No defraudaron a su hinchada. No desentonaron con el perfecto estado del nuevo gramado. No decepcionaron. No se excusaron. Esta vez hubo pocos reparos de la afición y ningún pretexto de los jugadores. Junior retornó al estadio Metropolitano Roberto Meléndez y, por fin, saboreó las mieles del triunfo en la Liga Águila. Con goles de Roberto Ovelar (55 minutos), Bernardo Cuesta (86) y Édinson Toloza (90+3), los tiburones vencieron 3-0 al Once Caldas y mordieron tres puntos valiosos en su lucha por tratar de salir del último lugar y ascender posiciones en la tabla.
El regreso al hogar, el dulce hogar, resultó fundamental para plasmar la primera victoria en ese tapete verde del ‘Metro’. El aliento y el ambiente fueron totalmente diferentes a lo que se venía sintiendo en Cartagena. La actitud y la seguridad defensiva también fueron distintas y cruciales para evitar lo que había ocurrido el fin de semana pasado en Manizales, cuando otros tres goles marcados no alcanzaron para ganar.
La contundencia de los tres últimos partidos, en los que Junior ha marcado tres goles (3-3 ante Huila, 3-3 ante Caldas y 3-0 ante el mismo Caldas), se mantuvo y se conjugó con un candado infranqueable en el arco de Sebastián Viera, tarea que en este semestre ha resultado complicada.
A Junior le costó generar opciones de gol durante el primer tiempo ante un Once Caldas que por momentos se atrincheraba y por ratos ejercía presión alta.
Independiente de la disposición rival, el arma frecuente de los rojiblancos para tratar de dar en el blanco fue Édinson Toloza. Se insistió en explotar el flanco derecho con la velocidad y los centros del nariñense, que pocas veces encontraron un receptor certero. Roberto Ovelar brillaba por su ausencia. Róbinson Aponzá acudió un par de veces a dos citas aéreas programadas desde la banda por Toloza, pero en una la pelota se le escapó de su pecho sin poder desenfundar la derecha para tirar y en la otra cabeceó por encima de la portería.
La inspiración de Jarlan Barrera y sus remates desde fuera del área generaron conato de incendio en la cabaña visitante, pero aparecía José Cuadrado como bombero para apagar el peligro con sus manos y su notable frialdad.
Sin Ovelar enchufado en el primer tiempo, con Aponzá sin intenciones de asociación, con escasa salida de los laterales y escaso apoyo de los volantes de primera línea, la ofensiva de los tiburones se encomendó al trabajo de Toloza por la derecha. No fue suficiente para hacer tambalear en esa primera etapa a un adversario con orden y cerrado, que casi nunca merodeó los predios de Viera.
Ya en el segundo tiempo, se presentó un pellizco general. Jarlan apareció con mayor asiduidad y claridad. Aponzá pidió más la bola y Ovelar hizo lo que se le pide. Junior entró recargado, con mayor ambición y decisión. Solo pasaron diez minutos para gritar el primer gol luego de una correspondencia de Alexis Pérez que Roberto Ovelar recogió con una ‘palomita’ en el área chica.