Tokio amaneció este domingo lluviosa, despidiéndose lastimosa de unos Juegos Olímpicos que tardaron más de un año de lo previsto en llegar, pero que vieron finalmente brillar a los atletas del mundo y con ellos y la capital como protagonista se dijo hasta pronto.
El tifón amainó al caer la tarde y la llama olímpica flameaba en el Estadio Olímpico rodeada de gradas vacías y luces azul índigo para pasar el testigo a París.
Pronto el campo se llenó de vida, luz, ritmo, deportividad y una hospitalidad japonesa que inscribió 'Arigato' en mayúsculas.
Tokiotas con atletas
Suena una banda sonora muy especial, la de una de las películas japonesas más aclamadas de la historia del cine, 'Cuentos de Tokio' (1953), la obra maestra de Yasujiro Ozu y abre la ceremonia la bandera de Japón, unos anfitriones que han demostrado que avanzan contra viento y marea.