rechazo”. Además, recibió el apoyo incondicional de su madre. “Mi mamá me permitió seguir en el seno de mi hogar y continuar formándome como la profesional que soy en la actualidad”.
María Angélica Serje, una madre que desafía todos los esquemas

María Angélica Serje es una mujer bisexual, también identificada como pansexual, quien ha recorrido un camino de aceptación y visibilidad dentro del movimiento LGBTQ+. A sus 29 años, decidió asumir públicamente su identidad, enfrentando desafíos y prejuicios, especialmente en su entorno laboral y familiar. En medio de todo, se ha convertido en una madre dedicada y una profesional comprometida.
Desde siempre, María supo de su atracción por personas de diferentes géneros, pero inicialmente las relaciones con mujeres y personas no binarias eran más privadas, por lo que la decisión de salir del clóset no fue sencilla. “Yo trabajaba en el magisterio, donde tenía un perfil profesional muy sólido y soportar como el murmullo, soportar todas las palabras que decían de mí era complicado”.
Serje es madre de una niña de cinco años, fruto de una relación anterior con un hombre. Sin embargo, su pareja actual, una mujer lesbiana, ha asumido el rol de madre desde que la niña tenía dos años.
“La niña la aceptó de inmediato y la reconoce como su otra madre. No fue algo impuesto. Y de ella misma surgió llamar mamá a mi compañera. Siempre supo que tenía otra mamá. Y ella dice abiertamente, tengo dos mamás”.
Héctor le baila a la diversidad

Definida como una persona no binaria, marica periférica, barrial y activista por los derechos humanos, Héctor Contreras empezó su hacia viaje hacia la no binariedad alrededor de 2014, cuando comenzó a cuestionar las normas de género.
En 2019, comenzó a explorar el concepto y en 2020, con el apoyo de la Corte Constitucional, que permitió el cambio del componente sexo-género en los documentos de identidad, Héctor decidió emprender esta batalla. “En Cartagena, no me querían hacer el trámite, así que me tocó poner derechos de petición y recibir acompañamiento jurídico de Caribe Afirmativo”.
Además de su activismo, Héctor tiene una carrera multifacética.
Es bailarín de danza tradicional y contemporánea, y estudia Administración Pública. Dirige la Fundación Casa Mangle, creada en 2012, donde también da clases de danza y trabaja en la historia de las organizaciones y en temas de cuidado del territorio y de las comunidades.
“Es importante también que se siente un precedente en el territorio y, efectivamente, al encontrarme con esta resistencia de las instituciones, lo pensé muchas veces, decir yo no, ya no hacerlo más o retractarme, no vivir, pero pensando también en el colectivo, era necesario dar la lucha para abrirle camino a otros, que tengan también la intención de hacerlo y de reconocerse”.
El baile como un lenguaje universal ha permitido que más personas le abran las puertas a la diversidad. “Es un sentir colectivo, el hecho de querer reconocer mi construcción y que hay otras formas de vivir el género y de expresar el género en el mundo y que si lo jurídico nos está dando las herramientas para hacerlo efectivo”.
La decisión de luchar por su reconocimiento no binario fue tanto personal como colectiva, pensando en las generaciones futuras y en aquellos que vinieron antes.




















