Como buen caribeño Gabriel García Márquez llevaba por dentro una variada banda sonora que lo acompañó para hacer que sus días fueran mucho más apacibles.
De hecho el escritor cataquero logró tejer una estrecha relación entre la música y la literatura, y es que de la boca del autor insigne de Colombia fueron esbozadas algunas palabras que reivindican esta premisa.
'Yo creo que Cien años de soledad es un vallenato de 450 páginas, y lo digo con absoluta seriedad. La estética es la misma, el concepto es el mismo, el recurso es el mismo: historias que andan por ahí y que se pierden, se pierden en el olvido popular', dijo ‘El Mago de Aracataca’.
Su novela El otoño del patriarca también ha sido considerada como un concierto para piano del músico húngaro Béla Bartók y El amor en los tiempos del cólera un bolero sobre amores contrariados.
Ahora, en las nuevas letras que se conocen del literato que falleció hace casi una década, se observan claras referencias hacia esos músicos que a lo largo de sus 87 años de vida lograron quedarse anclados en sus oídos.
En agosto nos vemos cita nuevamente algunos clásicos de la autoría de Béla Bartók, del alemán Johann Sebastian Bach o del francés Claude Debussy. También de grandes referentes de la música Cubana como Celia Cruz y Elena Burke, la Reina del Bolero.
El personaje principal Ana Magdalena Bach, toma su nombre de quien fuera la segunda esposa de Johann Sebastian Bach. A través de esta mujer que cada 16 de agosto visita la tumba de su madre en una isla del Caribe, en la que decide dar rienda suelta a sus deseos sexuales, el autor expresa muchas de sus emociones y también algunos de sus gustos, los cuales se extienden hacia lo literario.
Un entorno muy musical
Las personas que rodean a la protagonista hacen que su vida esté cargada de música. Su padre había sido maestro de piano y director del conservatorio Provincial durante cuarenta años. Su marido, Doménico, también es hijo de músicos, se convirtió en director de orquesta y maestro.
Tienen un hijo ejemplar que es el primer chelo de la orquesta Sinfónica Nacional con tan sólo 22 años, y había sido aplaudido por el violonchelista soviético-ruso Mstislav Leopóldovich Rostropóvich en una sesión privada.
En cambio, la hija Micaela, de 18 años, tenía una facilidad casi genial para aprender de oído cualquier instrumento, y era novia de un excelente trompetista de Jazz.
El escritor y periodista cordobés Gustavo Tatis Guerra, en diálogo con EL HERALDO detalló que hay una presencia significativa de la música y las referencias literarias, muy al estilo de lo que ya había hecho Gabo en Memorias de mis putas tristes.
'Sobre la música, basta con mencionar el apellido de la protagonista, Bach, y el oficio de su padre, Johann Caspar Wilcken, maestro de música, trompetista y director de un Conservatorio Provincial. El encuentro entre Ana Magdalena y su primer amante se produce en medio de un bolero que ha sido compuesto con las notas del Claro de Luna del francés Claude Debussy, que era además una de las composiciones favoritas de García Márquez', explicó Tatis Guerra.
Agregó que En agosto nos vemos fue escrita por Gabo casi en el mismo tiempo de Memoria de mis putas tristes, que también ocurre en agosto (29 de agosto). En Memoria de mis putas tristes, también está el bolero, la música clásica, Mozart, Bach, Béla Bartók, encuentras unos guiños de sus predilecciones'.
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Todo un melómano
Con el paso de las páginas el lector se va topando también con escenas que son amenizadas por notas de canciones del trío Los Panchos, boleros del también mexicano Agustín Lara, valses, música italiana gracias al saxofón de Fausto Papetti, un danzón cubano al modo de Rajmáninov o algunos arreglos de Chopin.
También hace referencia a artistas de la talla de las cubanas Celia Cruz Elena Burke y la Reina del Bolero.
Composiciones del ruso Chaikovski y hasta el Danubio Azul del austriaco Johann Strauss, que es bailado en quinceañeros y matrimonios, también alimentan los oídos de quienes se adentran en esta obra de Gabito, que demuestra así que se convirtió en todo un melómano.
En el cuarto capítulo, en pleno cortejo que le hizo un misterioso hombre a la protagonista, del cual posteriormente sabría era un sacerdote, resulta todo un musical.
'Hablaron sobre la audacia de convertir en bolero una pieza de Debussy, pero él no lo había advertido. Sin duda se dio cuenta de que ella sabía de música y él no había pasado del Danubio Azul.
Ella le contó que estaba leyendo Drácula de Stoker', se lee en la novela.
Sobre los gustos musicales de Gabito, su sobrino Gabriel Eligio Torres García, le contó a esta casa editorial que su tío era 'un fanático de la Música Clásica de Béla Bartók, Beethoven, Mozart, así como también de La Sonora Matancera y toda la música cubana, esos boleros y sones de los años 40, 50'.
El hijo de Rita García Márquez, contó que hubo un tema en común que logró encontrar con su tío, la música vallenata. 'Siempre que llegaba a Cartagena me preguntaba ¿Qué hay de nuevo en el mercado musical? Y varias veces nos fuimos a tiendas de discos. Él buscaba mucho a los juglares, a Luis Enrique Martínez ‘El Pollo Vallenato’, Alejandro Durán, a su amigo Rafael Escalona, Gustavo Gutiérrez Cabello, los Hermanos Zuleta, Diomedes Díaz y Leandro Díaz, a quien le tenía una admiración casi mítica por así decirlo, porque le sorprendía la capacidad que tenía Leandro Díaz, un hombre ciego de nacimiento'.
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{"titulo":"'Animé a Gabo a terminar ‘En agosto nos vemos’: Cristóbal Pera","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/anime-gabo-terminar-en-agosto-nos-vemos-cristobal-pera-1076289"}
Músicos con la letra ‘B’
El periodista Néstor Morales, director del programa Mañanas Blu, entregó un dato bastante peculiar en cuanto a los gustos musicales del creador de Macondo. 'La protagonista es una mujer de apellido Bach, en una ocasión yo hablé con Gabo sobre cierta devoción compartida que teníamos por la música y él me dijo que le gustaban mucho los músicos cuyos nombres o apellidos comenzaban con la letra ‘B’, un dato bastante curioso que me confesó'.
Al preguntarle por algunos de estos, le respondió inicialmente que le fascinaba Johann Sebastián Bach, compositor, músico y director de orquesta de origen alemán (esposo de Anna Magdalena Bach).
En una especie de Top 3 que realizó el escritor también mencionó a la agrupación británica de Rock The Beatles, y uno que es diferente a todos, Béla Bartók, músico de origen húngaro que destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de la Europa oriental, considerado como uno de los mayores compositores del siglo XX.
'Considero que no más con el nombre de la protagonista hay cierto guiño hacia los gustos musicales de Gabriel García Márquez, el cual se va revelando con el paso de las páginas de esta novela', sostuvo Morales.
{"titulo":"Barranquilleros acuden a las librerías en busca de 'En agosto nos vemos'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/barranquilleros-acuden-las-librerias-en-busca-de-en-agosto-nos-vemos-lo-nuevo-de-gabo"}
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Referencias literarias
Orlando Oliveros, editor literario del Centro Gabo, contó que al igual que la música, ocurre lo mismo con las referencias literarias. Las novelas cortas que disfruta la protagonista son también las preferidas por Gabo: El viejo y el mar de Ernest Hemingway, El Extranjero de Camus y La vida del Lazarillo de Tormes.
'La mención de Drácula, de Bram Stoker, no aporta nada significativo en la primera parte, pero luego el lector podrá descubrirle un sentido más profundo en la medida en que conozca el resto de la historia. Dada la naturaleza de todos estos homenajes a los gustos de Gabo. Incluso el mes que se destaca en el título de la novela (agosto) está inspirado por William Faulkner, en especial por la novela que García Márquez más admiraba de él, Luz de agosto'.
Otros textos que pasan por las manos de Ana Magdalena Bach durante su búsqueda de nuevos amores fugaces en la isla del Caribe son los siguientes: Antología de cuentos fantásticos de Borges y Bioy Casares, El día de los Trífidos de John Wyndham, Crónicas Marcianas de Ray Bradbury y Diario del año de la peste de Daniel Defoe.




















