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El Chelsea de Tuchel cae de nuevo

Es la segunda derrota de los londinenses en las cinco jornadas que se han jugado de la Premier. 'Los Blues' se ubican octavos en la tabla de posiciones. 

Sólo al final, cuando el 2-1 parecía un destino invariable para Sterling, Mount y compañía, apretó el acelerador a la caza desesperada del empate; demasiado tarde para el equipo londinense, que se quedó sin tiempo y se queda sin margen de error, porque puede terminar la quinta jornada de la 'Premier' a ocho puntos del liderato del Arsenal, si éste vence el miércoles al Aston Villa, y del décimo para abajo. Hoy es octavo en la tabla.

Al Chelsea primero le faltó pegada. Después, todo lo demás. Ya no tiene a Romelu Lukaku, que se ha ido al Inter tras su fallida adaptación al equipo y a Tuchel, ni tampoco a Timo Werner, aunque su aventura en Londres no fue nada goleadora en comparación con su etapa anterior en el Leipzig. Ha fichado a Raheem Sterling, que ha marcado tres goles en sus últimos dos encuentros, pero que este martes rozó la desesperación en el primer tramo, entre el puñado de llegadas arriba, por más que suyo fue el gol que abrió el marcador.

Porque su equipo apareció al inicio con constancia sobre el área contraria, en posiciones ventajosas incluso, con cierta facilidad. También descubrió las vías entre la defensa adversaria, pero se quedó en un montón de amagos, de intentos sin éxito, de proposiciones erróneas cuando se trataba de lo más fundamental de todo en el fútbol: el remate. Hasta que Sterling, con suspenso, se rebeló contra la frustración con el 0-1 en el minuto 23.

El gol, cuando recogió un rechace, pensó, se posicionó y alojó con inteligencia el balón en la red del marco contrario, con el portero Gavin Bazunu ya vencido, fue una liberación fugaz, nada más aparente, para el Chelsea, que recibió el 1-1 a toda velocidad.

Tampoco fue contundente en su retaguardia: César Azpilicueta despejó sin tino un saque de esquina, directo al borde del área, donde aguardaba Romeo Lavia totalmente solo para conectar el derechazo del 1-1, del que queda la duda de si Edouard Mendy podría haber reaccionado antes y mejor ante el tiro.

El partido retrató todas las dificultades actuales del Chelsea, incluido su portero. Armado este lunes en una defensa de cuatro (Azpilicueta y Cucurella, como laterales; Koulibaly, tras cumplir sanción, y Thiago Silva, como centrales), ni fue eficaz en su ataque ni tampoco rotundo en su defensa. James Ward Prowse o Adam Armstrong, con el dinamismo que propuso el Southampton en sus contraataques, lo pusieron en evidencia unas cuantas veces, más aún el rato que el empate relucía de nuevo en el marcador, que no fue mucho.

Porque, incluso, al borde del descanso, el Southampton agrandó la herida defensiva del Chelsea, superado en la transición en el medio campo, descolocado en su repliegue y desbordado en su defensa, cuando Ward Prowse conectó en la banda izquierda con Romain Perraud y todavía más cuando éste divisó el desmarque de Adam Armstrong, que se quedó libre dentro del área, sin reacción ni de Thiago Silva ni de Koulibaly ni de nadie, para remachar de primeras el 2-1. Inconcebible en un equipo que aspira a todo como el Chelsea.

Tuchel recurrió a Mateo Kovavic en el intermedio. Recién recuperado de una lesión, todavía no estaba al cien por cien para ser titular. Sustituyó a Loftus Cheek, dolorido en su rodilla derecha. Lo necesitaba el técnico para la segunda parte, más aún con las bajas en esa zona de Connor Gallagher, expulsado la anterior jornada, y N'Golo Kante, al que le aguarda aún un mes más de baja. Es una ausencia relevante, pero no debería serlo tanto en un equipo que maneja tantos millones. Ha pagado 65 por Cucurella, 56 por Sterling, 40 por Koulibaly o 18 por Carney, un medio aún en rodaje para Tuchel. Entre tal inversión, se nota demasiado.

No hubo tampoco reacción del Chelsea, sostenido en el partido porque Cucurella se cruzó milagroso ante el testarazo solitario dentro del área de Mohamed Elyounoussi, que habría sido el 3-1 de no haberse interpuesto el lateral español. Lo mismo ocurrió con Thiago Silva, en el minuto 73, cuando salvó de tacón el gol del Southampton. Señales inequívocas del fiasco de su equipo, que no tiro a portería en el segundo tiempo hasta el cabezazo de Broja en el minuto 81, insuficiente para esquivar la segunda derrota 'blue' en cinco duelos.

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