Al médico intensivista Guillermo Oeding lo tomó por sorpresa el anuncio de que será el primer vacunado contra la covid-19 en la Clínica Portoazul Auna.
La noticia la recibió cuando recorría los pasillos de este centro médico para dirigirse hasta su lugar de trabajo: la unidad de cuidados intensivos.
'Es una manera de motivar al personal. Este es un símbolo, un reconocimiento a la labor que hemos hecho y que seguimos haciendo', expuso el hombre de 48 años, quien desde hace 7 años labora en este centro clínico ubicado en Puerto Colombia y que fue escogido como uno de los dos puntos para dar inicio a la vacunación en los municipios del Atlántico.
Para él, la pandemia ha sido un reto tanto en lo personal como en lo profesional, teniendo en cuenta el sinnúmero de sacrificios que debieron hacer para seguir ejerciendo su labor.
'El personal de salud sigue respondiendo ante las necesidades que ha presentado la sociedad. Nos hemos enfrentado a nuestros miedos y todos nosotros siempre hemos tenido la voluntad de recibir pacientes', sostuvo el galeno, quien es egresado de la Universidad del Norte.
En su mente se encuentran frescos los recuerdos de los momentos más críticos, cuando decenas de pacientes con grandes afectaciones llegaban en búsqueda de ayuda.
'Al final, todos nos unimos y logramos una bonita relación, estar unidos en esta pandemia. A mí no se me olvidan mis muertos y este es un homenaje para todos ellos', dijo en diálogo con EL HERALDO.
Uno de los momentos que más lo ha marcado en medio de la pandemia está relacionado con el ingreso de su tío a la uci que él dirige. A pesar de todo el esfuerzo que hizo junto a su equipo de trabajo el virus fue más fuerte y le arrebató la vida a su familiar.
'Esto nos tocó a todos. A mi tío me lo traje, lo tuve que intubar y falleció. Aún no he podido hablar con mis familiares sobre esto. Aún no podemos llorar, debemos seguir dando esta batalla. Ya habrá momento para eso', agregó con un toque de tristeza en su voz.
Sin embargo, es consciente de que la vacunación no es sinónimo de bajar la guardia ante el virus: 'Todos tenemos que estar volcados en favor de la vacunación, esto nos va ayudar a salvar vidas y solventar este problema'.
Este viernes a las 8:00 a.m., en el justo momento en que le sea aplicada la vacuna, Guillermo tendrá en su mente a su familia, en especial a su esposa y su hijo.
'Quiero volver a estar con mi familia como antes, lastimosamente va a costar tiempo. Voy a estar pensando en mi hijo, mi esposa, mis padres y mis hermanas', puntualizó el médico.
Trabajadora de limpieza en Adelita de Char será la primera vacunada en Barranquilla
En el momento más crítico de la pandemia Liseidis Pérez Salas tuvo miedo. Las lágrimas fueron su compañía en medio de la ola de caos y desesperación que aquel enemigo invisible desencadenó en la ciudad.
Sin embargo, sabía que no era el momento de desfallecer y se convirtió en una especie de respaldo para todo el personal sanitario que luchaba contra el virus desde la primera línea.
'Varios compañeros renunciaron, pero yo nunca quise hacerlo. Mi decisión fue seguir adelante, no rendirme, y mi fortaleza siempre ha sido la oración. Del equipo nuestro gracias a Dios no falleció nadie', recuerda la mujer de 42 años, quien desde hace 13 años se desempeña como auxiliar de desinfección y limpieza en la red pública hospitalaria.
Para ella, uno de los momentos más críticos fue cuando el Camino Adelita de Char –donde trabaja– fue objeto de un ataque a piedras.
'Yo lo viví en carne propia, cuando nos lanzaron las piedras me tiré al suelo y arropé a la paciente fallecida que estaba al lado, a pesar de las circunstancias no quería que nos lastimaran. También estábamos sufriendo', recuerda con cierto dejo de nostalgia en su voz.
Por eso no oculta su agradecimiento por haber sido escogida como la primera persona que recibirá la vacuna contra la covid-19 en la ciudad.
'Siento satisfacción. Agradezco a Dios, a mi familia y a mis compañeros de trabajo por apoyarnos y salir adelante. Hemos luchado mucho. Ya aprendimos a vivir con el virus, vamos a seguir cuidándonos. Ya falta poco', apunta la mujer mientras las lágrimas vuelven a correr por su rostro.




















