Los ritos que no salvaron a los cabecillas de ‘los Caparros’

La muerte para ‘Yeison’ era como una obsesión', así resumió un investigador el perfil de Rodrigo Méndez Mejía, principal cabecilla financiero y armado del Grupo Armado Organizado ‘los Caparros’. Su captura esta semana permitió la estocada final a la organización lo que llevó al Gobierno a declarar la estructura como desarticulada.

Pero para que se pudiera declarar técnicamente 'el fin' de esa banda las autoridades lanzaron desde hace dos años diferentes operativos cuya intención era 'ir debilitando' los cimientos de ese grupo criminal acusado del asesinato de varios líderes sociales, masacres, narcotráfico y reclutamiento forzado de menores en el Bajo Cauca y el sur de Córdoba.

'Hoy podemos asegurarle a Colombia que ‘los Caparros’ llegó a su fin', aseguró el ministro de Defensa, Diego Molano, en una declaración donde estuvo acompañado por la cúpula de la Policía y las Fuerzas Militares.

A lo largo de las investigaciones determinaron que Méndez Mejía, alias Yeison, Robinson Gil Tapias, alias ‘Flechas’, y Emiliano Alcides Osorio Macea, alias Caín, los cabecillas de la estructura frecuentaban a brujos y chamanes para realizar 'rituales de sangre' para invocar su protección.

'Ellos tenían a varios brujos a los que acudían y las labores de inteligencia nos permitieron llegar hasta esas personas quienes nos dieron algunos detalles de lo que ellos les pedían, que era más que todo protección', explicó una fuente judicial que por varias semanas hizo parte de la operación ‘Aquiles’ en la que cayó el presunto criminal.

Las autoridades también pudieron determinar que estos hombres se camuflaban entre las comunidades indígenas para evitar ser detectados.

La reciente captura de Méndez Mejía tuvo lugar en zona urbana del municipio de Yarumal, Antioquia. De acuerdo a los elementos materiales probatorios recolectados en la investigación, ‘Yeison’ estaba señalado como el autor intelectual del secuestro de los ocho jóvenes que viajaban informalmente desde el eje cafetero hasta Cartagena y fueron plagiados a la altura del corregimiento de Puerto Bélgica en el municipio de Cáceres, Antioquia en marzo pasado.

'A ‘Yeison’ le veníamos siguiendo la pista desde hacía dos años. Fue fácil dar con él cuando descubrimos que frecuentaba a brujos y chamanes a los que siempre les consultaba cuándo iba a morir o si en esa noche lo iban a capturar. Él estaba obsesionado con la muerte, pero al mismo tiempo su familia, a la que demoró varios meses sin ver, le causaba desasosiego', dijo la fuente.

A Méndez Mejía también se le sindica del triple homicidio de los empleados de la mina de explotación aurífera en la vereda Tamaco del municipio de Tarazá, Antioquia en febrero. Sumado a esto, ‘Yeison’ orientó el homicidio del líder social Taylor Cruz Gil el 15 de mayo de 2020, en la vereda el Toro de Caucasia, Antioquia.

'Este hombre tiene una trayectoria delictiva de más de diez años y registra siete órdenes de captura vigentes, por los delitos de concierto para delinquir, extorsión, desplazamiento forzado, reclutamiento ilícito, secuestro simple y homicidio. Es coordinador de las extorsiones a los diferentes gremios productivos de los municipios en donde la banda tenía influencia', dijo la Policía en un comunicado.

La fuente indicó que al momento de la captura, ‘Yeison’ tenía guindado en su cuello varios collares que tenían dientes de varios animales. 'Él hace unos días decidió salir de la guarida en donde estaba y se trasladó a un hotel para ver a su familia, allí fue detenido. Los ritos no le sirvieron y su debilidad (la familia) lo delataron', dijo la fuente.

A lo largo de las investigaciones las autoridades determinaron que el hombre dormía en una lanza sobre el río Cauca en zona de poco calado para evitar que las lanchas de la fuerza pública llegaran a capturarlo.

El pasado jueves, 27 de mayo, el Gobierno también anunció que habían abatido en una operación militar al líder de ‘los Caparros’, Robinson Gil Tapias, alias Flechas, acusado de secuestrar y reclutar a menores.

Según la Policía, Gil llevaba más de 18 años integrando grupos ilegales, ya que perteneció a las extintas paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia y era el encargado de articular las confrontaciones de ‘los Caparros’ con el ‘Clan del Golfo’ y varios frentes de disidencias de las Farc.

En noviembre de 2020, también cayó su antecesor en otra operación militar, Emiliano Alcides Osorio Macea, conocido con el alias de Caín, y la cúpula estaba muy debilitada, con varios responsables arrestados o asesinados en las cuarenta operaciones que las fuerzas armadas realizaron contra ellos en los dos últimos años.

Para el Ministerio de Defensa, ‘los Caparros’ eran uno de los cinco grandes grupos criminales del país junto con las disidencias de las Farc, la guerrilla del Eln, el ‘Clan del Golfo’ y ‘los Pelusos’, como el Gobierno llama a un reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL).

'Con los operativos de la última semana, la fuerza pública alcanza un gran logro para destruir el control territorial de la cadena criminal del narcotráfico en su fase de producción, acopio y comercialización en la zona del Bajo Cauca antioqueño', dijo Molano, jefe de la cartera de seguridad.

Esa estructura también era conocida como ‘los Caparrapos’ o Frente Vigilio Peralta Arenas, es un grupo criminal dedicado al narcotráfico, surgido también de la desmovilización de las AUC y, desde la extinción de la guerrilla de las Farc ha ampliado su presencia en el Bajo Cauca y el sur de Córdoba.

'Claramente el Gobierno decidió no negociar con los grupos, sino más bien que prefirió las vías de la confrontación. Con esto lo que hace es enviar un mensaje de que esta es la forma en la que espera acabar con estos grupos', señaló el académico.

'Estos grupos tienen un carácter más político que criminal, entonces el Gobierno inicia mandando el mensaje con el grupo más débil que en este caso fueron ‘los Caparros', detalló Valencia.

Por su parte, Fernanda Gutiérrez, experta en temas de seguridad y criminalidad, indicó que las capturas o muerte de uno de los integrantes de una organización no conlleva directamente al 'fin' del grupo, pues las bandas se mueven conforme a los intereses de otros líderes de otras organizaciones.

'Estas estructuras tienen una lógica de alianzas y relaciones estratégicas con otras bandas que podrían garantizar la continuidad de otros eslabones. Es complejo afirmar que un grupo se logró desarticular', aseveró.