A Penélope Robin —o @thepennyrobin, como la conocen miles de usuarios en redes— la música le ha marcado el ritmo desde niña. Nació en Miami, creció entre guitarras, pistas y un menú sonoro que en su casa incluía a Frank Sinatra, Elvis Presley, Luis Miguel y Burt Bacharach.
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Hoy, una década después de arrancar su carrera, se mueve con naturalidad entre su pasado y el sonido que está construyendo: un retro-pop personal al que le añade matices nuevos según lo que vive y descubre.
Su paso reciente por Colombia ha sido clave. “Soy cantautora y productora pop. Escribo desde el corazón, cuento mis historias y me encanta mezclar sonidos modernos con toques retro. Llevo más de 10 años haciendo música, y ahora estoy en una nueva etapa cantando en español, conectándome con mis raíces latinas y con mi público de una forma mucho más cercana. Colombia, que hoy siento como mi hogar, se ha convertido en uno de mis grandes amores”, dice.
Ese tránsito hacia el español comenzó a consolidarse en canciones como Curazao, con la que abrió su camino junto a Sony Music Colombia. Pero la conversación gira, sobre todo, en torno a Dulce Maldición, su lanzamiento más reciente.
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La canción nació, cuenta, una tarde de estudio junto a su papá, jugando con pistas y sonidos que querían tener un ambiente particular. “Pensaba mucho en Halloween”, recuerda entre risas. “Yo ya sabía, quería hacer una canción que tenía como ese vibe obviamente pop retro pero que también tiene un poquito de sonido como… eso… es como se dice…”. El gesto que hace al intentar describirlo queda en el aire, aunque la pista lo resuelve: antes del coro, un pequeño efecto que tensiona el ambiente y abre el camino al resto del tema.
Nació en julio, durante un viaje a Medellín por Colombiamoda. Allí conoció y escribió con Nel, compositor con quien trabajó por primera vez. La experiencia, dice, le sirvió para abrir otra puerta creativa: escribir con personas nuevas, descubrir otras formas de construir melodías y dejar que el pop retro que ya reconoce como suyo se mezcle con ideas frescas.
Pero antes de seguir con su presente, vale volver un poco. Penélope empezó en eventos locales de Miami y luego dio pasos importantes en Colombia, como su presentación en el CEG Festival junto a Karol G, Yandel y Cosculluela.
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También fue reconocida por la Phil Collins Little Dreams Foundation y finalista en Young Talent Big Dreams. En 2019 recorrió el noreste de Estados Unidos con su primera gira. Luego llegó la pandemia, y ahí se transformó algo esencial en su proceso. Pasó horas en su cuarto, sola con su guitarra, escribiendo por primera vez desde emociones propias.
Después vinieron etapas de pop dulce, de rock adolescente, de ritmos urbanos y hasta un coqueteo con el reguetón. Pero con la llegada a Colombia tuvo claro que quería volver a Penélope, a una esencia más definida. “Necesito volver a Penélope”, recuerda haberle dicho a su equipo.
Hoy se reconoce en un “roller disco pop” que mezcla lo que la acompaña desde pequeña con el presente que está viviendo. Y aun así, no deja de explorar. De hecho, anuncia que acaba de grabar una cumbia navideña.
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“Quería conectar y salir de esa zona cómoda. Hacer algo súper fuera de Penélope. Y estoy muy emocionada para que escuches esta cumbia, mi amor”, cuenta. La trabajó con Junior —“yo me llamo Bruno Mars”, lo describe— y con su papá. Fue un reto encontrar la melodía y la letra sobre un track tan distinto a lo que hace, pero disfrutó el proceso. “La canción es muy de fiesta”, dice, anticipando que este giro musical será una sorpresa para muchos.
Con varios sencillos publicados durante el año, Penélope confirma que viene un EP y más lanzamientos. Sueña con colaboraciones que van desde Bruno Mars hasta Karol G, Shakira, Rosalía, Ed Sheeran, o los argentinos Cartyel y Paco Amoroso. Los vio en concierto en Bogotá y salió convencida de que esa energía en el escenario es algo que quiere alcanzar.
Cuando habla de futuro, lo hace sin grandilocuencias, pero con seguridad: quiere que quienes escuchen su música sientan libertad para ser ellos mismos. Que sus canciones acompañen. Que su mensaje llegue sin disfraces. “Yo siempre digo que tú escoges tu propio camino y que vas a brillar, no importa lo que pase”, asegura. Su deseo inmediato es claro: cantar en el Movistar Arena. ¿El próximo año? Ella dice que sí. “Puede ser que no pase, pero estoy creando el futuro, estoy escogiendo mi camino y todo va a estar bien”.
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Antes de despedirse, deja otra pista sobre cómo piensa lo que vendrá: “Necesito empezar a tener un board, a poner fotos de todo lo que me va a pasar. Y si no pasa, está bien, pero en el próximo va a pasar”. Su carrera parece avanzar justo así: paso a paso, con intención, sin perder de vista el sonido que la define. Penélope Robin está construyendo un camino propio y lo hace con la misma honestidad con la que escribe sus canciones.





















