Barranquilla

El fervor que se siente en la parroquia es único: feligreses

Con un aforo de 50 personas se dio apertura a 30 iglesias en Atlántico. Fieles acudieron al acto religioso bajo estrictos protocolos de seguridad.

Este domingo fue inusual para los fervientes católicos no solo porque debieron esperar más de cinco meses para presenciar la santa eucaristía, sino porque debían hacerlo de una manera distinta.

Viviana Roa fue una de las primeras en ingresar a la misa de las 8:00 a.m. en la iglesia Nuestra Señora del Rosario. Llegó sin ningún elemento de mano pues así está detallado en el protocolo diseñado para los templos.

Para obtener uno de los 50 cupos que están permitidos, previamente hizo un registro en la página web de la Arquidiócesis donde precisó sus datos personales y su estado actual de salud.

Después de pasar por el proceso de desinfección de zapatos y toma de temperatura pasó a verificar su inscripción. Finalmente pudo llegar hasta la banca número 20 que se le dispuso a la entrada, esto también como parte de las medidas que se deben cumplir.

“El fervor en la parroquia es único, ofrece una sensación de plenitud”, dice Viviana, mientras dispone sus manos para empezar la oración.

El acto litúrgico estuvo precedido por una detallada explicación del “nuevo reglamento”.

El párroco Yohan Acendra dijo a los fieles que a partir de este domingo se omite el rito de la paz y la comunión se recibirá en las manos.

Iglesias abren sus puertas en medio de estrictos protocolos

Después de pasar por una zona de desinfección de zapatos y de toma de temperatura, feligreses ingresaron a diferentes templos para celebrar la misa.

Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados
Catedral Metropolitana María Reina. Mery Granados

Sobre la ofrenda, el párroco dijo que la colecta se hará al final de la celebración, en recipientes de fácil desinfección, y la persona encargada de recogerla debe hacerlo observando estrictamente el uso de los elementos de protección personal.

En la Catedral Metropolitana María Reina la misa comenzó a las 8:30 de la mañana. El arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas, bendijo la entrada principal para dar apertura de manera oficial a los templos del departamento.

“Tras largos días nos volvemos a encontrar, reiniciamos nuestras celebraciones comunitarias para que Dios con su amor bondadoso nos ayude a hacer la familia santa que quiere celebrar los sacramentos que alimentan y sostienen nuestra fe. Dispongámonos para esta nueva etapa”, de esa manera monseñor dio inicio a la primera eucaristía con presencia de feligreses luego de cinco meses.

En la catedral se habilitaron solo 24 bancas que fueron compartidas por dos personas. En cada esquina se ubicó un feligrés.

En la parroquia Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, ubicada en el norte, la primera eucaristía empezó a las 10:00 a.m.

Los lineamientos fueron los mismos, 50 personas ingresaron para regocijarse en la santa misa.

“Una experiencia hermosísima, es volver a ese encuentro personal con Cristo, aunque se pueda hacer desde casa, aquí se siente esa esperanza de fe, de comunión. Se trata de estar unidos, orando juntos”, expresó Luz Karime Muvdi.

Para Pedro Mancipe, fiel de la misma parroquia, las nuevas formas de oficiar la misa no son impedimento para sentir “el gozo” que genera el encuentro con Dios.

“Nos iremos acostumbrando, lo realmente importante es que pudimos regresar y que contamos con todas las medidas de seguridad”.

En esta parroquia las bancas también están enumeradas y solo pueden ser ocupadas por una persona, ni siquiera puede ser compartida con familiares.

El párroco de la Caridad del Cobre, Álvaro García, recomienda a los fieles seguir adoptando las medidas para que próximamente se pueda ampliar el aforo.

“Los fieles dicen que me lave la sangre de Cristo y yo les digo eso está bien, pero también échese alcohol. Báñame señor con tu sangre, que yo me baño con alcohol”, reza el padre.

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