Por la entrada de Santa Marta a Barranquilla, miradas curiosas observan con detenimiento los detalles de la obra ubicada en la glorieta de la calle 17, que empalma con el bulevar de Simón Bolívar.
A pesar del tráfico en el sector, y de estar allí hace más de seis años, es casi imposible no desviar la atención del camino para admirar los colores y el acabado del mosaico sobre la base del monumento a la aviación, que da a los visitantes que entran por la vía a Ciénaga la bienvenida a una Barranquilla llena de historias, como la que cuenta la réplica del avión que piloteó Knox Martin en 1919, cuando voló de Barranquilla a Puerto Colombia, y que se inmortalizó sobre la obra de Elsa Marina Losada.
El mosaico de cerámica sobre concreto es tan solo una de las más de 30 obras que tiene esta destacada artista en espacios urbanos. El sentir Caribe, su amor por el río, el mar y la cayena -sus principales fuentes de inspiración- le llevaron a plasmar su sello en lugares de la ciudad que hoy resplandecen gracias a su arte.
Esquinas y espacios antes desolados son hoy una atracción por los símbolos de la cultura que impregna de vida con sus manos. ‘Elmar’, como se hace llamar, es una cartagenera de corazón barranquillero que trabaja sus obras en diferentes técnicas pictóricas, como el óleo sobre lienzo, acrílico, mosaico en cerámica, esculturas en hierro, aluminio y bronce.
La artista cuenta, de manera jocosa, que venía con un pincel desde el vientre de su madre. Cuando estaba pequeña descubrió su pasión por el arte y años más tarde se formó como escultora, muralista y maestra plástica. Empezó su preparación en Bogotá, posteriormente viajó a Estados Unidos a estudiar artes plásticas y en París se especializó en teoría del color. Su obra cuenta con la influencia del Fauvismo de Henri Matisse y el movimiento Pop Art.
Por poderosos motivos ‘Elmar’ se vio obligada a abandonar sus oleos y lienzos, tras padecer un accidente cerebrovascular causado por un aneurisma. Dejó de pintar debido a que los químicos le ocasionaban afectaciones por la falta de oxígeno en su cerebro.
La enfermedad que le mantuvo 22 días en coma, le llevó a empezar de nuevo. De su memoria se borraron el inglés y el francés, idiomas que había aprendido por motivos académicos, y le quedaron algunas secuelas en el habla y la escritura (dislexia). Sin embargo, la artista, que en ese entonces tenía 32 años, comprendió que aunque las circunstancias habían cambiado, la vida le estaba brindando una segunda oportunidad.
Justo en ese momento ‘Elmar’ comenzó a ensayar alternativas menos químicas para hacer arte, hasta que llegó al acrílico y descubrió la técnica del mosaico.
Empezó a elaborar productos de arte utilitario en cerámica, adornos, platos, mesas, servilleteros, entre otros artículos, y en un abrir y cerrar de ojos, la artista ya contaba con una galería de decoración contemporánea.
'Después de aprender y practicar durante largo tiempo la técnica del mosaico en cerámica, su versatilidad en el manejo del color, durabilidad y bajo mantenimiento me permitió desarrollar mi primera obra en el espacio público', contó Elsa.
De ahí en adelante empezaron a llover para Elsa Marina nuevas propuestas. Un día cualquiera le llamaron para hacer la cara inferior del puente de la Circunvalar con 38, y sin un ápice de miedo contestó que ella podía hacerlo. 'Fue un reto que me llegó como anillo al dedo, ya que me encanta trabajar obras de gran formato', contestó con vehemencia, dándole paso a su trabajo transformador de espacios urbanos en Barranquilla, haciendo de ‘La Arenosa’ una galería a cielo abierto.
La artista tiene 23 esculturas en ciudades como Barranquilla, Santa Marta, Valledupar, Bogotá y Sincelejo, y fuera del país en Miami y Ciudad de Panamá.
En una avenida que cuenta la historia del legendario hombre caimán, se erige en Plato, Magdalena, la escultura fusión de bronce y mosaico que mide 3,50 metros de alto por 3,50 de ancho, elaborada por Elsa Losada. En el Parque de los Periodistas de Sincelejo sobresale La Flor del Bonche, y en el sector Rosales de Bogotá, una escultura busca preservar a la tingua, una especie de ave que tiene como único hábitat en el mundo los humedales de Bogotá.
La identidad de Ponedera, Suan, Santa Lucía, Campo de la Cruz, Santo Tomás, Galapa, Puerto Colombia y Barranquilla, además de las obras en mosaico de la Avenida del Río, el mobiliario urbano de Simón Bolívar y murales en diferentes ciudades, hacen parte de su extenso legado, al que se suman 148 esculturas pequeñas y 123 cuadros.
En la actualidad, la artista trabaja en la misión de esculpir la obra de Édgar Rentería que se exhibirá en el estadio de béisbol que llevará su nombre, antiguo Tomás Arrieta, que será inaugurado para los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018.
La escultura en bronce de 3.40 metros alto con la pose de shortstop que le dio a Rentería dos anillos de series mundiales -uno con los Marlins y otro con los Gigantes de San Francisco-, busca rendirle un homenaje que inmortalice al ‘Niño de Barranquilla’.
'Hemos conformado un gran equipo. Les muestro como está quedando el trabajo y escucho sus opiniones. Me siento honrada de ser yo quien plasme a este personaje tan importante para Barranquilla', contó emocionada Elsa, y explicó que la elaboración de la obra tardará 14 meses.
La artista, orgullo del Caribe colombiano, retrata con sus obras la belleza de una región policromática, que inspira con su cotidianidad: atardeceres, costumbres, su exorbitante fauna y flora, la gente, su río y su mar.
Elsa, en lugar de ahondar en el porqué de su accidente, prefirió ‘renacer’ haciendo uso de su capacidad de resiliencia y su fuerza interior. Junto a su pareja y sus hijos -a los que llama su ‘sol’ y su ‘luna’- descubrió que tenía a su disposición un mundo en el que a través de vibrantes y luminosos colores podía expresar su alegría de vivir.
'El arte es la expresión de las experiencias vividas y la reflexión acerca de esos momentos. Es un bálsamo y mi oxígeno', concluyó.
Autorización
‘Elmar’ es una colaboradora de la Fundación Enrique Grau y recibió la autorización para crear las esculturas a gran escala de La Rita y La Mariamulata, del pintor colombiano. Las esculturas serán ubicadas en lugares emblemáticos de Barranquilla.
Fundación Elmar
La Fundación se encarga de enseñarle historia, teoría del arte y técnica del mosaico a cerca de 650 niños del Atlántico. Con el proyecto ‘Arte en el espacio público’, se inauguró en Mompox el pasado viernes el mural ‘Alegoría Momposina’ en el que participaron más de 100 niños de la fundación en el marco de Festijazz.


