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Paola Cárdenas y Cristian Rubio comentan cómo vivieron el atentado.

Trece razones para llorar

Por Paola Cárdenas M*

Ya son las 00:34 en Barcelona, una de las ciudades más concurridas del mundo, el oasis vacacional favorito de los europeos, el nuevo hogar de casi 72.000 colombianos, pero a estas horas continúa siendo el lugar más peligroso del viejo continente.

Cuando ya creía haber sobrevivido a la delincuencia común, cuando logré sentirme a salvo de las balas, cuando respiraba una tranquilidad ausente de malicia indígena... dos hombres cometen uno de los atentados mas sangrientos desde el 11 de Marzo en Madrid, justo a unas calles de donde trabajo, una zona por la que tengo que transitar casi a diario, Las Ramblas.

La ciudad huele a miedo, a desconfianza, a encierro... Pensé que nunca volvería a revivir esa sensación de futuro incierto, la creía olvidada, pero las imágenes de las noticias confirmando la muerte de 13 personas y un centenar de heridos, me hicieron entender que da igual a donde vayas, eso a lo que temes te perseguirá siempre.

Mañana todos acudiremos a una manifestación silenciosa, en La Plaza de Catalunya; cruzaremos los dedos y les rezaremos a todos los santos para que ese escenario no sea un blanco de hombres que luchan en nombre de un Dios que mata a otros hombres.

Un operativo de nivel 4 de terrorismo tiene a todos en silencio confirmando lo que ya sabemos... ¡Estamos en peligro! Parece una historia que se repite con el mismo modus operandi, el más reciente en Londres, reivindicado por yihadistas, igual que el de hace pocas horas.

En total 13 víctimas mortales y un centenar de heridos; 13, el mismo número de años que llevo en esta ciudad intentando justamente olvidar la violencia del país en el que crecí.

Las autoridades nos solicitan alejarnos de los lugares turísticos, los bares y discotecas están cerrados a cal y canto... La ciudad se ha silenciado y un escalofrío que recorre la espalda nos mantiene alerta del viernes que nos espera, haciéndonos seguramente mirar a todos lados, sospechar del vecino, de los recorridos de los transportes públicos y yo, por lo menos algunas semanas, modificaré mi rutina, mi cotidiano paseo, mi día a día y mi tranquila vida en la ciudad comtal. Veinte minutos de terror anulan la habitual paz y hoy viernes me sentaré nuevemente a recordar 13 razones para llorar y 13 años de tranquilidad borrados en 600 metros de horror. Nadie olvidará que fue en este verano. El verano del 17 un 17 de agosto.

*Periodista barranquillera radicada en España.

'Uno no está preparado para vivir un episodio así'

El barranquillero Cristian Rubio, residenciado desde hace 32 años en Barcelona, le relató a EL HERALDO cómo fueron esos momentos posteriores al ataque registrado en la ciudad catalana.

De acuerdo con Rubio, fue saliendo del trabajo cuando se enteró de que algo había ocurrido. 'Saliendo de la oficina vi a musulmanes celebrando, luego vi a otras personas llorando. La primera imagen me quedó grabada en la memoria, eran cuatro hombres que tenían teléfonos celulares y estaban grabando'.

La imagen, según el hombre, le dio a entender que algo grave había pasado. 'Entendí que se trataba de un ataque, y también me di cuenta de que no estamos preparados para esto'.

'Esta sensación es impresionante. Uno no está preparado para vivir un episodio de estos. Me pregunto ¿si habrá algunas legislaciones para impedir el paso de terroristas a este país? Nadie se merece vivir esto, nadie, es triste vivir todo esto', narró el hombre.