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La salida de Alfredo Saade de la Casa de Nariño, uno de los funcionarios más cercanos y polémicos del presidente Gustavo Petro, se dio tras la suspensión de tres meses que le impuso la Procuraduría General de la Nación por su gestión en el proceso de licitación de los pasaportes.

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Saade, quien se había convertido en una figura clave dentro del Palacio y en un paso obligado para llegar al jefe de Estado, fue señalado por el ente de control de poner en riesgo la expedición de ese documento y, con ello, el derecho a la libre movilidad de los colombianos.

El presidente Petro optó por reubicarlo en el servicio exterior, y el viernes en la tarde fue publicada su hoja de vida como nuevo embajador en Brasil, cargo que estaba vacante tras la renuncia de Guillermo Rivera. La suspensión disciplinaria solo afecta su rol como jefe de gabinete, lo que permitió el movimiento administrativo.

EL TIEMPO tuvo acceso al documento del ente de control con fecha del 15 de agosto, en el que el ponente Esiquio Sánchez determinó suspender a Saade por tres meses mientras avanzaba en la investigación disciplinaria, ya que de no hacerlo “podría utilizar las potestades que su empleo le concede, para intervenir en la gestión e implementación del nuevo modelo de expedición de pasaportes”.

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De principio a fin, el aterrizaje de Saade en la Casa de Nariño generó revuelo. Recordado por la campaña que le hizo al presidente Gustavo Petro en 2022 y por polémicos comentarios, en los últimos dos meses pasó a sentarse a la mesa del gabinete ministerial y desde allí sus posturas siempre generaron controversia, incluso entre miembros del Gobierno. Esta semana, había abierto otra polémica al asegurar, en referencia al asesinato del senador de oposición Miguel Uribe Turbay, que en la política, “como al montar bicicleta”, siempre existía riesgo.