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Valió la pena la espera. Fueron tres años los que pasaron para que los habitantes de barrios como Olaya, El Campito, Las Palmas, Tayrona, Santa Elena y Simón Bolívar, volvieran a disfrutar de un desfile carnavalero. Se trata de la Conquista del Carnaval, el cual se cumple este martes.

Hace 44 años, en el barrio Simón Bolívar de Barranquilla, nació una tradición que hoy resurge con fuerza renovada: los Martes de Conquista.

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Desde las 10:00 a.m. familias enteras rodeaban las vallas de la carrera 8 esperando ansiosos el magistral regreso de la celebración que prende la rumba en el sur de la ciudad.

Con una caravana de picós encabezada por Édgar Blanco, director del Carnaval de la 44, se inauguró el evento. Al paso de los gigantescos equipos de sonido la euforia de la audiencia aumentaba, así como la nostalgia de recordar esta tradición que parecía quedar en el olvido.

Norelbis Rudas, residente del barrio Buenos Aires, comentó a EL HERALDO la importancia de este desfile para su comunidad.

'Estamos felices de que esté de vuelta nuestro desfile, porque desde la pandemia todos los eventos eran para el norte y los del sur también tenemos derecho a disfrutar estas fiestas con nuestros propios desfiles'.

Para muchos residentes de barrios vecinos este evento se había convertido en el único espacio para salir a marchar y llevar a sus hijos que disfruten de un desfile sano y organizado.

Yoryanis López del barrio La Alboraya también alzó su voz, pues considera que este sector de la ciudad carece de espacios y eventos de esparcimiento cultural.

'Acá no tenemos casi eventos, este es uno de los pocos que se hacen con orden y respeto, por eso es importante mantenerlo y tener donde sacar a los niños.

Disfraces y comparsas arman la fiesta

Este desfile se caracteriza por ofrecer una propuesta variada en la que distintas danzas, disfraces y comparsas son las encargadas de armar la fiesta.

El disfraz colectivo de Canibal Emplumado inauguró el recorrido al ritmo de los tambores, su majestuosa presencia y sus lanzas de plumas de colores marcaban el inicio de una tarde llena de cultura y tradición.

Tras ellos, como una ola de magia, llegó el desfile de fantasía proveniente de Cartagena, deslumbrando a los espectadores con trajes relucientes y tocados coloridos que brillaban bajo la luz del ardiente sol. Aunque las calles se tiñeron de blanco por la espuma y maicena lanzada por los eufóricos espectadores, los danzantes continuaron con su despliegue de cultura, demostrando una vez más el arraigo y la pasión por la fiesta que caracterizan al pueblo barranquillero.

Los cumbiamberos de todas las edades llenaron el bulevar de la 8 con el ritmo contagioso de los tambores y la flauta de millo, mientras las calles del sur se convirtieron en un escenario vibrante de tradición y alegría. A pesar del olvido de más de tres años, La Conquista del Carnaval demostró que sus raíces siguen firmes y que el amor por la fiesta nunca se ha desvanecido.

En medio del desfile, la reina del Carnaval de la 44, Natalya Ruiz Blel, desfiló con un vestido negro, expresando su luto por la muerte de Joselito Carnaval. La reina infantil del Carnaval de la 44, Victoria Rubio, con energía danzó y también con algo tristeza porque se terminó su reinado.

La danza el Congo Grande puso a todos de pie con un invitado especial, Juada Caribe, quien había obtenido un Congo de Oro el domingo tras realizar su presentación acompañado por varios miembros de esta representativa danza. El desfile, con su deslumbrante colorido y su contagioso ritmo, recordó una vez más por qué el Carnaval de Barranquilla es una celebración única en el mundo, donde la tradición, la cultura y la pasión por las fiestas trascienden los estratos socioeconómicos.