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Lina Marcela, la joven a la que le arrebataron los sueños

Según sus padres, era la alegría de su casa y de sus vidas. Además, tenía planes que fueron despojados cuando fue asesinada el pasado 11 de diciembre.

Su ropa sigue dentro del mueble de madera. El televisor la espera para que coloque los programas que le gustaba ver en compañía de su sobrina. Los rincones de la humilde vivienda ubicada en el barrio Las Flores siguen con el dulce y fresco aroma que identificaba a Lina Marcela Caballero Zabaleta, una joven de cabello negro y largo, y ojos grandes e imponentes que no volverán a ver las facciones de sus seres queridos, quienes el pasado 11 de diciembre en la madrugada se dieron cuenta de que sus vidas no volverían a ser las mismas.

Lina era alegre y echada para delante, de esas mujeres que con su sonrisa ilumina cualquier parte a donde van. Era muy querida por sus familiares y conocidos, quienes la buscaban para compartir con ella horas de risas y momentos agradables. Muchas personas le decían cariñosamente ‘Negga’ y luego de su muerte utilizaron las redes sociales para despedirla.

Tenía 20 años cuando perdió la vida a manos del hombre con quien algún día soñó formar una familia y quien esa madrugada decembrina, al parecer por la decisión de ella de no seguir con él, habría utilizado un cuchillo para arrancarla egoístamente de este mundo. 

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Josefina Villareal
La niña de mamá
Desde pequeña, Lina demostró sus habilidades para el baile. Cortesía

La madre de la joven, Juana Zabaleta Padilla, de 60 años, recordó con mucho cariño a su “niña” y aseguró que fue un milagro de Dios. “Era la única mujer de mis cuatro hijos. Sus tres hermanos la amaban demasiado porque su nacimiento se dio luego de 12 años del último varón. Era una niña espontánea y muy cariñosa con todos los amigos y familiares”, relató la progenitora mientras recordaba que a Lina le gustaba mucho el baile y hasta hizo parte de grupos de danza en el colegio.

“Donde había música ella bailaba, no le daba pena nada, incluso los amigos se reunían en la casa y comenzaban a bailar para verla porque lo hacía muy bien. Hizo varias actividades de baile con el colegio y en la Casa de Cultura de Las Flores. También salía con ellos a comer perros calientes para distraerse”, sostuvo Juana.

Lina Marcela terminó el bachillerato en 2017, estudió un curso de auxiliar contable y de inglés, esto mientras cumplía su meta de ingresar a la Universidad del Atlántico para estudiar Lenguas Extranjeras, pero por la actual emergencia sanitaria, el sueño tuvo que esperar.

Pasaba sus días añorando empezar sus estudios, pero se distraía con sus amigas del barrio e incluso aprendió a maquillarlas y peinarlas para cualquier evento. Con esa habilidad que fue adquiriendo con el pasar de los meses y realizando rifas entre conocidos, Lina compró sus propias paletas de maquillaje para hacer su arte.

Pero simultáneamente los padres se fueron dando cuenta de que su hija mantenía una relación en secreto con Eduardo José Garcés Flórez, un muchacho del barrio y cinco años mayor que ella. Los progenitores de Lina no tenían mucha confianza en él y por eso le preguntaban una y otra vez si ese era el hombre que quería para su vida.

Josefina Villareal
“Era toda mi vida”

Ismael Caballero De La Cruz, padre de Lina Marcela, en medio de dolor y la impotencia señaló que desde que su hija murió, la casa no ha vuelto a ser la misma debido a que con ella se fue la alegría del hogar

“Era mi niña querida, eso no tiene comparación con lo que él le hizo. Era una niña emprendedora, quería estar haciendo actividades, quería estudiar, se iba a meter en la Universidad del Atlántico para estudiar lengua. Tenía unos grandes proyectos para ser alguien en la vida, pero llegó el que le quitó la vida tempranamente”, relató.

Ismael recordó que no dejaban que Eduardo se acercara a la casa porque no lo veían como buena pareja para su hija. Además, que hacía un mes los jóvenes habían terminado su relación amorosa, pero que, aparentemente, este la seguía buscando para tratar de arreglar las cosas.

“No era para mi hija. Ella me decía que lo iba a dejar y no iba a tener nada con él. No estaba enamorado, sino obsesionado. Él la buscaba, pero no se acercaba aquí ya que ella estaba con los compañeros de estudio”, aseveró el padre.

Ismael concluyó diciendo que una de las cosas que más lo tiene preocupado es que el presunto homicida no aceptó los cargos. “Que se haga justicia y que no le vayan a rebajar la pena, porque todo lo que él hizo no tiene nombre. Él me dejó un vacío muy duro en mi corazón y que todavía no lo he podido superar”.

El caso de Lina Marcela es uno más en la nefasta lista de agresiones a mujeres. Según cifras de la Policía, en lo que va corrido del año van 38 asesinatos de mujeres en el área metropolitana de Barranquilla y tres en el resto del departamento. De la cifra, se contabilizan 15 casos que habrían sido catalogados como feminicidios, es decir, que las víctimas fueron asesinadas por su condición de ser mujer.

Cortesía
El presunto responsable

Eduardo José Garcés Flórez, de 25 años, quien sería el responsable del crimen, fue capturado por las autoridades el mismo día de los hechos luego de intentar quitarse la vida provocándose dos heridas: una el cuello y la otra en la mano izquierda.

Un fiscal especializado le imputó al hombre el delito de feminicidio agravado, pero ante el juez de garantías el señalado no aceptó los cargos; sin embargo, el Juzgado Promiscuo Municipal de Piojó, Atlántico, le dictó medida de aseguramiento preventiva que debe cumplir en la penitenciaría El Bosque.

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