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Hace más de un siglo, un misionero escocés, unas señoritas de clase alta, tres hermanos franceses y dos hermanas en San Roque, abrieron las puertas para levantar cuatro colegios en Barranquilla, que hoy son los más antiguos de la capital del Atlántico.

El primero luce hoy como el único que cuenta con una corporación universitaria, que introdujo el basquetbol al país en 1928, que tiene un bilingüe certificado por Cambridge University, un centro comercial con su nombre, y que educó en sus instalaciones a personajes como el padre de aviación en las Américas, Ernesto Cortizzos y de la sociología colombiana, Orlando Fals Borda.

Con 128 años, el Colegio Americano se ubica como el más antiguo vigente de la capital del Atlántico, al haber sido fundado un 13 de marzo de 1889. Le acompañan el colegio San Miguel del Rosario, el Instituto Ariano y el Biffi La Salle, según información suministrada por la Secretaría de Educación del Distrito.

Los cuatro son privados y a excepción del Ariano, en común tienen también que su construcción fue impulsada por una comunidad religiosa. En el caso del Americano, por la Iglesia Presbiteriana; el Rosario, por las Hermanas de la Caridad y el Biffi, por los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Edad de oro

Aunque pocos detalles se conocen sobre el despertar educativo en la ciudad, las crónicas de un viajero durante el período colonial, en 1852, dan cuenta de dos escuelas para varones en Barranquilla, una pública y una privada, pero 'ningún establecimiento para niñas que merezca ese nombre'.

'Sin embargo, según el informe del gobernador, cualquier casa donde dos niñas reciban clases, es una escuela, ya que afirma, en la provincia hay cinco para unas veinte o veinticinco alumnas (…) En la escuela que visité había una rueda enorme, pesada e inútil, de unos cinco pies de diámetro con el alfabeto pintado alrededor; en cambio el maestro, hombre joven, poseía alguna cultura, y entre otras cosas, sabía hablar un poco inglés', describe el aventurero, un escrito que recoge el historiador Jorge Villalón en su compilado sobre la historia de Barranquilla.

El Americano

Comenzó con el nombre de Calle California y, desde sus inicios en 1871, fue concebido por el escocés Adam Erwin como un establecimiento para niños pobres.

Según los apuntes de la historia, Erwin era un hombre que 'vivía en una casa de paja, cultivaba tierra, y se mantenía con los aportes de sus alumnos y con clases de inglés'. Su idea educativa prosperó, pero solo después de su fallecimiento, se pudo estructurar el Colegio Americano para Varones de la Iglesia Presbiteriana.

'La llegada del colegio se da en un tiempo de transformación social, en un momento donde los caudillos liberales habían bebido de las ideas de Europa protestante, que buscaban un estado democrático distinto a las corriente feudales que todavía subsistían en nuestro país', comenta el rector de la institución, Adriano Portillo.

Explicó que, mientras en las escuelas de la ciudad, que eran muy homogéneas, había que cumplir unos requisitos para entrar, el Americano aceptaba la diversidad sin 'ningún tipo de distinción'.

'En ese entonces tenías que ser católico, hijo de familia conformada por padre y madre, no de padres separados o sino no te aceptaban en las escuelas. Esa gente que no cabía en ese esquema llegaba aquí', dijo el directivo.

San Miguel del Rosario

Por mucho tiempo fue internado para niñas y su existencia es gracias a la gestión del Padre Carlos Valiente, así como de varias mujeres de la clase alta barranquillera, que impulsaron la obra hace más de 126 años.

La primera piedra para la edificación se puso el 6 de abril de 1891 y su nombre fue declarado por la devoción de una de las mujeres a San Miguel y por estar ubicado al lado de la iglesia de El Rosario.

Por la antigüedad de su estructura, la institución es de carácter patrimonial para la ciudad, por lo que debe conservar su arquitectura tradicional.

Por sus pasillos, además de estar escrito el lema 'piedad, sencillez y trabajo' que es enseñado a las niñas, quedan los recuerdos de cientos de aventuras femeninas.

De ellas tiene conocimiento Gloria Ojeda, una bibliotecaria egresada de la institución hace 51 años.

Con algo de gracia recuerda una vez que, después de que una religiosa la llevara a ella y a varias compañeras a visitar la Fábrica de Licores del Atlántico, funcionarios de la empresa les obsequiaron muestras de sus productos: vino de corozo, ron blanco, entre otros.

'Como no sabíamos, entre nuestra inocencia, conseguimos una olla y mezclamos todos los licores. Entre alumnas y docentes compartimos el cóctel y a unas cuantas horas estábamos tan mareadas, que una de las religiosas se agarraba a la pared y pedía a Dios ayuda', cuenta entre risas Ojeda.

Hoy la institución se caracteriza por su proyecto de Infancia Misionera, su vocación pastoral y la creación de grupos juveniles y catequistas que desarrollan labor social en la ciudad.

Instituto Ariano

Sus inicios datan desde 1896, luego de que tuviera éxito en la ciudad la iniciativa de las hermanas Ariano, que quisieron educar en casa a su hermano José Manuel Ariano.

Según la historia institucional, las mujeres estaban cansadas de la enseñanza tradicional y, por ser conocedoras del método Montessori, decidieron implementarlo en su hogar.

La escuela en casa creció a tal punto que debieron alquilar habitaciones para continuar su labor. Oficialmente, el colegio abrió unos 15 días antes que el Biffi La Salle.

'Después mi madre, Blanca de Maya, compró el colegio y este se volvió su familia. Yo gateé y crecí aquí, así que el Ariano es mi hermano mayor', recuerda Stella Maris, presidente y única hija de quien fue dueña por más de 50 años, cuando invirtió $50 en la compra del colegio.

Si bien fue pensado como una institución para formar señoritas, luego de muchos años de insistir y tratar de convencer a doña Blanca, se aceptó el ingreso de niños.

La primera promoción fue 2013, año en el que se graduaron 4 hombres entre decenas de niñas.

'Incluir a los chicos fue un proceso muy bonito porque lo hicimos con una estrategia de formar a caballeros, así que cada mes entregábamos la medalla al caballero del buen trato. Al colegio comenzaron entrando niños cercanos a la familia Ariano y luego se expandió', comenta Ana Cárdenas, coordinadora de convivencia de la institución. Actualmente el Ariano tiene matriculados más de 300 niños.

Biffi La Salle

Las primeras clases de este colegio se dieron en una casa del barrio San Roque, luego de que el monseñor Eugenio Biffi abriera oficialmente las puertas de la escuela en 1896, tras la llegada a Barranquilla de tres hermanos franceses, pertenecientes a las Escuelas Cristianas.

Cinco años después, una terrible crisis a causa de la guerra de los mil días hizo que el colegio cerrara y que fuera ocupado por tropas del Gobierno bajo el mando del general Pedro Nel Ospina.

Más tarde fue recuperado por una comunidad de hermanos Largion Jules, quienes hicieron los arreglos necesarios y lograron graduar, en 1913, a la primera promoción del Biffi.

Hoy día el colegio continúa sus labores educativas en otra sede, ubicada en la calle 85 con carrera 53, lugar donde se dio la bienvenida también a las mujeres, en el año 1975.

Por este cambio, las instalaciones tradicionales y con toque italiano pasaron a ser el Instituto Gratuito La Salle, donde primero se iniciaron clases de artes, que recibieron el nombre de Artesanías La Salle.

'Funcionamos de manera independiente, pero guardamos aún mucha relación', explica la rectora del Instituto La Salle, Gisselle Ramos.

'Hay grandes diferencias entre ambos colegios, especialmente porque el Biffi La Salle maneja estudiantes de estratos 4, 5 y 6 principalmente, mientras nosotros tenemos 2, 3 y 4. Un chico de allá se va de vacaciones a Europa, uno aquí quizás a algún lugar más cerca', dice.

Incluso, explica, el instituto se tomó esa sede con el propósito de enseñar a jóvenes de escasos recursos. Pese a las diferencias, ambos colegios se encuentran en los niveles muy superior, ahora conocidos como A+.
'Hacemos actividades juntos y en los foros que convocamos ellos nos visitan o viceversa. Todos hacemos parte de la familia sallista', expresa Ramos.

En cuando a los colegios públicos, los más antiguos son el Colegio de Barranquilla (Codeba) y la Escuela Normal Superior La Hacienda.

Fotos archivo EL HERALDO

Colegio de Barranquilla (Codeba)

Con solo 95 años de ser fundada Barranquilla y acoger a 50 mil habitantes, el lunes 20 de julio de 1908 el gobernador José Francisco Insignares Sierra había organizado, a través del Decreto Nº 157 de 1908, una serie de actos dentro de los cuales se incluía en su punto sexto, el relacionado con la fundación del Colegio del Atlántico, nombre con el cual inició labores el actual Institución Educativa Colegio de Barranquilla Codeba.

Su primer rector fue el pedagogo alemán Carlos Meisel, por un periodo de dos años.

En 1909 su nombre cambió por el de Colegio Industrial de Barranquilla, hasta que en 1910 se le denominó Colegio de Barranquilla, año en que asume la rectoría Don Jorge Nicolás Abello. Aunque en un principio se fundó como una escuela para varones, los cambios introducidos por la Ley General de Educación o Ley 115 lo llevaron a su transformación en una institución mixta desde los inicios del siglo XXI. Entre sus más destacados alumnos están Don Juan B. Fernández Ortega (cofundador de los diarios La Prensa y El Heraldo); Benjamín Sarta, cofundador de la Universidad Autónoma del Caribe y Rubén Mauri Pertúz, cofundador de la Corporación Universitaria de la Costa CUC. Su historia también fue marcada por el dolor, cuando en 1971 murió el estudiante codebista Julián Restrepo como consecuencia de luchas estudiantiles.

Escuela Normal Superior La Hacienda

Sus salones y pasillos fueron pensados para los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el año 1936. Antes, en 1914, un local se levantaba en la carrera 41 entre calles 35 y 36 del Centro de Barranquilla, donde erigía la antes llamada Escuela Normal Nacional para Varones del litoral Atlántico. De 1919 a 1932 fue reconocida como la Normal Vieja y con una formación perfilada a la docencia. Luego, por la reforma educativa de 1932, se determinó el funcionamiento de cuatro normales en el país: Bogotá, Tunja, Popayán y la Normal del Litoral Atlántico, con sede en Barranquilla.

Por contrato del Ministerio de Educación Nacional, entre 1957 y 1979 la Escuela Normal fue encargada a la comunidad de los hermanos cristianos de La Salle. En este momento, las directrices religiosas estuvieron a cargo de los españoles José Feliciano y el Galo Ladislao.

La presencia durante 23 años de la comunidad Lasallista marcó un hilo de trascendencia para la institución, con renovados aires pedagógicos a la generación de estudiantes de la provincia.

En sus más recientes datos históricos están los quince años del Rumbón Normalista, que recientemente celebró su aniversarios en honor a los diez Congos de Oro y el título de Grupo Folclórico en Categoría Excelente que posan con orgullo sus más de 100 integrantes que con entusiasmo danzan a ritmo de Carnaval.