El Heraldo
Fabián, William y Edwin Tinoco con su compañero de viaje Jonathan Campo. Cortesía
Cesar

A pie y en cicla, 3 hermanos viajaron de Perú al Cesar

Los Tinoco tardaron 26 días de Pucalpa a San Diego.

Los hermanos Fabián, William y Edwin Tinoco Quintero, oriundos del corregimiento de Media Luna, en el municipio de San Diego, en el norte del Cesar, quedaron atrapados por la pandemia en Pucalpa, Perú, donde trabajaban como comerciantes. Allí las cosas empezaron a ponerse difíciles, sus ingresos cayeron, y decidieron volver a Colombia.

“Ya teníamos la decisión tomada de regresar, pero la cuarentena nos tomó por sorpresa, quedamos sin trabajo, y lo poquito que teníamos lo guardábamos, la única manera para salir de esto era retornar a nuestro país y estar con nuestra familia”, dijo Fabián Tinoco, de 25 años.

Tras vivir un año en Pucalpa, dedicados al comercio de mercancía, los Tinoco, junto a otro compañero, Jonathan Campo, el 6 de mayo decidieron emprender el regreso, pero como todas las fronteras están cerradas, decidieron cargar lo poco que tenían y caminar.

“Pasamos momentos difíciles, dormimos en páramos y desiertos, cruzamos fronteras por trochas, con la fe puesta en Dios que lo íbamos a lograr”, indicó.

Con morrales provistos de víveres, tapabocas, alcohol y otros elementos para subsistir, iniciaron el regreso a Colombia.

En esa primera etapa de Pucalpa a Chimbote, 1.200 km caminaron y cogieron aventones; con los pies hinchados de ampollas y sin transporte que los llevara, compraron cuatro bicicletas y le contaron a sus familias sobre el viaje.

Atravesaron en las “guerreras”, como llamaron a sus bicicletas, el Ecuador, atacado fuertemente por el coronavirus, enfrentándose a montañas y zonas desérticas. Así llegaron a Ipiales, Nariño, en donde pudieron hablar con el alcalde de San Diego, Carlos Calderón, quien gestionó los recursos para que viajaran a Bogotá; en donde tampoco consiguieron transporte que los trasladara. Entonces retomaron el viaje en sus bicicletas, bajaron a Honda, tomaron la vía Panamericana y llegaron a San Alberto, Cesar, donde los esperaba una camioneta enviada por el alcalde.

En ese punto se separaron de Jonathan y empezaron la ruta hasta el corregimiento de Media Luna, a donde llegaron casi un mes después de haber salido de Pucalpa, Perú.

Familia de Astrea

Luis Carlos Madrid Vides salió el 28 de enero pasado de Cuatro Vientos (El Paso, Cesar) a Trujillo, Perú, donde lo esperaba una oportunidad de trabajo en un restaurante junto a su esposa Gladys Esther De Ángel, quien no lo pensó dos veces para seguirle los pasos junto a sus dos hijos, de 12 y 7 años.

El bus los llevó a Cali, y de allí a Ipiales, Nariño, hasta llegar a Tulcán, Ecuador, el paso final para pisar suelo peruano. Al mes de haber empezado a trabajar arrendaron una vivienda, pero la vida les dio un giro repentino con la llegada de la pandemia: la única opción era regresar a Astrea.

El viaje comenzó el 12 de mayo pasado y 18 días después ya habían atravesado Perú y Ecuador, hasta llegar a territorio colombiano.

Cuando caía la noche buscaban un refugio para los cuatro y al día siguiente continuar. “La gente en Perú y en Ecuador nos daba comida y alojamiento. A veces nos tocaba dormir en las bombas de gasolina o armar cambuches”.

El 30 de mayo llegaron a Colombia. Los Madrid están hoy en Buga (Valle) por lo que piden un traslado humanitario hasta Astrea.

Los Madrid junto con otros caminantes colombianos. Cortesía
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