La banda sonora de su vida está cargada de tambores, flauta de millo y el redoble de sus pasiones. Mientras Sandra Gómez Molina camina rodeada de colores, sus ojos reflejan el compromiso por preservar la esencia cultural de la ciudad, al compás de una sonrisa que contagia de optimismo a todos aquellos que caminan con ella para gestionar la fiesta más grande del país: el Carnaval de Barranquilla.
Convertida en la gerente, Sandra no solo administra eventos; ella encarna la esencia misma de la fiesta. Cada decisión que toma está impregnada de la pasión que siente por mantener viva la llama del Carnaval.
Pero detrás de esa ardua labor, hay una mamá, amiga e hija que disfruta de los placeres cotidianos como hacer una buena comida o leer un buen libro.
'Me gusta leer, me gusta escuchar música. Me gusta hacer deporte, me encanta correr, caminar. Me gusta montar bicicleta, no sé si vuelvo a montar bicicleta, pero el deporte es parte de mi vida. Me gusta cocinar, aunque no cocino tanto. Soy hija de unos padres espectaculares'.
Un reto cumplido
Con su llegada a la gerencia en 2021, Sandra era consciente del gran desafío que debía emprender. Aún los rastros de la pandemia se asomaban en algunos rincones y empezar a crear estrategias para volver a vivir la fiesta era un tema urgente.
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'Teníamos que guardar la distancia, siempre usar el tapabocas, y transmitir el mensaje que desde comunicaciones estaba muy bien redactado. Estaba muy bien pensado lo que teníamos que decir. Pero cómo sentir esa seguridad y transmitírselo a los demás y que pudiéramos vivir un Carnaval de vuelta a esa nueva realidad, eso era fundamental'.
Tras vivir una fiesta virtual, se avecinaba un regreso histórico en el 2022, lo que hizo que el Carnaval de Barranquilla fuera el primero del mundo en anunciar el retorno de la fiesta.
'Nosotros, con el conocimiento de la fiesta, y el conocimiento de la administración del tema de salud, pudimos lograr poner la fiesta en marcha. Y de hecho, pues ya las siguientes fiestas y ferias del país nos empezaron a contactar, cómo lo hicieron, qué hay que hacer. Nos sirvió de ejercicio para ayudar a otros a volver a la normalidad'.
Reflexionar sobre el valor de la vida fue imprescindible para Sandra. Los días ya no eran normales, cada momento era crucial y disfrutar de las pequeñas cosas se convertía en una tarea diaria.
'La pandemia partió algo en mí que hizo salir lo que ocurre con el Carnaval, y es que salen chispas. Eso cambió mi vida, saber que la vida se te acaba en un suspiro, que hoy estás, mañana no. Hubo despedidas que fueron inesperadas y mil cosas que nos removieron las fibras'.
Fue todo un reto cumplido que reflejó cómo cada comparsa es un capítulo en su historia, y cada gestión, una obra de arte en proceso que siempre quiere llevar a buen puerto.
Jornadas maratónicas
El día se desenvuelve en una danza frenética de llamadas, reuniones y decisiones. Sandra no solo gestiona la logística, sino que también se sumerge en el corazón de las tradiciones, buscando preservar la autenticidad de la celebración.
Su liderazgo ha impactado el desarrollo de las industrias creativas y culturales, movilizando sectores como: música danza, gastronomía, artesanía, diseño y moda, con la participación de hacedores que se preparan durante 365 días para el Carnaval.
Gracias a ello, esta comunicadora social - periodista fue incluida en el prestigioso listado de Forbes recientemente como una de los 50 creativos colombianos del 2023.
'Yo no lo podía creer porque allí también está Karol G y después me puse a reflexionar en que soy ese nombre que representa más de 30 mil hacedores, que representa una fiesta, que representa un espacio antropológico donde suceden las cosas. Un Carnaval que pasa por manufactura, maquillaje, gastronomía, una serie de emprendimientos innumerables. Mi vida es todo un Carnaval detrás de mentes creativas'.
En la tranquilidad de su espacio, revisa una y otra vez cada detalle, asegurándose de que el Carnaval sea un reflejo fiel de la identidad caribeña. Su sonrisa, aunque cansada, revela la satisfacción de ver su trabajo cobrar vida en las calles. Todo esto posible gracias a un numeroso equipo que la acompaña en cada paso. 'De ninguna manera yo podía estar ahí reconocida como una mente creativa si el equipo no hace posible todas las cosas que aquí pensamos en torno a toda la cadena de valor de la cultura. Nos imaginamos cosas, nos reinventamos todos los días'.
Cada movimiento, cada nota, es una expresión de su amor por la fiesta patrimonio de Barranquilla. Su oficina se extiende más allá de cuatro paredes; es la calle, la danza, la música que fluye en cada esquina.
Se sabe poner en ‘mute’
Al finalizar la festividad, cuando las luces del Carnaval de Barranquilla se desvanecen y las calles recuperan su serenidad, la gerente, exhausta pero satisfecha, encuentra un momento de reposo.
En la quietud de su refugio, rodeada de recuerdos danzantes y melodías que aún resuenan en su mente, con una visión clara se sumerge en un merecido descanso que invita a la autoevaluación.
'Los dos días siguientes entro como en ‘mute’, como callada, sola, cerrada, a pensar, a reflexionar. Es como una autoevaluación. Y ahí es donde me doy palo, hago evaluación ácida y también yo misma me digo esto salió bien y esto no salió bien. Pero soy feliz con lo que hago'.
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El patrimonio es lo más importante
Sandra tuvo la fortuna de hacer parte de los 20 años de la declaratoria del Carnaval de Barranquilla como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad ante la Unesco. Dos décadas que la instan a seguir salvaguardando a los verdaderos hacedores de la fiesta.
'Siento que estar en este rol, en esta tarea de liderar el Carnaval, justamente en una celebración de 20 años de haber sido exaltado como Patrimonio de la Humanidad es tan importante, es tan valioso, que tenemos que trabajar muy fuerte porque todo el mundo lo sepa y lo seguiré haciendo hasta el día que me muera'.
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