Tras las intimidaciones que sufrieron algunos periodistas de EL HERALDO el pasado lunes 27 de marzo cuando llegaron individuos con un mensaje de Digno Palomino, viejo actor del crimen local y deportado desde Venezuela el año anterior, el diario El Tiempo expresó, a través de su editorial de este jueves 30 de marzo, rechazo y solidaridad con esta casa editorial.
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'Es muy preocupante lo ocurrido el lunes pasado en Barranquilla, cuando seis sujetos –algunos portando armas– llegaron a las instalaciones del diario El Heraldo en cuatro camionetas. Dos de ellos ingresaron con la petición de poder hablar con su directora, Érika Fontalvo, con el fin de exigirle la publicación de una entrevista previamente elaborada con el líder de una de las organizaciones criminales que azotan la ciudad, expresando su intención de acogerse a la política de la paz total. Uno de ellos, como lo reveló la Unidad Investigativa de este diario, era Alberto de Jesús Henao Peralta, excandidato a la alcaldía de San Pedro, Sucre', manifestó el periódico.
A renglón seguido señaló que este hecho se suma a otras intimidaciones a medios por parte de criminales, que han venido ocurriendo en Barranquilla, como lo ocurrido esta misma semana con el portal Zona Cero.
'Como lo reseñó la Fundación para la Libertad de Prensa, en la lista aparece la amenaza que recibió el medio digital Zona Cero en que le advertían que 'se iban a pudrir de bombas' en sus instalaciones; la llamada, también a El Heraldo, de un integrante de ‘los Costeños’ con una petición igual a la de los sujetos en cuestión: entrevistar a su líder, alias Castor. Así mismo, el sábado pasado, en el indignante video que motivó su cambio de prisión, alias Negro Ober, cabecilla de ‘los Rastrojos Costeños’, les pidió al diario barranquillero, a Zona Cero y a Impacto News que le concedieran una entrevista', se lee en el editorial de El Tiempo.
Asimismo, calificaron de 'inaceptable' la intimidación contra los integrantes de esta casa editorial. 'Pero sin duda lo del lunes es lo que más inquieta. Por más que su protagonista lo haya negado, acá tuvo lugar una intimidación que es inaceptable desde cualquier punto de vista. No hay duda de que lo que sucedió dista mucho de una labor periodística. 'Rechazamos enfáticamente este hecho, que pone en riesgo la seguridad e integridad física de quienes trabajan en esta casa editorial, por cuanto se trata de una clara intimidación al libre ejercicio del periodismo y atenta directamente contra el derecho de toda la sociedad a estar informada', afirmó en un comunicado'.
{"titulo":"Procuraduría pide acelerar investigaciones ante intimidaciones a periodistas","enlace":"https://www.elheraldo.co/barranquilla/procuraduria-pide-acelerar-investigaciones-ante-intimidaciones-periodistas-de-el"}
Para El Tiempo, 'este hecho también es indicador, y muy preocupante, de la dimensión que ha alcanzado el fenómeno del crimen organizado en Barranquilla. Ciudad donde masacres como la del pasado 5 de marzo que dejó cinco personas asesinadas, fenómenos como la extorsión a transportadores y comerciantes y, en general, los homicidios vienen al alza en el marco de una sangrienta disputa entre las bandas delincuenciales por el control de estas rentas. Más allá de que, según la más reciente encuesta de Barranquilla Cómo Vamos, el 54 por ciento de los encuestados consideran que la ciudad va por buen camino y el 62 por ciento afirma sentirse orgulloso de la ciudad, es claro, con apoyo en las cifras, que la Puerta de Oro de Colombia vive un momento complejo por la manera como se instalaron en ella peligrosas estructuras criminales, hoy en permanente y violenta confrontación'.
Finalmente, el medio expresó que lo ocurrido en El Heraldo es motivo de prender las alarmas. 'Que estas bandas ya lleguen al punto de ejercer una intimidación de este tipo sobre los medios de comunicación tiene que prender todas las alarmas. Obliga a una respuesta firme y efectiva de las autoridades, que incluya la protección de los colegas y el pronto esclarecimiento de estos, reiteramos, muy graves hechos', concluyó en su editorial.
