La solución al problema del desabastecimiento de agua en Santa Marta empieza a tener una hoja de ruta luego de la visita que el alcalde Rafael Martínez y el ministro de vivienda Jonathan Malagón realizaran a Tel Aviv, Israel, la semana pasada. La construcción de una planta desalinizadora de agua –como se pretende– 'ni es una locura y mucho menos inimaginable'.
De regreso al país, el mandatario local habló sobre la experiencia de ese viaje al Medio Oriente, señalando que visitaron dos de las cinco plantas desalinizadoras que hay en Israel, precisando que solo una de ellas produce el doble de lo que requiere Santa Marta para calmar la sed de sus habitantes por 30 o más años.
'Miramos todos los componentes, es decir, costos de producción, de energía, laborales, de mantenimiento y concluimos que es un proyecto posible y realizable', dijo el ejecutivo distrital.
Explicó que esa solución es a corto plazo, puesto que la planta se construye de manera modular, es decir por segmentos, que se ponen en funcionamiento apenas se terminen. Al final de la obra se obtendrían entre 1.700 y 2.000 litros por segundo de agua para la ciudad, justamente lo que se necesita para el abastecimiento global.
Rafael Martínez señaló que el costo del proyecto es un asunto de números, en donde hay que establecer cuántos megavatios de energía se gasta produciendo un metro cúbico de agua, cuánto vale el personal y cuánto el mantenimiento.
'Y como lo que más golpea es la energía –que es el 40 o 50 por ciento del valor total– esto se resuelve bajando el costo con un sistema de granja solar', explicó el alcalde.
Indicó que ya en la ciudad se va a contratar una granja solar que produce cinco megavatios, que es lo que cuesta el alumbrado público y que lo que hay que hacer es montar otra, que produzca hasta 10 megavatios, y con esa alimentar la planta desalinizadora.
El sitio
El mandatario comentó que es tan posible la obra que, inclusive, ya se tiene establecido el sitio donde se construiría la planta desalinizadora. Sería en los antiguos lotes de Prodeco, cerca del aeropuerto, 'predios que son infértiles para cualquier otro tipo de actividad'. 'No se requiere de grandes extensiones, sino de un terreno que esté en 5 o 7 hectáreas máximo', aclaró.




















