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José Arcadio Buendía junto a su mujer, Úrsula Iguarán, acompañados por un grupo de familias, emprendieron una travesía en busca del mar, pero veintiséis meses después y de tanto caminar decidieron fundar Macondo, un pequeño poblado caluroso y mágico cuya existencia sigue siendo un dilema hasta el día de hoy.

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García Márquez creó con su pluma aquel Macondo, y con este un universo literario impregnado de Realismo Mágico en el que reflejó situaciones cotidianas del Caribe colombiano y trascendió fronteras, esas mismas que poco a poco pretende alcanzar su coterráneo Melquin Merchán Viloria desde la pintura.

Un par de pinceles han sido suficientes en la vida de Merchán para plasmar en un cuadro o en un espacio limpio lo que su corazón le dicte. Desde niño García Márquez ha sido su referente y con la pintura el cataquero ha ido creando un estilo propio en el que resalta el Realismo Mágico a través de sus obras.

Desplazado por la violencia

Fácilmente Merchán puede ser un personaje más de Macondo. Su vida y la de su familia han estado marcadas por penosos momentos que parecieran haberse trasladado de la ficción de las obras de García Márquez a la vida real.

A sus cinco años, su padre consiguió un empleo en la vereda Cerro Azul, ubicada a 18 km de Aracataca, Magdalena, fue entonces cuando decidieron irse a vivir allá e iniciar una nueva vida; sin embargo, la familia Merchán junto a pobladores vecinos fueron testigos del horror del conflicto armado.

Regresaron al municipio tras amenazas de los grupos subversivos y luego de dos años volvieron en busca de su tierra, pero la historia volvió a repetirse. Desde ese momento decidieron quedarse en Aracataca y no regresar a aquel lugar.

'Gracias a Dios nunca nos hicieron nada, pero sí nos quemaron lo que teníamos. Así que nos regresamos al pueblo a empezar de cero, fue una situación difícil que poco a poco fuimos superando en familia', expresó el cataquero.

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Sus inicios en el arte

Merchán encontró refugio en el arte y posteriormente un sustento para ayudar en su casa con los primeros encargos que le encomendaban realizar al reconocer el talento artístico del joven cataquero.

'En el colegio recuerdo que tuve compañeros que pintaban mejor que yo, entonces le pedí a Dios que me enseñara a pintar y de tanta insistencia me lo concedió. Él ha sido mi maestro desde siempre y le pedí que lo que yo hiciera pudiera impactar a los demás', expresó.

A los quince años, Merchán se adentró en la obra literaria del Nobel y sorprendido por la capacidad de narrar y el estilo del escritor inició un camino en el que sus pinturas generaran el mismo impacto que sentían los lectores de Gabo.

'Leyendo La Hojarasca quedé sorprendido por la capacidad de narración que tenía la obra, eso me marcó tanto que quise hacer un dibujo con base en lo que estaba leyendo y desde ese día se inició todo este camino'.

Actualmente, el cataquero reside en el barrio Porvenir de su tierra natal y es estudiante de sexto semestre de Artes Plásticas en la Universidad del Atlántico, aunque ha tenido que suspender sus estudios por temas económicos.

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Los primeros pasos

En 2007, Aracataca recibió la visita de su hijo más ilustre a bordo del denominado ‘Tren Amarillo de Macondo’. García Márquez paralizó el municipio con su llegada. Al descender del tren se subió a un carruaje junto a su esposa, Mercedes Barcha, mientras los habitantes no daban crédito ante aquel acontecimiento.

Para entonces, Merchán tenía doce años y ante la multitud tuvo que subirse a un árbol para poder ver a Gabo, quien saludaba de un lado para otro mientras recorría las principales calles del municipio.

Merchán ha tenido la fortuna de pintar a García Márquez en distintos escenarios tanto de su municipio, como fuera de este. El más significativo es el mural de bienvenida a su terruño en el que se encuentra el rostro del Nobel junto al del fotógrafo cataquero Leo Matiz, acompañados por lugares insignias del municipio.

El joven pintor ha ido plasmando su tinta en distintos lugares de Aracataca debido a distintos proyectos sociales y comunitarios en los que ha participado. Merchán se siente contento al ver su trabajo plasmado en su tierra e inspirar a nuevas generaciones de artistas cataqueros y de poblaciones cercanas.

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La obra de Melquin

Con su obra, Melquin se ha atrevido a pintar un Macondo que Gabo dejó plasmado en el papel y espera ser un puente entre las nuevas generaciones que las conecte con el Nobel y su obra literaria.

El pintor ha cautivado cientos de corazones con sus pinturas. La disciplina y el amor por lo que hace lo han llevado a ganar concursos y exponer en lugares privilegiados.

En 2014 tuvo la fortuna de presentar obras de su autoría en el Museo Nacional y en 2021 viajó a Georgia, Estados Unidos, con un cuadro en el que le rindió un homenaje a los campesinos víctimas de la Masacre de las Bananeras.

El estilo propio de Melquin continuará ganándose la admiración de habitantes de la región, el país y el mundo. El joven cataquero está labrando un camino novedoso en el que espera dar a conocer aún más la obra de Gabo y su talento.

Entre las técnicas que más práctica el joven pintor se destaca el acrílico sobre lienzo, óleo sobre lienzo y acrílico sobre pared.

Proyecto a futuro

Merchán es el mayor de cuatro hijos, actualmente cuenta con veintiséis años y es orgullo de su familia por haber logrado impactar toda una obra literaria a través de su arte.

A su corta edad, Melquin se siente contento de haber logrado lo que se ha propuesto. Es un joven soñador, agradecido con la vida y con su familia por apoyarlo en cada una de sus aventuras.

A principios de este año contrajo nupcias y vive feliz junto al amor de su vida.

Cada día, Melquin despierta con la voluntad de seguir haciendo lo que más le apasiona, es el mayor de sus hermanos y ayuda en la casa a solventar algunas necesidades.

Actualmente tiene un proyecto en mente, pero pocos recursos para ejecutarlo; sin embargo, las ganas de cristalizarlo lo motivan a seguir creyendo en aquel sueño que espera cumplir.

'Estoy aún en un mundo de indagación, mi proyecto es plasmar en la pintura la obra de Gabo, sus personajes y momentos significativos. Es un proyecto osado, y por eso estoy en busca de un patrocinador, en caso de que no lo encuentre iré poco a poco hasta haberlo conseguido'

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Wilfrido Polo, artista plástico, expresó la admiración que siente hacia su amigo Merchán.

'Melquin es un gran artista. Sus pinceladas son puro Realismo Mágico. Esos colores y matices que le da a esa realidad llevan a uno a meterse en su obra. Mi admiración primero como persona y luego como artista, un gran artista que ha dejado el nombre del Magdalena en alto'.

Polo añadió: 'Es un muchacho que ha marcado la diferencia y se ha destacado por medio de sus pinturas, su talento, humildad e ideas. Aracataca pare artistas mágicos y para mí Melquin es uno de ellos, no me cabe la menor duda'.

Por su parte, Sara Núñez, directora de la Fundación Soñar es Creer, que lo ha respaldado en la creación de sus murales, confesó: 'Con mi fundación me comprometí a empujarlo para que siguiera adelante. Me llevó a su casa a mostrarme las obras que había hecho con brochas creadas por él mismo. Me dijo que su sueño era pintar con brochas profesionales y la fundación lo apoyó'.