En el corazón de Barrio Abajo, en la cercanía a la Casa y Museo del Carnaval, un grupo de madres cabeza de hogar de diferentes sectores de Barranquilla trabajan dentro de un taller de costura los 365 días del año para hacer posible la fiesta más grande de Colombia.
Si bien su trabajo es poco conocido, es una de las acciones que permite que el Carnaval sea la única fiesta sostenible de todo el país.
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La fábrica del vestuario, así como la llaman los hacedores tradicionales del evento, hace parte de la estrategia ‘Carnaval Hecho a Mano’, que desde el año 2023 reutiliza las prendas de algunos grupos folclóricos y hasta las vallas publicitarias para convertirlas en la piel de las organizaciones más vulnerables que desfilan y ponen a gozar a propios y visitantes cada año.
La operación del taller durante cada jornada del calendario no es sencilla, pero es alimentada tanto por el esfuerzo y empeño de cada trabajadora como por la energía que recibe de 9 paneles solares instalados en la fábrica.
Juan José Jaramillo, director de Carnaval. S.A.S., explicó a EL HERALDO que la economía circular y la transición energética hacen parte del sello sostenible de la estrategia ‘Carnaval Hecho a Mano’.
“Un taller como este de costura nos permite generar esa economía que trae el carnaval los 365 días del año, pero además demostramos nuestro discurso de protección del medio ambiente y sostenibilidad porque logramos tener unos paneles solares que ahorran energía y todo el consumo que requieren las 16 máquinas que tenemos en el taller, así que aspiramos a ser referentes culturales en todo este tipo de proyectos”, declaró.
De esta manera, dio a conocer que “la instalación de los paneles solares tiene un impacto considerable en el tiempo para que lleguemos a una cuota cero en la tarifa de energía. El consumo fluctúa con respecto a la época del año. Para la temporada actual que trabajamos de corrido hasta febrero para que el carnaval quede producido hay unos picos altos de energía; sin embargo, de marzo a septiembre estamos con un consumo menor así que utilizamos el taller para otras cosas”.
Resaltó que cada año los talleres de costura se fortalecen con esta energía sostenible para proveer de vestuario a los grupos folclóricos más vulnerables de la ciudad.
“Lo que hacemos anualmente es seleccionar a 10 grupos folclóricos, aproximadamente 400 a 600 personas, entre los más de 25 mil actores de carnaval que participan en los desfiles, para ser proveedores de sus vestuarios, entonces el taller se encarga de producir las piezas a ellos y a los patrocinadores que se nos unen cada año, porque con eso financiamos también el vestuario a otras agrupaciones”, explicó.
La producción de la fábrica no se limita a vestuarios, sino que también fabrica bolsas de mano reciclables alusivas al carnaval para dinamizar la economía local.
“Al día de hoy nuestras tiendas de artesanías y almacenes en Colombia y el mundo gozan de este tipo de bolsas fabricadas por nuestros artistas del carnaval que utilizan vallas publicitarias para su elaboración y venta. Son casi dos mil metros de lonas de palcos de la Vía 40 y del Carnaval utilizadas para producir estos materiales y mantener viva la tradición de nuestros hacedores de la fiesta”, comentó.
El carnaval es una fiesta de todos, y son varias las manos que se entrelazan para hacer realidad el ‘Carnaval Hecho a Mano’, ya que desde su implementación se requirió de un proceso de capacitación para las cerca de 16 madres cabeza de hogar que hacen parte del proyecto.
Por este motivo, la Fundación Santo Domingo, la Cámara de Comercio, la Alcaldía de Barranquilla, el Sena y Air-e acudieron al llamado de ayuda para poner en marcha toda la operación de la fábrica del vestuario en Barranquilla.
Aporte desde las comunidad
Hace seis meses, Karen Salgado se inscribió a una convocatoria para ser parte de la fábrica del vestuario, en Barrio Abajo. Al principio asumió esta nueva responsabilidad con dudas en el aporte que podría generar a una fiesta tan grande como lo es el carnaval, pero con el tiempo se dio cuenta de que los barranquilleros son quienes construyen su propio ambiente e identidad local.
“Cuando me uní al equipo no pensé en todo el impacto que podría tener mi trabajo, pero he creado un sentido de pertenencia por lo que hacemos desde la fábrica, porque los hacedores del carnaval nos necesitan para poder brillar y poner a gozar a todo el mundo cada año. Realmente espero seguir con este proyecto, ya que me ayuda mucho también para mi economía y comercializar productos hechos por mis manos”, indicó.
Karen aprendió a coser en una máquina vieja que se había conservado ante el paso de los años en la casa donde reside en el barrio Las Moras.
“Mi hermana se dedicaba a esto y me fue enseñando, creo que ya la superé porque no es fácil hacer todo el diseño de los vestuarios y bolsas reciclables para el carnaval; sin embargo, estoy agradecida porque el talento local sí es tenido en cuenta y también el esfuerzo de cientos de familias para dinamizar la economía de la ciudad y hacer posible el carnaval”, confesó.
Un aporte a la labor de los hacedores
El alcance de la estrategia ‘Carnaval Hecho a la Mano’, no se puede resumir solo en cifras, pero hasta la fecha ha logrado impactar a más de 9 mil bailarines y 150 directores de comparsas.
Además, permitió aportar a la fabricación de la indumentaria de más de 24 empresas y sus empleados.
Por otro lado, el Carnaval de Barranquilla maneja varios ejes de sostenibilidad que han significado una mayor protección del medio ambiente durante la fiesta. Tal es así que en 2024 se midió por primera vez la huella de carbono de los siete eventos más importantes de la fiesta, convirtiéndose en ejemplo para otras celebraciones del mundo.
Este esfuerzo se consolidó con la certificación bajo la Norma Técnica Sectorial Colombiana NTS-TS 006-1, que reconoce al Carnaval como operadora de eventos sostenibles.


