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Luis Gilberto Murillo —ex canciller de Colombia, ex embajador en Estados Unidos y una de las voces más visibles en materia de diplomacia y asuntos internacionales— vuelve a la contienda presidencial con un proyecto que él mismo define como “independiente” y orientado a representar a la “Colombia olvidada”.

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Hace tres o cuatro años conversé con usted por última vez, cuando también tenía una aspiración presidencial. Hoy, de nuevo, está en la arena política de cara al 2026. ¿Qué ha cambiado Luis Gilberto Murillo y qué lo motiva esta vez para llegar a la Casa de Nariño?

Lo primero es que he ganado más experiencia, y lo he hecho en un momento muy importante para Colombia y para el mundo. Ese conocimiento me lleva a renovar el proyecto de transformación del país, representando la voz de la Colombia olvidada: regiones donde están las mujeres, los jóvenes, afrodescendientes, indígenas y campesinos, tanto en el campo como en la ciudad. Hay mucha retórica, pero se requieren soluciones reales, y esas voces necesitan ser escuchadas.

En su paso por el Gobierno Petro, muchos sectores aseguran que la experiencia no fue buena para usted, incluso que fue contraproducente. ¿Lo ve así?

Es una experiencia que nutre, porque deja lecciones. A mí siempre me ha movido el servicio público. He estado en varias administraciones: fui gobernador, he trabajado en la gestión internacional, y todo eso me ha preparado mejor para asumir la Presidencia.

Yo pude haber actuado oportunistamente: estuve en el gobierno Petro, fui embajador, y pude retirarme para lanzar una candidatura y criticar al Gobierno. Pero no soy así. Para mí, la responsabilidad y el respeto son centrales.

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Cuando el presidente Petro me ofreció ser embajador en Estados Unidos, el país me necesitaba para garantizar una buena relación bilateral. Y para asumir, tuve que renunciar a mi nacionalidad estadounidense: un sacrificio por el país.

Luego, cuando me pidió asumir la Cancillería en un momento crítico —problemas internos, la agenda con Venezuela, la situación con Panamá por el caso Molino, mejorar relaciones con Bukele y con Milei para evitar rupturas—, acepté sin dudar, porque siempre le doy la cara al país y no huyo de los problemas.

JHONY OLIVARESEl excanciller y candidato presidencial Luis Gilberto Murillo en entrevista con EL HERALDO en Barranquilla.

Muchos sectores dicen que usted fue el último ápice de diplomacia en el Gobierno, una especie de última talanquera, tratando de mantener buenas relaciones por todos los lados. Sin embargo, afirman que al oficialismo no le gustó del todo su labor y que hubo críticas.¿Cómo pasó esa página?

La pasé porque en diplomacia se exige espacio para la diplomacia, pero muchos prefieren que todo se discuta en Twitter. Muchas críticas se dieron porque no se conoció lo que se hizo detrás de escena para solucionar problemas y enfrentar desafíos.

Durante la campaña he podido hablar de esos momentos. Garantizamos que la diplomacia operara, que se resolvieran asuntos pendientes, y que se le presentaran al presidente, con sinceridad, caminos más adecuados para ciertas situaciones. Ese es el rol de un canciller: imponer las vías diplomáticas cuando se trata de relaciones exteriores.

Colombia está cada vez más polarizada. Usted aparece como figura de centro. ¿Cuál es su hoja de ruta para llegar a la Presidencia?

Estamos haciendo una campaña independiente, una campaña de la gente. Yo quiero ser la voz de la Colombia olvidada: no solo de la periferia, sino también de las ciudades y otros sectores. Mujeres, jóvenes, afrodescendientes, indígenas, campesinos.

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Mi ruta es atraer al mayor número de electores desde una posición independiente. Voy directamente a primera vuelta.

¿Entonces no hará parte del llamado Frente Amplio?

No, porque el Frente Amplio, en realidad, no existe. Algunos dicen que lo están organizando, pero no he visto que se convoque en igualdad de condiciones a quienes deberían participar. Esto ya no es de imposiciones. Como no existe, no puedo decir quién está o no está allí.

En teoría, figuras como Roy Barreras, Sergio Fajardo o Claudia López estaban llamadas a ser parte de ese bloque. ¿No es así?

La verdad, no sé, porque ese Frente Amplio no existe. No he visto ninguna propuesta clara.

Además, voy directo a primera vuelta porque hay cosas que quiero decir y que a veces las coaliciones limitan.

En Bogotá se han armado coaliciones que no se unen por una propuesta de país, sino por el rechazo a un sector u otro. Cierran puertas. A mí me han dicho “aquí no”, “allá tampoco”. Y yo respondo: a nosotros siempre nos han cerrado puertas; por eso debemos abrir nuestros propios escenarios.

No soy muy fanático de las coaliciones tal como se están organizando.