A sus 67 años sus días pasan en un pequeño cuarto con centenares de pescados en frascos de cristal con líquidos amarillentos y rotulados a manos en pequeños papeles. Aun así, Carlos Ardila Rodríguez asegura que vive el sueño de su vida.
Él es un científico ictiólogo (rama de la zoología dedicada al estudio de los peces) y docente de la Universidad Metropolitana hace casi 40 años. Ha dedicado su vida a recorrer los ríos, quebradas y lagunas de Colombia y de países cercanos y en su registro asegura que lleva 65 especies de 'peces pequeños nativos de agua dulce' descubiertas por él.
'Los peces son mi sueño y mi pasión y lo seguirán siendo por siempre. Llevo toda mi vida estudiándolos, analizándolos y descubriéndolos', asegura el docente universitario quien comenta que todo esto es gracias a la riqueza de fauna del país.
'Yo me crie en medio de dos quebradas y mis padres y tíos eran pescadores. Desde muy niño empecé a pescar con ellos y casé mis primeros peces, de ahí mi amor por la pesca y los animales', afirma el científico oriundo de Floridablanca, Santander, pero que desde hace más de 40 años vive en la capital del Atlántico.
'Cuando estaba en la búsqueda de encontrar mi primera especie llegué a Barranquilla y se me presentó la oportunidad de trabajar en la universidad. Aquí me encontré a una barranquillera y aquí me quedé. Soy un hijo adoptivo de Barranquilla, mis hijos son barranquilleros', afirma orgulloso Ardila, quien asegura que disfruta salir los fines de semana a ríos cercanos y recolectar peces pequeños para su museo personal.
'Ya uno con el tiempo aprender, al igual que los médicos, a desarrollar el ‘ojo clínico’. Uno con solo verlos aprende a saber si ya están descubiertos o peces son nuevos', comenta el docente universitario.
Trabajar con la razón y la verdad científica
'Descubrir una nueva especie es un proceso de muchos años y que requiere mucha disciplina y mucho estudio', asegura Carlos Ardila mientras hojea varias de las publicaciones que ha realizado con sus descubrimientos y continúa.
'Mi primera especie duré 38 años para descubrirla, requiere estudiar mucho, comparar muchos ejemplares, ir a conferencias y simposios para que así uno se vaya familiarizando con las especies y pueda darse cuenta cuando descubre una única, que te pone a dudar de si verdad es nueva o ya está registrada'.
El científico explica que se debe ser muy cuidadoso para no equivocarse y que a 'medida que uno va a estudiando va haciendo comparaciones entre los animales'.
'Los descubrimientos son loterías. Uno va a un río y tiene que empezar a colectar y a guardar hasta que ves algún pez que le hace dudar. Uno en estas cosas de la ciencia debe trabajar con la verdad y con la razón científica y tratar de no equivocarse, porque esto va a ser replicado y estudiado por otros científicos que en cualquier momento pueden decir: esta no es una especie nueva'.
Una vida dedicada a los peces
Su primera especie de pez la empezó a estudiar desde que era muy joven, casi que no nota su presencia, pero en esa ocasión la suerte jugó a su favor.
'Mi primera fue especie fue la ‘Lebiasina floridablancaensis’, fue todo un proceso que me llevó gran parte de mi vida', cuenta el científico.
Ardila cuenta que ese era un pez que había visto desde niño, pero del que solo tomó conciencia cuando ya estaba adentrado en sus estudios de ictiología y descubrió que ese en particular no tenía parecido a todos los que había visto durante sus estudios y recorridos científicos.
'En 1994 descubrí por primera vez que esa era una especie diferente a todas las que yo conocía y descubrí esa nueva especia. Fue uno de los días más hermosos de mi vida'.
‘Trichomycterus garciamarquezi’, un bagre en homenaje al Nobel
De todas las especies que ha descubierto Ardila hay unas que recuerda con especial cariño, entre ellas las seis descubiertas entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía del Perijá.
'yo creo que una de las regiones más ricas es la Andina, de todas formas en la Caribe he descubiertos variadas especies. En el río Sinú tres y seis más en la Sierra Nevada y del Perijá', asegura el científico.
De esos nuevos tipos de animales dedicó varios a los indígenas de la Sierra Nevada (Trichomycterus arhuaco, Trichomycterus kankuamo y Trichomycterus manaurensis) y otro al Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.
'Le dediqué el Trichomycterus garciamarquezi a García Márquez porque es una gran personalidad de nuestro país, los Trichomycterus son un tipo de bagre muy chiquitos', explica.
Según el registro de descubrimiento del pequeño bagre se asegura que fue encontrado en la parte baja de la Sierra Nevada, en la rivera del río Tucurinca, en el departamento del Magdalena.
El científico asegura que una de las ventajas de descubrir especies es la autonomía de ponerle el nombre que le parezca, por eso aprovecha para homenajear a sus familiares, amigos cercanos y 'personalidades que hayan hecho grandes cosas por el país'.
'A uno nunca se le acaban las ideas, porque donde va siempre tiene inspiración y recuerdos muy gratos. Yo siempre le hago muchos homenajes a la gente cercana a mí', comenta.
¿A quién le dejo todo este conocimiento?
Una de las cosas que más causa pesar a la carrera de Carlos Ardila es no tener hijos académicos, estudiantes que continúen con su legado en el estudio de los peces de agua dulce.
'Yo abrí la puerta para que los jóvenes sigan el camino de la ciencia, pero los biólogos de peces de agua dulce son escasos y eso me da mucho pesar', asegura Ardila y agrega.
'A quién le dejo yo toda esta experiencia y este conocimiento en los peces. Cuando yo era niño añoraba que alguien me ensañara de peces, y hoy los jóvenes no quieren saber de eso'.
Trabajar con la razón y la verdad científica
'Descubrir una nueva especie es un proceso de muchos años y que requiere mucha disciplina y mucho estudio', asegura Carlos Ardila mientras hojea varias de las publicaciones que ha realizado con sus descubrimientos y continúa.
'Mi primera especie duré 38 años para descubrirla, requiere estudiar mucho, comparar muchos ejemplares, ir a conferencias y simposios para que así uno se vaya familiarizando con las especies y pueda darse cuenta cuando descubre una única, que te pone a dudar de si verdad es nueva o ya está registrada'.
El científico explica que se debe ser muy cuidadoso para no equivocarse y que a 'medida que uno va a estudiando va haciendo comparaciones entre los animales'.
'Los descubrimientos son loterías. Uno va a un río y tiene que empezar a colectar y a guardar hasta que ves algún pez que le hace dudar. Uno en estas cosas de la ciencia debe trabajar con la verdad y con la razón científica y tratar de no equivocarse, porque esto va a ser replicado y estudiado por otros científicos que en cualquier momento pueden decir: esta no es una especie nueva'.
Una vida dedicada a los peces
Su primera especie de pez la empezó a estudiar desde que era muy joven, casi que no nota su presencia, pero en esa ocasión la suerte jugó a su favor.
'Mi primera fue especie fue la ‘Lebiasina floridablancaensis’, fue todo un proceso que me llevó gran parte de mi vida', cuenta el científico.
Ardila cuenta que ese era un pez que había visto desde niño, pero del que solo tomó conciencia cuando ya estaba adentrado en sus estudios de ictiología y descubrió que ese en particular no tenía parecido a todos los que había visto durante sus estudios y recorridos científicos.
'En 1994 descubrí por primera vez que esa era una especie diferente a todas las que yo conocía y descubrí esa nueva especia. Fue uno de los días más hermosos de mi vida'.
Trichomycterus garciamarquezi, un bagre en homenaje al Nobel
De todas las especies que ha descubierto Ardila hay unas que recuerda con especial cariño, entre ellas las seis descubiertas entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía del Perijá.
'yo creo que una de las regiones más ricas es la Andina, de todas formas en la Caribe he descubiertos variadas especies. En el río Sinú tres y seis más en la Sierra Nevada y del Perijá', asegura el científico.
De esos nuevos tipos de animales dedicó varios a los indígenas de la Sierra Nevada (Trichomycterus arhuaco, Trichomycterus kankuamo y Trichomycterus manaurensis) y otro al Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez.
'Le dediqué el Trichomycterus garciamarquezi a García Márquez porque es una gran personalidad de nuestro país, los Trichomycterus son un tipo de bagre muy chiquitos', explica.
Según el registro de descubrimiento del pequeño bagre se asegura que fue encontrado en la parte baja de la Sierra Nevada, en la rivera del río Tucurinca, en el departamento del Magdalena.
El científico asegura que una de las ventajas de descubrir especies es la autonomía de ponerle el nombre que le parezca, por eso aprovecha para homenajear a sus familiares, amigos cercanos y 'personalidades que hayan hecho grandes cosas por el país'.
'A uno nunca se le acaban las ideas, porque donde va siempre tiene inspiración y recuerdos muy gratos. Yo siempre le hago muchos homenajes a la gente cercana a mí', comenta.
¿A quién le dejo todo este conocimiento?
Una de las cosas que más causa pesar a la carrera de Carlos Ardila es no tener hijos académicos, estudiantes que continúen con su legado en el estudio de los peces de agua dulce.
'Yo abrí la puerta para que los jóvenes sigan el camino de la ciencia, pero los biólogos de peces de agua dulce son escasos y eso me da mucho pesar', asegura Ardila y agrega.
'A quién le dejo yo toda esta experiencia y este conocimiento en los peces. Cuando yo era niño añoraba que alguien me ensañara de peces, y hoy los jóvenes no quieren saber de eso'.


