Día de la Mujer 8 de marzo: Mariana, la barranquillera que lucha por la protección animal

'A veces a uno como mujer lo insultan y le dicen '¡ay, tú si eres intensa!', expresa Mariana Gutiérrez al explicar que esa 'intensidad', a la que muchos les molesta, ha sido necesaria para salvar a centenares de vidas abandonadas en las calles y lo seguirá haciendo hasta que sus fuerzas se lo permitan.

'¿Por qué está pasando esto? Si ella lo hizo ¿Por qué yo también no podía hacerlo?', se cuestionó Mariana a la edad de 22 después de ayudar a una mujer, que necesitaba recursos para el tratamiento de una perrita rescatada, y percatarse del 'súper poder' que su sensibilidad le dio. El 'súper poder' de proteger a seres indefensos como perros y gatos que han sido abandonados, que merodean en las calles enfermos o heridos por culpa de la crueldad humana.

En el año 2018, la joven profesional en Negocios y Relaciones Internacionales creó la fundación ‘Llenando Barriguitas’. Una organización sin ánimo de lucro que comenzó realizando jornadas de alimentación cada 15 días en la Urbanización La Playa. Luego, asumió el desafío de rescatar peluditos, entregarlos en adopción y emprendió jornadas de esterilización.

Una labor, que pese a que le llena el alma desde hace cinco años, también ha sido de mucho sacrificio. 'Es bastante difícil, a veces me preguntan en qué vaca loca me monté. He sacrificado muchas cosas y en otras me ha tocado esforzarme el doble y el triple, por lo menos en la parte laboral me ha tocado tener hasta dos y tres trabajos porque no me puedo meter en una oficina de 7:00 a.m. a 5:00 p.m.', manifiesta la joven de 27 años mientras se le entrecorta su voz al otro lado de la llamada, al recordar los inicios de ‘Llenando Barriguitas’.

'Siento que la parte emocional, el hecho de no desfallecer, no sucumbir ante el cansancio, ante dificultades o la impotencia que te da cuando rescatas un animalito y no pudiste hacer más, sentir que llegaste tarde a salvarlo, no desanimarte, siento que es lo más difícil de todo esto', cuenta la internacionalista, consciente de las lágrimas, las rabias, los trasnochos que le han costado por ver recuperados a sus hijos de cuatro patas.

Todas las semanas, Mariana ocupa su tiempo entre su trabajo, visitar veterinarias y consentir a sus 45 mascotas, 39 perros y 6 gatos, que están en un refugio, ubicado en zona rural de Malambo. Un hogar por el que lucha todos los meses para mantenerlo, con ayuda de sus voluntarios, amigos, familiares y de redes sociales ella, siendo 'intensa', logra obtener los recursos para pagar gastos del lugar y los insumos necesarios para el cuidado de cada peludito.

No solamente brinda ayuda a las mascotas del refugio, también vela por la familia de sus trabajadores, de Rosa y Domingo, quienes han sido fundamentales en el cuidado de sus ‘chiquis’, como ella los llama.

'No eres intenso y no está mal cuando lo haces de una buena forma, cuando quieres luchar por algo', reitera Mariana sobre el calificativo, que para nada la ofende, al contrario, una vez más, demuestra que ella es un ejemplo de perseverancia. Además, es sensible y creyente pese a las dificultades, que tanto ella como cada ser animal, que ha llegado a su vida han enfrentado.

'Hay casos difíciles, no te imaginas los casos de los que hemos rescatado. A mí a veces me impresiona y yo nunca dejo de decepcionarme, tristemente, de qué tan grave la gente puede ver un animal y no ayudarlo', señala la internacionalista, quien se ha convertido en una heroína de tantos caninos y felinos víctimas del maltrato, indiferencia o abandono.

Lo frágil que puede ser Mariana ante estas situaciones, a la vez, la llena de fuerza, de esperanza para seguir defendiendo a quienes más lo necesitan. 'No es un secreto que nosotras como mujeres estamos en una lucha de demostrar que podemos tanto igual que los hombres, y que 'nuestra parte débil', a lo que mucha gente le dice a nuestra sensibilidad es lo que le pone ese toque de amor a las cosas y es para mí, lo que permite que todo se vea diferente, que todo cambie, que todo sea más bonito', dice la animalista con mucha esperanza.

Aquella misma con la que anhela continuar trabajando para darle todo a sus 45 chiquitines, poder tener un refugio propio y sostenible 100% sin necesidad de recurrir a pedir ayudas. Con su fuerza, su verraquera, determinación y fe, seguro Mariana lo logrará.