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Todo parecía dado para un nuevo papelón de Junior ante su gente. Los rojiblancos, increíblemente, habían hecho todo lo humanamente posible para salir perdedores anoche del ‘Metro’. Peor no se podía hacer, peor no se podía jugar. Pero este Junior, así no parezca, tiene un ángel, y a ese ser sobrenatural se aferró para levantarse de su mano y luego sacar fuerzas de donde no había y lograr una remontada heroica en el tiempo de reposición.

Sí, así como lo lee. Los rojiblancos, con un hombre menos todo el segundo tiempo —Daniel Rivera fue expulsado cuando finalizaba la primera parte—, llegaron al minuto 90 perdiendo 2-1. Pero entre el 96’ y el 98’ lograron darle vuelta al marcador con dos goles del ‘Tití’ Rodríguez —uno de penalti—, que salió al rescate del ‘Tiburón’ cuando ya nadie daba un peso por él. La verdad, si esta historia se la cuentan a alguno de los hinchas que dejó decepcionado el ‘Coloso de la Ciudadela’ cuando se cumplió el tiempo reglamentario no se lo va a creer, porque es realmente increíble lo que pasó.

Y es que este equipo de Alfredo Arias es una montaña rusa de emociones. Te lleva de la alegría a la tristeza y viceversa en un abrir y cerrar de ojos. Un día te ilusiona y al otro te decepciona. Ayer jugó, quizá, uno de sus peores partidos de local, dando todas las ventajas del mundo, pero igual pudo levantarse, y en un ataque de rebeldía —que se le pedía a fritos para este juego, luego del fracaso en la Copa Colombia— se levantó entre las cenizas para darle una alegría ‘in extremis’ a esta afición golpeada, que ayer, en minoría, fue al ‘Metro’ a darle una nueva oportunidad a su equipo, pese a que la herida seguía abierta.

La primera parte fue un chiste. Junior no jugó a nada. Se vio lento, errático, ido, sin fuerza, deambulando sin rumbo fijo, sin una idea clara, sin un líder, viéndose inferior a su rival, que aprovechó esa parsimonia para generarle peligro, sin darle ese golpe contundente que sí pudo asestar en la segunda parte.

Para colmo de males, Daniel Rivera se hizo expulsar de la forma más infantil del mundo, perdiendo un balón en un costado y tratando de resolver su error con un claro derribo, cuando Wálmer Pacheco ya se iba solo contra el arquero Mauro Silveira.

Luego llegaron los golpes del Pereira. El primero, de tiro penal, con golazo de Darwin Quintero (1-0). Junior reaccionó y respondió por la misma vía, desde los doce pasos, con un gran remate de Bryan Castrillón (1-1).

A 13’ del final, llegó el segundo del Pereira, el que parecía el de la estocada final, porque ya se veía un Junior sin fuerza física y mental. Cabezazo de Moya, que dejó sin opciones a Silveira (2-1).

Pero ese golpe en lugar de matar al ‘Tiburón’ lo hizo reaccionar, le tocó el orgullo. Los jugadores —¡por fin!— demostraron que les corre sangre por las venas y fueron al todo o nada a buscar por lo menos el empate, que llegó en otro penal convertido por el ‘Tití’ (2-2). Ahí se podía dar por bien servidos, porque no habían hecho méritos ni para una igualdad.

Pero ese desconcierto del rival, que no podía creer que se le escaparan dos puntos que ya tenía en el bolsillo, fue aprovechado por Junior, que sacó petróleo dos minutos más tarde, con un pase quirúrgico de Esparragoza y una definición perfecta del ‘Tití’, para generar una locura colectiva en ‘el Metro’. ¡Triunfo y clasificación!