Heriberto Fiorillo: un amante empedernido del cine

Fundido a negro. La película de la vida de Heriberto Fiorillo terminó en la noche del lunes. El barranquillero, un amante de la cultura y las letras, también se dejó seducir por el séptimo arte del cual fue un confeso amante.

Sin embargo, a pesar de su fallecimiento su legado en el cine de la ciudad quedará plasmado y será recordado por su impronta y versatilidad al contar historias a través del audiovisual.

Para 1980 comenzaron las incursiones en el cine, precisamente en el documental, desempeñándose como guionista y director de Cine-revista un magazine que se publicaba de manera quincenal en formatos de 10 minutos en 35mm.

Estos documentales se producían en Colombia, pero se postproducían en Nueva York y Caracas.

Asimismo, produjo el corto documental de 10 minutos llamado ‘Ay, Carnaval’. Adicionalmente, con miras ya en la ficción también estuvo detrás de ‘Aroma de Muerte’, mediometraje argumental, para Focine, la Compañía Nacional de Fomento Cinematográfico que lo seleccionó y envió a varios festivales internacionales.

'Estas para mí son dos piezas audiovisuales invaluables dentro de la obra de Heriberto Fiorillo y cabe resaltar el documental presentando en el último carnaval de las artes producido por RTVC titulado ‘Heriberto Fiorillo, que la crónica viva para siempre’. Este hace un recuento de su obra tanto en el audiovisual, el periodismo y la cultura', aseguró el investigador y doctor en comunicación Óscar Arias Díaz.

Otra de sus obras cumbres como guionista fue ‘El guacamaya’ que dirigió el célebre Pacho Bottia, y que ganó el premio a Mejor Ópera Prima en el prestigioso Festival de Nantes (Francia).

Para 1983 estuvo como director asociado del largometraje ‘Los elegidos’, una coproducción soviética colombiana, dirigida por Sergey Solovyov y que cuenta con la actuación de Amparo Grisales, entre otros grandes nombres.

'Lo primero que hay que decir de Heriberto Fiorillo y de su legado en el audiovisual sería la versatilidad y la persistencia. Hacer y contar historias desde el Caribe Colombiano siempre ha sido una odisea, desde los tiempos de Álvaro Cepeda Samudio, Luis Ernesto Arocha, Sara Harb, Pacho Bottia y aquellos que han dedicado su vida para dejar una impronta en la historia del audiovisual en el caribe colombiano', agregó Arias.

Luego de varias incursiones en cortometrajes le llegó el momento a ‘Fiori’ de dirigir su largometraje. Lo hizo en 1985 y llevó por nombre ‘Amores ilícitos’, que hizo parte de una trilogía llamada ‘Amores y delitos’ filmada en cine para ser emitida a través de la televisión.

Esta producción narraba la historia de amor imposible que ocurre en Santa Fe de Antioquia en 1784. La relación amorosa entre Felipa¸ una esclava negra¸ y Alejandro¸ el hijo de una de las familias más notables de la ciudad es reprobada por la moral cristiana¸ por la sociedad y por la ley que prohibía en aquel entonces 'el cruce' de razas, con la idea de impedir la degradación de la sangre hispánica.

El legado de Heriberto Fiorillo seguirá presente en el audiovisual de la ciudad y el país. Al hablar de las primeras incursiones del séptimo arte en Barranquilla, ‘Fiori’ estará siempre ahí.

Óscar Arias precisó que 'hoy perdimos a un padre y casi un familiar para aquellos que tuvimos la oportunidad de trabajar y compartir con ese brillante contador de historias. Lo único que puedo imaginar es la parranda que deben tener con este miembro no-oficial de un grupo de Barranquilla que seguirá siendo la brújula para aquellos que tomamos una cámara y queremos contar historias'.

El también cineasta detalló que 'seguiremos luchando desde acá por cada plano, escena y secuencia por aquellos que van dejando el camino y honrando cada lucha para seguir manteniendo vivo la imagen en movimiento con sello del Caribe Colombiano'.