El Heraldo
Colombia

El país aprendió a escuchar a los científicos

La importancia de los científicos, la necesidad de combatir la inequidad y la corrupción y lo clave de la información veraz: lecciones de la Covid-19. 

Algunas de las enseñanzas que deja la pandemia en Colombia son, por supuesto, las mismas que en el mundo y pasan por lo fundamental que es para la supervivencia del planeta y de la especie escuchar a los científicos: en el país, si bien la relajación de algunas medidas de aislamiento en el último trimestre del año –a favor, sustenta el Gobierno, de la reactivación económica–, es criticada por distintos sectores, el gobierno del presidente Iván Duque suele tomar las decisiones basado en un panel de expertos y así lo acostumbra a poner de manifiesto e incluso el país ha tenido que soportar brotes alarmantes como el de Leticia de hace algunos meses, causado, en gran medida, por el poco interés del vecino gobierno de Jair Bolsonaro en escuchar las recomendaciones de la ciencia.

Otro aprendizaje tiene que ver con que los sectores vulnerables y los países empobrecidos, con sistemas de salud frágiles, necesariamente padecen el coronavirus de la peor manera y en Colombia, se sabe, la mayor parte de la población pertenece a los estratos 1 y 2, donde se concentra la mayor letalidad, aunque el Ministerio de Salud reivindique el hecho de que en el país hay una cobertura casi del 98%.

De otro lado, es innegable que, en el propósito de disminuir la concurrencia de los lugares de trabajo, estudio y transporte, la conectividad ha pasado a constituirse en un asunto también de equidad, pues las familias que no tienen acceso a internet o no cuentan con equipos para ello no pueden acceder a las oportunidades de generación de ingresos, laborales, educativas, de bienestar físico y espiritual que trae consigo la red.

Y también puso de presente la emergencia por el virus la importancia vital que tienen para la sociedad los medios de comunicación que producen información veraz, pues las noticias falsas, que pululan por la web, Facebook, Twitter y WhatsApp, entre otras, han por ejemplo descreído de la letalidad del virus, han atribuido propiedades curativas a un sinnúmero de actividades y sustancias y han desestimado la necesidad de la vacunación, para nombrar solo algunas, lo que, sin la consulta a la fuente oficial y sin el contraste que sugieren los principios fundantes de los medios, hubiera profundizado el caos.

Los gobiernos que están escuchando a los científicos tienen mejores resultados

Uno de los aprendizajes de la pandemia es que los gobiernos que escuchan a los científicos han tenido mejores resultados. Así se pudo ver en países como Israel, Suiza, Corea del Sur y Canadá, donde el nivel científico es alto y los gobiernos escucharon a los expertos, y hubo mejores resultados. En cambio, en España e Italia, donde la actividad científica es menor, y en EE.UU., donde el gobierno no escuchó a los científicos, las consecuencias iniciales fueron peores.

Los vulnerables lo son más en una pandemia

Otra de las lecciones tiene que ver con el hecho de que los temas socioecómicos, conectados a la fragilidad del sistema de salud sí cuentan a la hora de enfrentar una pandemia.

Según el DANE, los estratos 1 y 2 concentran el 67,6 % de los fallecimientos. Y si se refleja el caso de los estratos vulnerables en el país y se compara con Latinoamérica y el mundo, se tiene que esta región empobrecida tiene el 46% de los casos del planeta y el 54% de los fallecimientos.

El virus de los corruptos

Otra lección es que los corruptos de este país no descansan ni con la crisis sanitaria, humanitaria, económica y social que representa una pandemia, ni con la tragedia climática de un huracán.

Por anomalías en el manejo de dineros destinados a la atención de la pandemia, varios gobernadores y alcaldes así como funcionarios de distinto nivel afrontan investigaciones penales, fiscales y disciplinarias. Y es que saben que el gobierno de Iván Duque destinó más de $100 billones para este asunto.

La labor clave de los medios

Una enseñanza más de esta pandemia pasa por la importancia que han tenido los medios de comunicación para hacer frente a las denominadas fake news o noticias falsas que, en medio de la propagación imparable de un virus mortal, resultan fatales.

Las noticias falsas, que pululan por las redes sociales de Facebook, Twitter y WhatsApp, entre otras, han descreído de la letalidad del virus, han atribuido propiedades curativas y preventivas a un sinnúmero de actividades y sustancias y han desestimado la necesidad de la vacunación, para nombrar solo algunas de las taquilleras publicaciones que producen.

De manera que los medios, fieles a sus principios fundantes, han acudido a las fuentes oficiales, médicas y científicas para informar que, por ahora, la mejor manera de prevenir el contagio del coronavirus, propio o ajeno, es el uso del tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social, la permanencia en casa y la opción por no asistir a sitios cerrados y concurridos.

En casa: virtualidad y menos emisiones

Un aprendizaje más es el hecho de que la virtualidad estaba siendo desaprovechada, pues el Estado, las empresas y las escuelas han podido cumplir con sus labores y, al mismo tiempo, hacer menos concurridos los espacios de trabajo y estudio, y el transporte. 

La otra consecuencia de la reducción de vehículos es la disminución récord mundial en 2020 del 7% en las emisiones de dióxido de carbono.

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