Los sones de los acordeones y los cantos de los más importantes juglares vallenatos se escucharon desde la mañana de ayer en la plaza Alfonso López, de Valledupar, en la despedida de Diomedes Díaz.
Los sones de los acordeones y los cantos de los más importantes juglares vallenatos se escucharon desde la mañana de ayer en la plaza Alfonso López, de Valledupar, en la despedida de Diomedes Díaz. Antes que un sepelio, el ambiente en la ciudad se sintió como el de una parranda, tal como lo quiso el fallecido cantante. El cuerpo del Cacique de La Junta fue acompañado por una multitudinaria caravana hasta el cementerio Jardines de Ecce Homo, donde fue enterrado entre desmayos, peleas y lágrimas. “Después de muerto quiero seguir sintiendo el cariño de mi gente”, había dicho Diomedes tras su último concierto en Barranquilla.
Fotos: Jesús Rico, Néstor de Ávila, Carlos Cordero y Johan Reyes.
NEDAQUna multitud acompañó al Cacique de La Junta hasta su última morada en el cementerio Jardines del Santo Ecce Homo, en Valledupar.
Las viudas Patricia Acosta y Luz Consuelo Martínez forcejearon en el cementerio porque cada cual quería ser la primera en despedir con un beso a Diomedes Díaz.
El féretro hizo su recorrido en el carro del Cuerpo de Bomberos.
Los fanáticos, con lágrimas en sus rostros, hicieron el recorrido a pie hasta el cementerio.
NEDAQTal como lo pronosticó Diomedes, las ventas de papitas y rosquitas no faltaron.
NEDAQDurante los disturbios una fanática resultó lesionada.
Fundidos en un único sentimiento, el dolor, Rafael Santos y Martín Elías, los hijos de Diomedes que siguen el camino de la música, le cantaron a su padre.
Silvestre Dangond, confeso admirador del Cacique, dijo sentirse “un hijo más” del recién fallecido artista.
Jorge Oñate también le rindió homenaje a Diomedes Díaz en la tarima de la plaza Alfonso López.
Jorge Tapia llevó a la Virgen del Carmen al sepelio.