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El contralor delegado para el sector de Minas y Energía, Germán Castro, expresó su preocupación por la difícil situación financiera de Air-e, pese a su intervención en septiembre del año pasado por parte del Gobierno nacional a través de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, precisamente porque la empresa no contaba con las garantías para seguir operando en los departamentos de Atlántico, Magdalena y La Guajira.

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Durante su participación en el 17° Congreso de Energía de Acolgén, que se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá, el funcionario dijo que en este momento no se vislumbra un mejor futuro para la empresa Air-e, teniendo en cuenta que, al ser la Superservicios una entidad del Estado, tiene que recurrir al Presupuesto General de la Nación.

“Y todos sabemos que ese presupuesto está complicado, no hay mucho dinero disponible y, para el año entrante, tampoco se vislumbra una mejor situación”, indicó.

En ese sentido, señaló que las intervenciones deben ser decisiones bien pensadas, financiadas y analizadas. “Hay muchos pasos previos antes de intervenir una empresa: hay que hacer acuerdos con ella, ayudarla a organizarse. Pero llegar a intervenirla de manera precipitada es lo que nos preocupa”, expresó Castro.

Advirtió que es necesario que haya total claridad con los recursos con los que cuenta el Estado para usarlos en las intervenciones. “Porque el remedio de la intervención no fue efectivo. No lo vemos todavía”.

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Dijo que la Contraloría junto con la Procuraduría viene revisando la situación de Air-e y lo que han observado es que hay un creciente aumento de las deudas de esta empresa –ya intervenida– con los generadores.

La incertidumbre que ronda ahora es que, si las empresas generadoras no reciben los pagos oportunamente por la energía vendida a las comercializadoras, también tendrán dificultades para adquirir los insumos necesarios para seguir generando energía.

Este sería no solo un problema local, es una situación que termina afectando al país en general. “Estos generadores de energía térmica, a gas o diésel, aportan al suministro de todo el país. Y cuando apagan, no hay más energía”, manifestó.

El problema adicional, advirtió, es la limitación que impide suspender el servicio cuando no se paga. Y al llegar a este límite, el proveedor termina por no seguir suministrando energía porque no tiene recursos para comprar el gas natural —importado o nacional— que requieren las térmicas como Tebsa y Candelaria, entre otras generadoras de energía.