Algunos la miran con extrañeza, otros sonríen, mientras que el resto la saluda al pasar en velocidad. Se trata de Claudia Patricia Rodríguez Sánchez, una mujer de 48 años que desde hace 33 pedalea su bicicleta por placer en las calles del barrio Los Alpes (donde reside) y presta sus servicios de mensajería hasta llegar a otros barrios, incluso a Soledad.
Aunque su gusto por la ‘cicla’ lo adquirió desde la infancia, dos accidentes de tránsito la privaron 12 años de conducir a su 'mejor amiga', como le llama a su medio de transporte, después de que sus familiares se la escondieran por prevención.
Las heridas leves le causaron cicatrices en sus brazos, pero no lograron quitarle el amor por esta, y su pareja así lo entendió. No solo le devolvió la bicicleta remodelada, sino que fue el inicio de una idea que, desde hace dos años, le brinda beneficios a ella y a los vecinos de este barrio, ubicado en la localidad Norte-Centro Histórico de Barranquilla.
'A la semana siguiente de la sorpresa, mi esposo tenía que hacer unas diligencias personales y tenía el tiempo copado, entonces me pidió que le entregara unas facturas. Como le gustó, a los siete días después le cambié cheques, y luego le hacía mandados al resto de la familia montada en la bicicleta', manifestó la ciclista.
Salir a hacer diligencias en el transporte de dos ruedas se volvió costumbre para Rodríguez Sánchez, tanto que los vecinos notaron su actividad y acudieron a sus servicios. Lo que empezó siendo un cúmulo de favores familiares, terminó convirtiéndose en una oportunidad de ingresos a través de la mensajería. Oportuna, teniendo en cuenta que estaba desempleada.
Desde entonces, ‘Naira’, como le llaman por su actividad diaria parecida al deporte que practica el ciclista profesional Nairo Quintana, anda en el ‘caballito de acero’ de lunes a domingo, de 5:30 a.m. hasta las 10:00 p.m., gracias a los clientes fijos y a las recomendaciones, entregando paquetes livianos, haciendo papeleos en EPS, compras de supermercado o en notarías. El costo de su actividad varía según la distancia y el tiempo.
También va en esa ‘bici’ sorteando caminos complejos, como las calles de Los Alpes, donde una curva que empieza siendo calle se convierte en carrera, o donde la calle 86 se confunde con la calle 87.
Esta ciclista también definió la encomienda 'más rara' que ha llevado: 'Un perro, era lo más de tierno. Cuando nos deteníamos en un semáforo escondía su cabeza, y cuando arrancábamos la sacaba para disfrutar de la brisa', sostuvo en medio de risas, sin omitir el día en que, por reclamarle a una conductora haber parqueado sobre el carril de bicicletas en la carrera 47, esta la chocó pegándole el carro en la llanta trasera de la bicicleta tras haberla seguido unas cuadras más abajo. 'Grabé un video que se hizo viral y la señora se disculpó, pero me hizo daño', agregó.
La bogotana, pero hincha de Junior, se cuelga en su cuello un silbato para evitar un sexto accidente en este par de años, un kit de herramientas en caso de una varada, y un gorro de Navidad con el escudo del equipo ‘tiburón’.
Mientras que su deportista favorito Nairo Quintana pedaleaba para subir las montañas en el Tour de Francia o en el Giro de Italia, ella subía la loma de La Manga o las pendientes del barrio La Cumbre. En ambos casos con el mismo objetivo: cumplir, ya sea llegando a la meta o entregando el mensaje a tiempo.
¿Suizos en Los Alpes?
Pero de Los Alpes sus habitantes no solo destacan a ‘Naira’, también resaltan la arquitectura elegante de las casas que aún conservan aspectos históricos, como las terrazas grandes y altas; y modernizadas, como sus balcones. Al menos el arquitecto Gilio Poveda Daza, quien reside en la carrera 42D con calle 85, recuerda que este era el último barrio de Barranquilla hacia el norte, hasta que se pobló La Cumbre.
'Desde aquí se podía ver la vía a Juan Mina, pero luego se fundó Los Nogales, que ahora imposibilita esa privilegiada vista', dijo el oriundo de La Guajira.
Mientras que José Anaya explicó el origen del nombre del barrio. 'Era una finca donde se empezó a poblar el barrio. Allí vivían desde 1939 José Scheuermann y Paulina Scheuermann, provenientes de Suiza. Por eso Los Alpes, de los Alpes suizos', dijo.
Después de 79 años, el barrio estrato cuatro está poblado por 2.432 personas en medio de calles desoladas, que contrasta con la carrera 42H, entre la calle 84B y la calle 90, donde el tráfico es el único aspecto que tiene intranquila a la comunidad.
'La problemática que tiene el barrio como tal es el alto tráfico vehicular que cruza por este sector, a lo que se suma el ruido insoportable de los carros', dice Giovanni Macchi.
De resto, sostienen que es un barrio tranquilo que le abre espacio a personajes que le sirven a la ciudadanía, como ‘Naira’.




















