Se oscurece el panorama. Las falencias futbolísticas de Junior se han vuelto recurrentes y nada que se superan por más que el entrenador Alfredo Arias y sus dirigidos declaran repetidamente que “hay que corregir”, “hay que seguir trabajando”, “así es el fútbol” y “mañana sale el sol”.
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Solo restan dos jornadas de la fase de todos contra todos de la Liga II y está más que claro que el equipo rojiblanco se encuentra metido en la bolsa de irregularidad que arropa a todos los equipos del fútbol colombiano. Los primeros cinco partidos de la era Arias hicieron pensar que este equipo se rebelaría, se desataría del montón y daría el salto de calidad que se ha estado esperando desde hace varios años, y teniendo en cuenta que se invierte mucho más dinero que en otros clubes.
Sin embargo, poco a poco, con las flojas presentaciones en Copa Colombia ante Huila y Atlético FC, y otorgando triunfos revitalizadores a Unión Magdalena, Millonarios, América (con el cual terminó eliminado en Copa) y más recientemente a Santa Fe, su imagen y credibilidad se vinieron al piso.
Ahora, en medio de un ambiente adverso, de decepción y desilusión en el juniorismo, Arias y su combo se preparan para la etapa más importante del torneo, la que realmente eleva o pone a morder el polvo, los cuadrangulares semifinales.
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Afortunadamente, su cupo en esa fase está prácticamente asegurado, más allá de que existe una remota posibilidad matemática de quedar eliminado. Pero para ser protagonista en esa instancia, lograr el verdadero objetivo de Junior (pelear el título) y evitar la pobrísima presentación del semestre pasado, bajo el mando de César Farías, hay que resolver varios problemas en el actual equipo.
FALTA DE CONTUNDENCIA
Aunque el encendido de su ataque viene dependiendo en demasía de la chispa de José Enamorado, su hombre más inspirado en estos momentos, Junior es un equipo que fabrica muchas opciones de gol, incluso en aquellos compromisos en los que su funcionamiento ha resultado deficiente y caótico.
En unos partidos es más envolvente y vertical que en otros, pero suele tener claras oportunidades para anotar. El problema es que le falta ser mucho más letal. Si bien Junior es el tercer equipo con más anotaciones en la competencia, con 32 goles, detrás de Atlético Nacional (35) y Medellín (39), los tres únicos por encima de los 30, una buena cantidad de puntos se han escapado precisamente por falta de efectividad.
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Hay que reflejar en el marcador la apuesta ofensiva. Se perdona demasiado a los adversarios y los partidos se van complicando mucho más en medio de la frustración y desespero por no conseguir el gol. Se cae en imprecisiones y desgastes que después resultan muy costosos cuando se presentan parpadeos en el fondo.
DESORDEN DEFENSIVO
Ahí precisamente viene el otro inconveniente de Junior, se deja casi todo a los cuatro hombres del fondo, sin buenos filtros en la mitad ni relevos correctos ante la constante salida de los laterales, Yeison Suárez y Jhomier Guerrero (o Edwin Herrera).
A veces, en momentos apremiantes del juego, en busca del gol de la ventaja, van los dos laterales al mismo tiempo a campo contrario, pero también los dos volantes de marca. Aparte, los cuatro hombres de arriba no siempre apoyan la presión ni cumplen con el ida y vuelta. Cuando el balón se extravía y no una hay rápida recuperación tras pérdida, quedan unos amplios espacios que son un banquete para el oponente, que si llega a tener la puntería que a veces escasea en los rojiblancos, termina imponiéndose.
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Hay desorden y pocos respaldos en algunos movimientos de Junior, lo cual no le permite contar con una protección sólida y segura. Y en ocasiones una sola gotera basta para inundar la casa rojiblanca.
Si hay filtraciones y si se moja la pólvora, se agua la fiesta. Junior requiere ajustar tuercas en las dos áreas, como admitió el propio entrenador. No son “pequeños detalles”, como expresó Yimmi Chará en la rueda de prensa posterior a la derrota 2-1 ante Santa Fe.
“En las dos áreas es donde se definen los partidos. Estamos errando muchas situaciones de gol que nos llenan de inconsistencia y de desconfianza para los siguientes minutos y estamos admitiendo goles que no podemos admitir. No podemos admitir un gol en una contra cuando tenemos la pelota a favor en el último minuto. Seguramente hay que mejorar más cosas, pero específicamente en este partido esas fueron las dos cosas que nos condenaron”, reconoció el uruguayo.
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SIN RECAMBIO
El técnico, claro está, no es el único que tiene responsabilidad en los altibajos individuales y colectivos de Junior. Los jugadores que todavía no han encajado, y aquellos que parecen haber cumplido un ciclo, que a veces sí y a veces no, que hoy juegan bien, mañana más o menos, y después quién sabe, son absolutamente responsables de toda la mediocridad que se pueda evidenciar en el desarrollo del torneo.
Arias, que asumió la culpa de la contratación de un defensa central como Lucas Monzón, que llegó lesionado, se la ha pasado en el departamento médico y no ha hecho ningún aporte al club, también es víctima de la irregularidad que caracteriza a muchos de los futbolistas que integran la nómina del ‘Tiburón’.
Esa carencia de consistencia individual en el plantel le resta alternativas a Arias para armar la nómina titular y un banco de emergentes del que surjan revulsivos para cambiarle la cara a un partido. No es la súper nómina.
De jugadores como Jesús Rivas y Jhon Fredy Salazar, en los que había cifradas grandes expectativas, se sigue esperando un rendimiento muchísimo más constante y parejo. Ambos empezaron bien, pero se fueron quedando, especialmente el extremo manizalita, que ya ni siquiera es seguro en la banquillo.
Rivas, de forma intermitente, asoma algo de sus cualidades, pero todavía no despliega sus alas del todo. En Águilas Doradas volaba.
Existen más aspectos por enmendar, situaciones que trabajar y virtudes por pulir. Le cayó bien al equipo el aplazamiento de la fecha de este fin de semana, en la que se iba a enfrentar a Fortaleza en Bogotá, siempre y cuando se aproveche con entrenamiento, verdadero descanso y compromiso, no con excesivo relax.
Se pueden recuperar jugadores fatigados muscularmente, e insistir en subsanar de verdad todos esos dolores de cabeza de Junior de cara a los cuadrangulares semifinales.




















