Edgar Tobías Amaya, de 56 años de edad, fue el primer condenado en La Guajira por el delito de feminicidio, hecho en el cual la víctima era su esposa Patricia María Uriana, una mujer wayuu de 54 años.
Ella falleció a causa de una golpiza que le dio su marido en febrero de 2018. Ahora él deberá pagar una condena de 43 años de prisión por ese crimen.
Esta mujer indígena es una de las tantas que han sufrido con la violencia de género en el departamento de La Guajira, donde según el Instituto Nacional de Salud a la semana 46 de este año se han registrado 1.324 casos de violencia de género e intrafamiliar.
Las víctimas también han sido niñas y jóvenes cuyos casos están siendo aún investigados por las autoridades. En abril de 2016 se conocieron 38 casos de abuso sexual a niñas wayuu de los cuales el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha cerrado 26 de estos con el reintegro de las niñas y adolescentes a sus familias de origen, dado que los defensores de familia encontraron las condiciones como garantes de derechos.
Por estos hechos se han capturado nueve personas cuyos procesos están en curso.
Patricia María y estas niñas wayuu fueron una de las razones por las cuales un grupo de mujeres de esta etnia se unieran a la protesta feminista en contra del maltrato, la violación y el abuso, entonando el himno que se ha escuchado en la plaza de varias ciudades de América Latina y que comienza a tomar fuerza en otros lugares del mundo.
Lideradas por Remedios Uriana, una wayuu profesional, indigenista, feminista y defensora de los derechos humanos, se reunieron en la comunidad indígena de Pesuapa, jurisdicción del municipio de Manaure para unir su voz de protesta.
Con el apoyo y compañía de la ONG Nación Wayuu elevaron y cantaron el himno mundial feminista en su lengua materna wayuunaiki y enfocada desde la cosmovisión propia.
'Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú. El violador eres tú', fue la estrofa que repitieron una y otra vez después de una breve ceremonia que incluyó el baile tradicional de la yonna.
'Un grupo de mujeres y niñas wayuu de diferentes rancherías de Maicao, Manaure, Riohacha y Uribia nos unimos para entonar este himno para rechazar la violencia basada en género, reconociendo la historia y la violencia que han vivido nuestras abuelas, nuestras madres y nosotras mismas al interior de las comunidades', manifestó Remedios Uriana.
Según Jazmín Romero Epieyu, otra de las líderes wayuu, 'no se puede esconder una realidad que ha existido desde décadas en el seno de nuestra cultura y es el machismo dominante, que muchas veces nos callan por el simple hecho de ser mujeres, tampoco podemos ocultar las graves violencias sexuales que padecen muchas niñas wayuu, ocultándolos muchas veces en la llamada justicia propia, no se puede justificar un abuso sexual premiando siempre al violador desde la aplicación de la dote según los usos y costumbres'.
Agrega que 'es inaudito permitir esos abusos, nuestros cuerpos son sagrados, nuestros cuerpos no se tocan ni se venden. Todo ser hombre nace de un vientre de una mujer por lo tanto nuestros órganos son sagrados'.
Por todos esos motivos como mujeres wayuu, niñas, jóvenes, mujeres activistas, alzaron sus voces en conjunto y decidieron entonar juntas este himno desde el departamento de La Guajira.
En su informe 'Violencia de Género en Grupos Étnicos', el Instituto de Medicina Legal afirma que 'en cuanto a las violencias contra las mujeres que se vislumbran desde el enfoque diferencial étnico se puede señalar que éstas tienen relación con la exclusión, la discriminación, la negación y/o falta de reconocimiento de sus derechos, la explotación laboral y el abuso sexual, que se cimientan en condiciones de pobreza, de profunda inequidad social y de patrones culturales que las mantienen en posición de desigualdad y subordinación'.
Asegura que en Colombia se dificulta precisar la dimensión y estructura de la violencia contra las mujeres indígenas, dada la dispersión geográfica, las diferencias entre comunidades, grupos y familias indígenas y la falta de datos estadísticos desagregados o el alto subregistro en las instituciones que hacen parte de la ruta de atención integral de las violencias.
En Wayuunaiki - 'Un violador en tu camino'
Wanee kamaürai sulü püpuna en wayuunaiki, ha sido una performance que ha tenido eco en el mundo. Aquí, una traducción de algunas de sus líneas:
1. Wakayana óütunainshi (Es feminicidio).
2. Nojotsü nawalajün noütün jain jieyü (Impunidad para mi asesino).
3. Maschikisa’lí Waya (Es la desaparición).
4. Atanjanüshi Wayá (Es la violación).
5. Nojotsü tasirrün jalajatün taya, jamü jukuipá tashén (Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía).


