A Diomedes Díaz siempre le atrajo las incrustaciones de prendas finas en su dentadura, al punto que en el año 1993 causó revuelo cuando se calzó un diamante de 6 millones de pesos y posteriormente se implantó uno de 20 millones, pero El Cacique se fue a la eternidad sin utilizar un diseño de sonrisa extravagante y millonario que estaba listo para él.
En Carrizal, una vereda ubicada (en carro) a 5 minutos de La Junta, en zona rural de San Juan del Cesar, La Guajira, está el museo que guarda celosamente prendas y fotografías del intérprete más querido en el género vallenato.
En la que sirvió de habitación para el artista, al lado izquierdo de la cama en la que tantas veces durmió el cantante, se encuentra la réplica del diseño de dentadura que quería utilizar Diomedes y que fue construido por las manos de Daniel Fernando Zabaleta Díaz, su sobrino y odontólogo.
El hijo de Mama Vila pretendió ajustarse cuatro incrustaciones de diamantes en los incisivos laterales y frontales de la parte superior, y combinarlos con ocho piezas de oro, que serían ubicados en sus primeros y segundos molares, es decir, cuatro muelas abajo y cuatro arriba.
El diseño, que está protegido por una urna de cristal que reposa debajo de un cuadro del cantante abrazado con su sobrino en el consultorio odontológico, es una de las piezas del museo que más le llama la atención a los visitantes, quienes deben pagar 10 mil pesos para su ingreso, siendo acreedores a un recorrido por la propiedad que Diomedes le comprara a su madre.
Leonardo Sarmiento, es guía en el museo y sostiene que 'Diomedes pensó en ponerse ese diseño de sonrisa, pero la muerte le llegó de manera inesperada y no pudo lucirlo. Ya todo estaba listo'.
En la misma habitación hay camisas, zapatos y la colonia preferida de El Cacique. Su estilo de calzado eran las botas, uno de los pares hechos con cuero de culebra, que hacía juego con un cinturón del mismo material. Estas prendas las vistió en los conciertos y grabaciones de los trabajos discográficos que le dieron reconocimientos por sus millonarias ventas, estatuillas que también reposan ahí.
En la propiedad también está la casa de barro en la que creció Diomedes y en la que nació se puede conocer unos metros después, al subir un cerro.
La famosa figura de la Virgen del Carmen que Juancho Rois le regaló a Diomedes Díaz está cerca de allí, en una finca a un par de kilómetros llamada Los Brasiles y a la que solamente la familia tiene acceso, como referencia Leonardo Sarmiento.
A la ventana marroncita
En La Junta la brisa es poca, la temperatura alta y la música de Diomedes permanente. Ahí la casa paterna de Patricia Lucía Acosta sirve como museo en el que se exponen fotografías que relata la historia de un artista grande y carismático.
El punto más visitado es el cuarto en el que dormía Patricia junto a una prima y que tiene un marco de madera que da a la calle, bien sea la ventana marroncita.
'Los sentimientos románticos de Diomedes y Patricia fueron en la ventana marroncita, claro que sí', señala Ricardo León Sierra, primo de la mamá de Rafael Santos, Diomedes de Jesús y El Gran Martín Elías.
El amor de Diomedes fue tal por Patricia que de Carrizal iba a pie hasta La Junta, daba un par de golpecitos a la ventana y se topaba con los ojos grandes y labios definidos de su amada. Hoy, decenas de turistas llegan al lugar para hacerse fotos y las parejas buscan recrear la romántica escena, entre un cacique y su enamorada.
Adrián Pérez, turista proveniente de Santa Marta, asegura que 'llegar aquí me llena de nostalgia. Soy seguidor de Diomedes, pero venir a su tierra es conocer de cerca su historia. Estas casas son leyenda, el que sea colombiano y no conozca la historia de la ventana marroncita le falta, es un recorrido interesante el que hace uno en ese museo donde se ven las fotografías de los amores que tuvieron Diomedes y Patricia'.




















