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Los sones de los acordeones y los cantos de los más importantes juglares vallenatos se escucharon desde la mañana de ayer en la plaza Alfonso López, de Valledupar, en la despedida de Diomedes Díaz. Antes que un sepelio, el ambiente en la ciudad se sintió como el de una parranda, tal como lo quiso el fallecido cantante. El cuerpo del Cacique de La Junta fue acompañado por una multitudinaria caravana hasta el cementerio Jardines de Ecce Homo, donde fue enterrado entre desmayos, peleas y lágrimas. “Después de muerto quiero seguir sintiendo el cariño de mi gente”, había dicho Diomedes tras su último concierto en Barranquilla.

Fotos: Jesús Rico, Néstor de Ávila, Carlos Cordero y Johan Reyes.

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