El Heraldo
La mayoría de los grandes establecimientos comerciales en el país ofrecen la opción de pagos electrónicos.
Economía

El dilema del dinero plástico vs. el efectivo

El crecimiento de los pagos electrónicos en el país requiere no solo de la ampliación de los canales de pago sino de una política de Estado que los incentive.

Pagar con tarjeta o en efectivo es uno de los interrogantes que muchas personas se plantean al momento de consumir o comprar algún producto o servicio, sin sospechar que esa decisión tiene un mayor impacto del que uno se puede imaginar

La firma Moodys, citada por Asobancaria en un reciente informe, señala que la migración a pagos electrónicos aportaría más de USD 1,1 trillones a la economía global en seis años y el aumento del 10% en el uso de tarjetas generaría un aumento del PIB de 32 puntos básicos.

Aunque la tradición en Colombia y América Latina es pagar en efectivo, el uso de medios diferentes ha venido ganando terreno en los últimos años de la mano de los adelantos tecnológicos y la ampliación de los canales de pago.

De acuerdo con Asobancaria, la proporción de colombianos que manejan todo o la mayoría de su dinero en efectivo llega al 72%, en contraste, el crecimiento del número de transacciones realizadas con medios diferentes al efectivo, entre 2009 y 2013 fue del 35,8%, pasando de 269,3 billones de transacciones en 2009 a 365,6 billones en 2013.

Los beneficios que conlleva el uso de dinero plástico o  de hacer pagos electrónicos van desde una mayor seguridad para los consumidores hasta el control de la evasión de impuestos e inclusión financiera para el Estado.

El analista económico y empresario, Joseph Dacarett, afirma que lo normal en el mundo moderno es que los pagos se realicen con medios diferentes al efectivo, pero reconoce que en Colombia aún hay factores que desestimulan el uso del dinero plástico como el tema de impuestos, la falta de confianza en el sistema de una cultura de pago y la baja bancarización.

La defensa del efectivo. Los pagos en efectivo también tienen sus defensores y su uso es frecuente en todos  los estratos socioeconómicos.

“Mis pagos los hago en efectivo porque estos no dejan huella”, afirma un pequeño comerciante que se declara usuario 100% del efectivo.

“Cuando recibo pagos de grandes sumas prefiero guardarlas en mi casa u oficina y así me evito pagar el 4 por mil”, asegura otro comerciante consultado por EL HERALDO.

Juan, un microempresario barranquillero, señala que desde hace varios meses ha tenido que pagar la nómina a su empleados en efectivo porque ellos mismos se lo han pedido.

Sin embargo, analistas señalan que el uso de efectivo tiene costos ocultos que no tienen los pagos electrónicos. Señalan que al usar efectivo se pierde el control del dinero y a veces se gasta más de lo que se tiene presupuestado.

¿Son mejores los pagos electrónicos?. Daniel Valandia Ocampo, jefe de investigaciones económicas de Credicorp Capital,  asegura que las pagos electrónicos tienen una mayor participación en  países desarrollados.

La seguridad también hace parte del debate. “Muchas veces resulta peligroso andar con efectivo en los bolsillos”. Dice que los medios electrónicos de pago son una buena opción por la tecnología que los bancos han puesto a disposición de los consumidores.

Sin embargo, señala que en Colombia hay una limitante que es el impuesto del cuatro por mil, pues provoca que comerciantes y pequeñas empresas busquen evitar su pago, usando el efectivo.

Hay oportunidad de crecer. Gustavo Leaño Concha, presidente de Credibanco, afirma que el indicador de penetración de pagos electrónicos incluye todos los que se hacen con tarjeta débito o crédito y otros adicionales como los pagos digitales, sobre los gastos de una familia.

Cifras de la compañía indican que de cada $100 que gastan las familias colombianas un 12% lo hacen con pagos electrónicos y el resto (88%) en efectivo.

“Hay una oportunidad muy grande para el mercado, nos encontramos un poco rezagados frente al promedio de América Latina”, indicó el ejecutivo.

Los desafíos que debe asumir el país para avanzar en el uso de los pagos electrónicos son muchos, en especial por la presencia de la economía informal y de otros sectores que a pesar de estar en las cuentas nacionales, usan el efectivo porque no genera trazabilidad en las transacciones, lo que permite la evasión de impuestos.

Otro de los aspectos que requiere Colombia es una política pública que estimule los pagos electrónicos, “ya que este es el único mecanismo que permite transparencia a las transacciones en la economía”, sostuvo el presidente de Credibanco, compañía que cuenta con 70% de participación de mercado en el país en  terminales de pago en puntos de venta y presencia en más de 850 municipios.

La educación financiera es un elemento crítico que requiere el país para que los agentes económicos ya sean personas, establecimientos o empresas conozcan y entiendan las bondades de los pagos electrónicos y las desventajas del efectivo.

Entregarle a los establecimientos de comercio y a las personas los elementos necesarios para que puedan realizar sus transacciones electrónicas, son otros de los retos.

“Las personas quieren hacer sus transacciones de forma más fácil, sencilla y segura, por ello hay que adaptar todos los elementos para esta nueva realidad”, dijo Leaño quien explicó que Credibanco trabaja en la aplicación de nuevas tecnologías que le permiten adaptarse a la nueva realidad del consumidor como son las billeteras digitales, las soluciones de comercio electrónicos con datáfonos móviles y almacenamiento de información que se ha denominado ‘checkout”.

Incentivos tributarios

Asobancaria afirma que es importante que el Gobierno implemente mecanismos fiscales que promuevan el uso de pagos electrónicos, porque a pesar del impacto inicial que puedan tener sobre las finanzas públicas, los beneficios en el corto y mediano plazo son positivos para la economía nacional, El gremio destaca la iniciativa de 2004 de la devolución de 2 puntos de IVA para compras con tarjeta de crédito y débito y que en 2013 se amplió a banca móvil, pero que con la nueva reforma tributaria fue eliminada y no se reemplazó por otra medida.

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