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Al menos ganó. Los tres puntos y la permanencia en el grupo de los ocho primeros de la tabla de posiciones de la Liga fue lo mejor de la victoria de Junior 2-1 ante Alianza Petrolera, en el estadio Romelio Martínez, en la antepenúltima jornada de la fase regular del torneo.

Germán Mera, al minuto 44, pescando una pelota suelta tras el cobro de un tiro de esquina, y Miguel Borja, en un cabezazo, con la complicidad del joven portero de Alianza, Juan Serrano, anotaron los goles que permitieron un festejo triunfal en Barranquilla después cinco partidos sin conseguirlo (uno de Libertadores, uno de Sudamericana y tres de Liga).  

Víctor Moreno, cuando el cronómetro marcaba 53 minutos, conquistó con su testa, también en el cobro de un córner, el empate parcial.

Los dirigidos por Luis Amaranto Perea nuevamente dejaron oscuras sensaciones, más preocupación que ilusión.

Hay jugadores que siguen dando señales de vida, pero solo eso. No progresan, no evolucionan. Unas de cal, cinco de arena. Solo asoman algo del talento que se les conoce, pero todo es a cuentagotas.

No hay sorpresa, no existe atrevimiento ni movilidad ni agresividad ni determinación ni continuidad ni una idea clara de juego. El equipo continúa deambulando en la cancha, sin un guión, sin una brújula, totalmente desteñido y a su suerte.

Predecible y lento, demasiado lento, transitaba ante un Alianza entusiasta, tocador, alegrón, pero estéril. Los visitantes, con la añeja batuta de Macnelly Torres, se adueñaron por largos ratos del balón, pero nunca tradujeron en opciones de gol sus insinuaciones. Ambicionaron más de lo que realmente consiguieron.

Junior, con los espacios que dejaba su envalentonado adversario, con la velocidad cerebral de Teófilo Gutiérrez y la rapidez atlética de Carmelo Valencia, generó las dos únicas oportunidades claras de gol en todo el primer tiempo antes del oportuno y afortunado remate de Mera que descorchó el marcador.

No obstante, Carmelo es imparable corriendo, pero no infalible definiendo. El veterano atacante malogró ambas situaciones. En la segunda contó con dos ‘vidas’ para marcar, pero nada. ‘Game over’ para el chocoano. 

De resto, solo aventuras individuales de Fabián Viáfara y Edwuin Cetré, que terminaban en falta o con centros fallidos, inquietaban al conjunto barranqueño.

Con el fresquito del 1-0, pero el estrés de la pobre elaboración de juego, los rojiblancos se fueron al descanso. Perea notó que Didier Moreno y Leonardo Pico ni recuperaban ni creaban y envió a James Sánchez en lugar del chocoano para tratar de alumbrar los caminos.

Poco y nada mejoró el accionar colectivo. Seguía la monotonía, el conformismo, la mediocridad. Un Junior sin la solvencia para aumentar la cuenta y un rival sin las armas para lograr lo que procuraba.

Sin embargo, la pelota quieta a veces resulta la salvación. Un tiro de esquina derivó el gol de Mera y un tiro esquina significó el empate. Víctor Moreno saltó y anticipó a Willer Ditta para concretar el 1-1.

¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defenderme?... Había que invocar a alguien, en la cancha no se vislumbraban soluciones. El único ‘Chapulín Colorado’ que se veía en el banco era Miguel Borja. Perea solo contó con su astucia goleadora desde el minuto 70, cuando ingresó por Carmelo. Dos minutos después, en su primera opción tras un buen centro de Fabián Viáfara, quizá el jugador más destacado de los Tiburones, festejó el gol que terminó siendo el de la victoria. Eso sí, con la ayuda del arquero de Alianza, a quien se le ‘chispoteó’ en su salida.

Junior terminó tocando, sin mayores sufrimientos ante un adversario que quería mucho y tenía poco. Los dos minutos de adición prácticamente no se jugaron porque Teófilo Gutiérrez cometió una falta que lesionó a Macnelly. En medio de los reclamos del volante creativo y la atención médica que recibía, se fue el reloj. El árbitro Yadir Acuña, que le perdonó la roja a Teo, no repuso el tiempo. Junior venció, pero es claro que no convenció.