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En la iglesia Cristiana Jesucristo Puerta Angosta no solo se celebró la unión de un amor inquebrantable, sino que también se hizo un sentido homenaje a la resiliencia. Kelly Alcalá, la barranquillera que perdió parte de sus extremidades inferiores y sus manos en medio de una lucha contra el cáncer en su sistema linfático, cumplió finalmente el sueño de casarse con Raúl Zamora.

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Su historia de lucha, esfuerzo y supervivencia ha conmovido a cientos de personas. Esta mujer ha demostrado que, a pesar de todo, siempre existe un motivo para seguir viviendo. Fue así como este domingo pudo hacer realidad su anhelo de unirse en matrimonio con su compañero de vida desde hace más de una década.

Esta fecha ‘coincidió’ con la celebración de los 38 años de Kelly y el aniversario número 15 de su relación. Tres motivos que dejan grabado este día en la memoria de la familia Zamora Alcalá.

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Desde su llegada a la iglesia, Kelly estuvo conmovida en todo momento. No ocultó su agradecimiento a Dios y la vida por permitirle vivir este momento.

“Me siento agradecida con Dios, primero que todo, porque comencé el sueño que yo más anhelaba, que era casarme. Definitivamente los sueños se hacen realidad, y después que sea con el señor todo se puede cumplir”, dijo la mujer al equipo periodístico de EL HERALDO que estuvo presente en la ceremonia.

También aprovechó la oportunidad para expresar su agradecimiento a su futuro esposo, quien ha sido su apoyo durante los momentos más difíciles de su vida: “A Raúl le doy gracias por estar conmigo en estas duras batallas”.

Gabriel Olivera

Cerca de 60 personas estuvieron presentes en el recinto religioso. Familiares, amigos y miembros de esta congregación fueron testigos de esta unión, que refuerza la historia de amor que empezó en las calles del popular barrio Rebolo, en Barranquilla.

Una decoración minimalista con un arco que llevaba las iniciales de los novios y un ambiente de alegría se palpaba entre los invitados. Aunque la ceremonia se había planteado a las 5:30 p. m., inició una hora después debido a que los padres de Kelly tuvieron problemas para llegar hasta el lugar.

En medio de la extenuante espera, Raúl Zamora estuvo recibiendo a familiares y amigos en la iglesia. El novio se notaba nervioso, pero una sonrisa sincera se expandía en su rostro cuando veía a algún conocido.

“A Kelly la amo. Siempre voy a estar con ella por el resto de la vida. A pesar de todos los problemas y dificultades vamos a seguir adelante de la mano de Dios”, dijo el novio.

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Cuando el reloj marcaba las 6:45 p. m., Kelly llegó hasta la iglesia en un carro azul que estaba decorado con flores. Como parte de la decoración, el automóvil también llevaba atado en la parte de atrás tres latas que al chocar con el piso anunciaban su llegada.

Con la ayuda de sus allegados, la mujer salió del carro y se sentó en su silla de ruedas. Luego, le acomodaron el velo y una vez pisó el mármol de la iglesia, los pétalos de flores blancas empezaron a volar por encima de ella y los flashes de los celulares no se hicieron esperar.

La hilera de personas le abrió su camino al altar, en donde la esperaba Raúl, elegante de traje gris, con una sonrisa conmovida y unos ojos cristalizados. El sueño de él, el sueño de ella se hizo realidad: unirse en matrimonio bajo los ojos de Dios.

Gabriel Olivera

Un triunfo de todos

La boda es el final feliz de una historia que no parecía poder tenerlo. Por ende, la unión de Kelly Alcalá y Raúl Zamora llenó de regocijo a los corazones de sus conocidos y familiares. Algunos de ellos testigos de las fuertes batallas que ambos atravesaron.

Tal es el caso de la mejor amiga de Kelly, Mariluz Mendoza, quien es enfermera y estuvo apoyando a Alcalá durante su enfermedad: “Kelly ha cambiado bastante. Estoy feliz porque ese era uno de sus sueños cuando yo la fui a visitar a la clínica. Ella me decía:’ Ay, Mari, mira cómo estoy’. Y yo le decía que tuviera fe en Dios. Finalmente se recuperó y se le cumplieron sus sueños”.

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Para su madre Hilda Esther Narváez, también fue difícil ver a su hija enferma en la cama de un hospital. Los doctores llegaron a confesarle que Alcalá no tenía posibilidades de vivir, pero el milagro llegó: “Kelly ha sido muy valiente y muy fuerte. A veces decae y toca empujarla para que siga adelante”, agregó Narváez.

Por otro lado, su hermano, Jorge Luis Alcalá, se mostró dichoso al ver cómo su hermana está sana frente al altar. El apoyo hacia ella, cuenta el joven, ha sido incondicional, pues para él Kelly es su ‘pechichona’, y verla padecer por todo lo que atravesó también fue un golpe duro.

Gabriel Olivera

“Sí, acepto”

“Amor, te entrego este anillo que simboliza nuestro amor. A pesar de todas las adversidades, de todas las pruebas, nos hemos mantenido juntos durante todos estos años”, le dijo Raúl Zamora a Kelly frente al altar, mientras jugaba con el anillo con sus dedos.

La sortija estaba sostenida por una cadena, por lo que Zamora procedió a colocarla en el cuello de su ahora esposa. Ante eso, Kelly le respondió: “Mi amor, te doy gracias por estar conmigo… Te amo demasiado”. Y colocó el anillo en el dedo de su marido.

El beso, la ovación de los invitados, y las lágrimas de Kelly sellaron el final feliz de una historia llena de dificultades. La boda fue un simbolismo al triunfo de la vida y del amor. Un hito que, más que registrar una culminación, marcó el comienzo de una nueva etapa.