'Todos a sus puestos' se escuchaba a los gritos mientras decenas de pasajeros de un avión veían cómo un arma de fuego los apuntaba uno a uno. Angustia. Temor. Miedo. Todos esos sentimientos juntos sintieron sin saber que se enfrentaban al secuestro aéreo más largo de la historia de Latinoamérica, ocurrido el 30 de mayo de 1973, cuando un avión de SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín) fue interceptado cuando transportaba a 84 personas.
En un hecho sin precedentes el secuestro duró más de 55 horas y sobrevoló países como Aruba, Panamá y Costa Rica hasta que finalmente se supo que los secuestradores eran Eusebio Borja y Francisco Solano López, futbolistas paraguayos.
Y tomando como inspiración ese rocambolesco hecho, la plataforma de streaming Netflix estrenó la serie de 6 capítulos Secuestro del vuelo 601, dirigida por Camilo Prince y Pablo González (El Robo del Siglo) y protagonizada por Mónica Lopera, Christian Tappan, Enrique Carriazo, Ángela Cano y Marcela Benjumea, entre otros talentos colombianos.
Es por ello que EL HERALDO conversó con el experimentado Enrique Carriazo, quien le da vida al ingeniero Pirateque, el encargado de negociar con los secuestradores, para conocer más detalles de esta producción y esta historia que aunque es un hecho que hace parte de la historia del país no es mucho lo que se habla o se conoce de él.
Y justamente eso le pasó a Carriazo, quien cuando ocurrió el hecho tenía unos 5 o 6 años, pero fue a través de Camilo Prince y Pablo González que conoció esta historia.
'Yo no tenía conocimiento de este suceso. Yo conocí la historia de este secuestro con la serie, pero oírlo a través de ellos y leerlo a través de los libretos creo que fue muy emocionante, porque creo que de la mano de dos escritores como ellos no se navega en la superficie, sino en lo profundo'.
Y es precisamente esa profundidad que tiene la serie lo que le motivó a hacer parte de este proyecto, además de haber trabajado con los creadores en El caso Colmenares, otra producción con ese mismo estilo.
'Es como si le contaran una historia a uno, pero le cuentan la parte profunda, lo que se mueve, la dinámica. Es decir, genera un interés enorme y enseguida me conecté y les agradezco la invitación a participar, porque contado desde el lugar de donde ellos lo hacen es muy interesante'.
Un personaje de dualidad
Una de las particularidades del personaje interpretado por Enrique Carriazo son los dilemas morales a los que se enfrenta. Su vida está siempre fluctuando en una línea ética un poco gris, que demuestran lo complicado de su ser. A veces pareciera ser 'malo', pero en otras es 'bueno', así constantemente.
Esto no es en vano pues el veterano actor de 56 años explicó a EL HERALDO que le interesa mucho desde la parte creativa saber hacer las cosas de acuerdo a cómo uno piensa y que todos los seres humanos pensamos en términos de contrastes, de opuestos, es decir, de dualidad, algo que refleja el ingeniero Pirateque. 'Es de ahí donde nace el conflicto. Si no hay dualidad es imposible tener conflicto. Entonces me parece que los creadores de la serie manejan muy bien esos opuestos aparentemente irreconciliables y en este personaje claramente están muy bien expuestos. Entonces lograr encontrar esa manera de expresar esos opuestos me parecía algo bien interesante de navegar porque creo que genera identificación en el que lo ve'.
'Siente que no encaja'
Pero, el vivir pensando en términos de dualidad no es el único conflicto al que se enfrenta el personaje durante los seis capítulos, sino que hay más allá de eso. Precisamente el sentir que no encaja en una sociedad elitista es lo que lo lleva a cuestionarse diferentes aspectos de su vida.
'Yo creo que lo que más se impone es la sensación de estar en un lugar al que no pertenece. Y yo creo que extendiendo un poco ese concepto, eso es lo que nos pasa a nosotros en la vida. Uno al fin y al cabo nace aquí y uno dice: ¿será que yo pertenezco a esto que llamamos vida? Uno dice: ¿cómo son las reglas? ¿Cómo son las leyes? ¿Esto cómo se hace? Y uno trata por imitación de ser aceptado'.
En ese sentido, Carriazo explicó que trata de integrarse, pero hasta último momento se está dudando: ¿será que yo sé las reglas que pertenecen a esta dinámica? Llámese vida, trabajo, en la familia, 'tú dices: ¿será que yo pertenezco acá? Y por eso uno siempre está tratando de encajar, de imitar, de mimetizarse'.
El caso real ocurrido en los cielos
El 30 de mayo de 1973, el vuelo HK-1274 de la Sociedad Aeronáutica de Medellín (SAM), que transportaba a 84 personas de Bogotá a Pereira, fue secuestrado por dos hombres armados que se identificaron como miembros del ELN. Exigieron un rescate de 200 mil dólares y la liberación de presos políticos en Colombia, pero el gobierno se negó a negociar y la aerolínea solo disponía de 20 mil dólares.
Después de aterrizar en Aruba y liberar a un grupo de ciclistas, los secuestradores intentaron prolongar el secuestro viajando por otros países latinoamericanos, pero ningún aeropuerto les permitió aterrizar. Finalmente, en Mendoza, Argentina, después de 55 horas, liberaron a los últimos pasajeros y se reveló que los secuestradores eran dos futbolistas paraguayos que buscaban dinero.





















