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Dar a conocer los métodos alternativos existentes en la resolución de conflictos, ha sido el objetivo de Alexandra Espinosa Bonell desde que asumió, hace tres meses, la dirección de la sede Barranquilla de la Fundación Liborio Mejía.

La abogada especialista en Derecho Comercial y Tributario, ha venido trabajando en la fundación alrededor de unos seis años. Allí se había desempeñado como conciliadora en Derecho y operadora en insolvencia de persona natural no comerciante.

Esta barranquillera, con más de veinte años de experiencia, luego dio el salto a la dirección de dicha organización, con el objetivo de brindarle a la comunidad los servicios que ofrecen, tales como: Insolvencia económica de persona natural no comerciante, conciliación y amigable composición, entre otros.

Apasionada por la cocina, esta mujer de 45 años, que se graduó de abogada y especialista en la Universidad del Norte, disfruta día a día de poder trabajar en lo que la mueve por dentro, más aún cuando tiene un impacto positivo en la sociedad.

La gratificación de servir

Poder llevar la justicia, y métodos para poder acceder a ella, es una de las metas que tiene tanto Alexandra como la fundación misma, esto, como una manera de impactar positivamente a la sociedad.

'Nosotros tenemos un componente social y es que llegamos a los diferentes barrios para que tengan acceso a la justicia y hacemos jornadas de conciliación gratuitas. Se llega a los barrios con los líderes naturales de esos lugares y se informa que se van a hacer estar jornadas, para que se acerquen y son muchas personas que no tienen acceso a la justicia sino es de esta forma', comentó la abogada.

Asimismo, esta repercusión en las personas de poder acercarlas a la justicia, suponen una inyección anímica para Alexandra.

'Para mí ha sido la parte más gratificante del trabajo. A pesar que mis trabajos anteriores han sido maravillosos, no me había disfrutado uno a nivel personal y a nivel humano como este, por el impacto que genera en la sociedad'.

Inteligencia emocional

El estar tan presente en procesos como la conciliación, mayormente llevados a cabo cuando hay alguna diferencia irreconciliable entre las partes, supone recibir una carga emocional alta con la que el conciliador debe lidiar.

En sentido, acorde a la experiencia de Alexandra Espinosa: 'Más allá de las habilidades que te de un diplomado de conciliación, tienes que desarrollar habilidades a nivel personal y social porque la carga emocional de las personas cuando vienen es muy grande. Cuando ocurre una conciliación te logras dar cuenta, con el tiempo y los años de trabajo, que el fondo no es el problema que te escribieron en ese papel, sino que hay heridas de fondo que se tienen que resolver y cuando lo logras es más fácil encontrar soluciones'.

Así pues, con estas habilidades, desde la visión de la litigante, se logran encontrar las mejores soluciones, pues 'poder ayudar de esta forma, sin que las personas lleguen a reventar sus relaciones, permite que encuentren ellos mismos una solución, que de pronto era fácil, pero los dolores y heridas no dejaban encontrar'.

Una lucha contra el desconocimiento

Otra de las banderas que ondea la directora de esta fundación está relacionada con la falta de información que tienen las personas, en general, sobre sus derechos y procesos para acceder a la justicia.

Uno de los servicios que ofrece la Fundación Liborio Mejía está ligado a la insolvencia financiera de personas naturales no comerciantes, a este se puede acceder cuando una persona tiene dos o más deudas vencidas por más de noventa días, con dos acreedores distintos.

Sin embargo, muchas personas, según comentó la abogada, no acceden a estos recurso porque no tienen conocimientos de ellos.

'El tema de una mala situación económica creo que ninguno podemos decir que no nos ha pasado y no hay nada más difícil que en esos momentos, cuando uno está tan agobiado, intentar buscar soluciones y la misma falta de conocimiento nos lleva a hacer cosas tan extremas como incluso irnos del país porque no encontramos una solución a la vista y resulta que es porque nadie nos dice que la ley misma nos da esta posibilidad', declaró Espinosa Bonell.

Una vida enfocada a su familia

La pandemia por la Covid-19 fue un punto de inflexión para una gran cantidad de personas alrededor del mundo. Las dinámicas sociales se vieron trastocadas, cambios en la vida de los seres humanos y muchas personas fallecidas.

La vida de Alexandra tuvo un antes y un después debido a que su esposo permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos por dos meses, pues, según contó, ella no se encontraba en condiciones para afrontar la situación.

'Quien regresó a casa fue una persona totalmente diferente a la que entró a la clínica, en todo sentido. Son experiencias para las que no estamos preparados', declaró la directora de la fundación.

Esta situación hizo que Espinosa Bonell decidiera que su familia fuera su centro.

'Mi vida ahora gira en torno a mi familia. La familia, el amor y el afecto es lo único que sana. Por fuera del trabajo todo es compartir con mi familia, cenar juntos, ver películas o realizar cualquier plan'.

Su familia está conformada por cinco personas más: su esposo, Diego Pardo y cuatro hijos. 'Tengo dos hijas, Nicolle de 17 e Ilana de 16 y mi esposo me dio dos hijos varones, Diego de 21 y Samuel de 19', comentó la mujer que disfruta cocinarles pastas como una manera de pasar tiempo de calidad en familia.