Historias de Mundial. Sobre las aguas de Salinas del Rey navega un participante muy diferente al resto. Una distinción que no se le atribuye precisamente al talento o su aspecto físico, sino por su edad. Pierfrancesco Rizzello con tan solo 11 años ya se codea al lado de los mejores del mundo en la cita internacional.
Seguramente superado por experiencia, viajes o reconocimientos, pero nunca por ganas, talento y corazón. Sobre la tabla no evidencia desigualdades, El pequeño 'Chico del Agua' como le gusta que le digan hace los mismos trucos y maniobras que sus contrincantes directos. Su melena mona se mueve por los aires justo al mismo tiempo que hace levantar las manos del público impresionado.
Las playas son su hogar desde que recuerda y su infancia fue definitivamente distinta. Muchos niños son motivados por sus padres a caminar, correr tras un balón o divertirse en un parque. Sin embargo, en su mente descansan las postales de ir gritando por los aires mientras su padre surfeaba.
Un contexto completamente normal para alguien nacido en 'el paraíso nordestino', Jijoca de Jericoacoara en Brasil. Un pequeño municipio del país ‘carioca’ donde los turistas están obligados a ir y las cometas del Kitesurf abundan más que los peces.
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Levantarse entre la arena, el mar y el sol le dieron la destreza, mientras su padre intentaba formarle el carácter. Por algo lleva un nombre más que curioso (Pierfrancesco) para los que no conocemos sus raíces, pero muy disiente al conocer que su traducción del francés (Pier) significa 'piedra'. Una personalidad arrolladora con la dureza mental para tener los pies siempre en la tierra.
A los seis años se introdujo en el mundo del Kite, y fue cuestión de 365 días para verlo hacer historia en su debut en las paradas mundialistas de la GTA. Con solo siete años en su momento no fue ajeno a la responsabilidad y hoy tiene completamente claro su camino: 'Mi único y mayor sueño es ser campeón mundial', afirmó a EL HERALDO.
El respeto se lo ha ganado a pulso y los seguidores cercanos a su proceso los tiene por montones. Cuenta con la dicha de tener a su eje y ejemplo, además de su padre, en el mismo equipo de competencia. Carlos Mario, un brasileño que posa entre los mejores del mundo, campeón de cuatro mundiales y otra de las figuras que está destacando en Salinas del Rey.
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'Carlos Mario es como mi hermano y padre al mismo tiempo. Me da muchos consejos y su ayuda ha sido de gran importancia. Quiero llegar a ser uno de los mejores del mundo como él', destacó el pequeño.
En Colombia se siente como en casa. 'Este es un país hermoso, muy bonito. Siento que estoy como en mi casa porque me hace recordar mucho a Brasil por su cultura, la comida y la gente. Las condiciones son buenas y el viento está perfecto', afirmó.
Pier no alcanzó a clasificar a las instancias finales, pero su presencia en una competencia como está a su edad es más que ganancia. Su historia apenas inicia y estas líneas simplemente sirven como introducción. Le gusta vivir de lo que le apasiona y mientras logra su título mundial guarda, al mismo tiempo, en su baúl de los deseos graduarse como Cirujano plástico.
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