Los jóvenes le dan un nuevo aire a la fotografía local
En una época de fotos netamente digitales, los millennials en Barranquilla ven la fotografía más allá de un smartphone.
En una época en la que el auge de las redes sociales ratifica con fuerza que una imagen vale más que mil palabras, la fotografía se ha convertido en parte del día a día de los seres humanos. Hoy, capturar un momento y subirlo a internet no requiere de mucho trabajo. Para algunos basta tener un celular con cámara, una aplicación que edite imágenes y oprimir el botón de compartir.
Como un antídoto a la afirmación de que “cualquier época pasada fue mejor”, son las nuevas generaciones de Barranquilla. Esas que buscan rescatar los valores tradicionales del oficio de la fotografía.
Para Manuel Alzamora, fotógrafo y director de Fotomaratón, el boom de la fotografía en los jóvenes barranquilleros responde al panorama mundial. “Cada vez el tema fotográfico va aumentando considerablemente. La fotografía digital y los teléfonos han desatado sin lugar a duda una tormenta fotográfica en el planeta y Barranquilla no ha sido la excepción”.
Según cifras de la Social Media del año 2017, diariamente los usuarios de la red social Instagram suben un promedio de 80 millones de fotos al día, sin contar las cifras en las otras redes sociales (Facebook y Twitter). “Nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido tantas imágenes como hoy. Sin embargo, en Barranquilla el panorama es alentador. Es cierto que cada vez tenemos más fotógrafos aficionados, pero asimismo cada día hay más fotógrafos profesionales porque anteriormente el acceso a la información era muy limitado. Hoy los jóvenes con internet tienen acceso a espacios de formación”, dice Alzamora.
En la última edición de la Fotomaratón, uno de los eventos fotográficos más importantes de la ciudad, participaron alrededor de 860 jóvenes. Hace 13 años que inició el proyecto solo 100 acudieron a la convocatoria.
“Veo mucha variedad en los enfoques fotográficos de los ‘pelaos’. Está muy de moda el tema de los fotógrafos callejeros, que es capturar esos momentos que pasan en la calle. Pero además veo que hay interesados en culinaria, en fashion photo, retrato, bodas, incluso hay jóvenes experimentando en la fotografía documental”, afirma el profesional.
Rafael Deulofeut tiene 20 años, hace cinco se dedica a la fotografía de bodas. Fue catalogado como fotógrafo de bodas revelación del año 2017 según el gremio y denominado por el portal español Zankyou Wedding como uno de los 10 mejores fotógrafos de Barranquilla.
Deulofeut considera que en nuestra ciudad sobra el talento. “Hoy el nivel fotográfico de Barranquilla está elevado. Ya no es necesario que se busquen fotógrafos de otras ciudades, por el contrario, son otras ciudades las que buscan profesionales de la fotografía acá”.
Él comenzó su carrera con una cámara prestada y buscando en la web fotógrafos profesionales que le ayudaran a “mejorar su estilo”. Hoy, Rafael ha sido contratado en otras ciudades del país como Palmira, Medellín, Bogotá e incluso ha retratado bodas en México.
Con más de 26.000 seguidores en su cuenta de Instagram, Robinson Ruz se consolida como uno de los fotógrafos preferidos en el campo de la fotografía urbana. Su enfoque dirigido a la tendencia vintage, como él mismo lo denomina, llama la atención de todo aquel que ha pasado por su lente.
Ruz tiene 22 años, es oriundo de Magangue, Bolívar y se inició en la fotografía hace cuatro años. Se cataloga como un fotógrafo empírico y ve en Barranquilla una ciudad con potencial en este campo.
“Esta ciudad se presta para poder desarrollar distinto tipos de fotos. Su ubicación geográfica permite poder explorar en todo tipo de fotografía. Generalmente me gusta andar por la ciudad y tomar fotografías en cualquier locación que me llame la atención, eso se acopla mucho al estilo urbano que manejo”.
Por su parte, Victoria Mejía tiene 19 años, y desde que tenía 15 le nació el interés por el campo del arte visual y los frutos de su trabajo los vio hace menos de un mes cuando una de sus fotografías fue seleccionada por Vogue Italy para una exposición en la Alianza Francesa.
Ella se enfoca en los retratos y semidesnudos y, por el tipo de arte que realiza, considera que ser fotógrafo es un trabajo de mucho tacto.
“En mi trabajo me gusta dejar que todo transcurra. Hablo con la persona a la que voy a retratar para crear un lazo de confianza y así dejar que todo se vaya dando en cada captura. A veces suelo improvisar también y salen cosas maravillosas, juego con mi entorno y también involucró el estado de ánimo de la persona”, dice Victoria.
Al igual que ellos, son cientos de jóvenes en la ciudad que ven la fotografía como algo que va más allá de un teléfono celular. Espacios diversos que han logrado fomentar una nueva forma de mirar nuestra ciudad: detrás de un lente.
“Es bonito ver que desde los talleres fotográficos surgen personas que se dedican a este oficio. Es agradable porque no se trata de que la gente aprenda a tomar fotos, eso es un ejercicio diario, se trata de más y los jóvenes lo están entendiendo”, comenta Manuel Alzamora.
Aunque la mayoría de jóvenes aprenden de forma empírica, Barranquilla ofrece distintos espacios de formación en este campo de las artes visuales. La Escuela Distrital de Arte y Tradiciones Populares (EDA), cursos libres en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico y LCI Barranquilla son los centros educativos en los que se puede profundizar el conocimiento en el campo de la fotografía.
Además, la fotomaratón ofrece anualmente talleres de formación. Para este año están programados para el 16 y 17 de noviembre y se complementarán con una master class el 30 del mismo mes.
